viernes, 13 de noviembre de 2009

Más mujeres pasan a formar parte de la economía informal

Más del 50 por ciento de las mujeres trabajadoras se desempeñan en el ámbito informal.

Cochabamba / Los Tiempos.- Ante la falta de fuentes de trabajo, la mayoría de las mujeres bolivianas en edad laboral y las personas mayores de 50 años forman parte de los “grandes ejércitos” de la economía informal.

El estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) “Trabajo y familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social” señala que el porcentaje de mujeres que trabajan en Bolivia supera el promedio de América Latina, aunque la mayoría desempeña esa actividad laboral en la economía informal o no percibe remuneración.

Según el estudio, cerca del 61 por ciento de las mujeres en el país son activas laboralmente, frente al 53 por ciento registrado en América Latina y el Caribe.

Sin embargo, más del 50 por ciento de las trabajadoras bolivianas se desempeña en el mercado informal o no percibe remuneración alguna. El promedio de la región en este campo es de 36 por ciento.

Asimismo, solamente el 10 por ciento de la población económicamente activa (PEA) femenina en el país tiene acceso a los beneficios y garantías de seguridad social.

En un recorrido por la avenida San Martín, Los Tiempos pudo comprobar que la mayor parte de las personas que conforman el grupo de trabajadores informales son féminas.

Todos los días, las calles del centro de la ciudad e inmediaciones de los principales centros de abasto se ven invadidas de comerciantes que venden de todo, desde agujas hasta ropa, zapatos, libros, cuadernos, comida, CD y películas, entre otros productos.

La informalidad es un fenómeno que se presenta en todas las ciudades del país. En Cochabamba se ha convertido en algo tradicional producto de la situación económica por la que atraviesa el país hace más de 25 años.

Bertha Mamani, una mujer que sobrepasa los 60 años de edad, indica que sobrevive con la venta de caramelos y golosinas. “Hace diez años que vendo golosinas en la calle. Lo hago porque no tengo a nadie que me mantenga. Lo que comercio me alcanza para la alimentación y pagar el alquiler de mi cuarto. Cuando uno se hace viejo es difícil encontrar trabajo”, lamenta Mamani.

En otro estudio, el Ministerio de Trabajo indica que las personas mayores de 50 años y las de la tercera edad que no pueden acceder a una fuente laboral en instituciones públicas o privadas por su avanzada edad se insertan también en el comercio informal.

Si las personas mayores de 50 años tienen dificultades para conseguir empleo, la gente de la tercera edad afronta problemas aun mayores.

La actividad de la economía informal se fortaleció con el Decreto Supremo 21060, emitido durante el último periodo presidencial de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989). Con la llegada a la Presidencia de Evo Morales poco o nada se ha hecho al respecto; la constante falta de empleo ha conllevado a que la actividad informal siga incrementándose en todas las ciudades del país.

El economista Fernando Landa Casazola indica que, si bien existe un claro vínculo entre la actividad económica y el mercado laboral, los altos niveles de pobreza ligados a un estrecho mercado interno obligan a que por varias generaciones las personas deban continuar con los trabajos de sus antecesores, que en su mayoría fueron informales.

Algunas de las características propias de los informales muestran con toda claridad que se trata principalmente de mujeres con bajos niveles de calificación e indígenas, afirma Landa Casazola.

Empero, los hombres también están en este trabajo informal. Así lo cuenta Domingo Nina, quien hace 40 años se dedica a vender artículos de ferretería. En 2001 tuvo un accidente. “Esta actividad me ha ayudado a poder subsistir. Gracias a esto llevo el pan de cada día a mi familia”, dice Nina, quien todos los días sale a las seis de la mañana a vender y se queda hasta las diez de la noche.

Ejecutivo ratifica compromiso

El viceministro de Trabajo, Adalberto Rojas, consideró que la atención de la economía informal es “una asignatura pendiente” en la región. Explicó que el Gobierno realiza un proyecto para “monetizar” el trabajo de las mujeres en sus hogares, como un reconocimiento a esa labor no remunerada, y ratificó el compromiso del Ejecutivo para acabar con todas las formas de discriminación.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace una diferenciación entre “economía informal”, “empleo informal”, “sector informal” y “trabajo no protegido”. La expresión “economía informal” se usa para hacer referencia al concepto general de informalidad que incluye tanto relaciones de producción como las relaciones de empleo.

El economista Fernando Landa Casazola señala que relacionando la anterior definición con la información disponible en las encuestas a hogares se puede englobar los empleos en cinco las categorías: doméstico (trabajadoras del hogar), estatal (población que trabaja en la administración pública), familiar (trabajadores por cuenta propia y los trabajadores familiares sin remuneración), semiempresarial (ocupados en establecimientos con menos de cuatro personas) y empresarial (ocupados en establecimientos con más de cinco personas).

Cuatro años en las ventas

“Hace cuatro años que me dedico a la venta de zapatos en la avenida San Martín”, contó Inés de Aquilino, a quien le va “más o menos” con las ventas, puesto que por cada unidad de calzado vendido gana cinco bolivianos.

Según De Aquilino, esta actividad la realiza por necesidad y para mantener a su familia. Tiene cinco hijos y su esposo ya está muy mayor, “está cansado y ya no puede trabajar”, explicó.

“Antes trabajaba como empleada doméstica, pero como ya tengo más años y no hay fuerzas para desarrollar otras actividades, me dedico a esta actividad”, dijo.

Vender en la calle le permite subsistir y ayudar a que sus hijos terminen sus estudios. La mercadería que vende la adquiere por cuartas o medias docenas de las comerciantes que las traen de Chile o de Oruro.

“Los clientes pasan y preguntan, si les gustan los zapatos, los compran”, señaló De Aquilino, a quien la Alcaldía, al igual que a sus compañeras, le permite vender en la calle a cambio de que pague un impuesto anual.

Algunos datos laborales

Mercado y oferta laboral

Según el Ministerio de Trabajo, el mercado laboral en Bolivia está distribuido de la siguiente manera: empleados de oficina, 21,9 por ciento, que agrupa a las personas de entre 20 a 24 años.

El Sistema de Unidades Promotoras de Empleo del Ministerio de Trabajo detectó que el 6 por ciento de las personas de 25 a 29 años son profesionales, científicos e intelectuales. Otro grupo, comprendido entre 30 y 34 años, trabaja como técnico.

Características propias

Algunas de las características propias de los informales llevan a asegurar que se trata principalmente de mujeres, con bajos niveles de calificación e indígenas. Estas personas principalmente desarrollan sus actividades en áreas de comercio, agropecuaria y transporte. Este grupo de población en condición de exclusión, como plantean algunos autores, posee menores ingresos laborales en relación con sus pares formales, lo cual lleva a pensar en una alta probabilidad de ser pobres.

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