¿Qué haremos con estos vendedores "ambulantes"? es la pregunta del los alcaldes de Bucaramanga y otras ciudades de Colombia. Pues creo que nada. Ya que como son ambulantes, están en constante movimiento y no se les puede prohibir el transito en las calles de la ciudad de los parques o ¿ciudad universitaria? ya ni se sabe donde se vive; en fin. Lo más curioso es que se les llama vendedores ambulantes a los pequeños vendedores de productos y servicios que se encuentran establecidos en el espacio público. Lo cual es una incoherencia con su denominación, ya que un ambulante se mueve no se queda quieto en el mismo sitio todo el día o toda la noche. Además, es evidente los campamentos repletos de mercancía, sillas, luz, bebidas, lo único que falta es el baño. Entonces, no estamos hablando del que tiene un coche de bebé para vender cigarrillos, estamos refiriéndonos a un cubículo o burbuja como la de los centros comerciales; pero en la calle y sin pagar IVA, ni demás impuestos que exacerba la paciencia de la DIAN. Por eso terminan mandándolos a centros comerciales que no entra nadie. Para que cumplan con sus obligaciones tributarias.
La calle ofrece muchas ventajas, esa inmediatez de agacharse o estirar el brazo para comprar algo no la tienen ningún centro comercial en el mundo. La calle es un sitio netamente comercial y muchas partes de mundo los vendedores callejeros, porque así se le deben llamar; hacen parte del paisaje. Por lo tanto, esa situación del policía detrás del vendedor que parece a papa Noel con una bolsa grande de regalos, va continuar. Pero el que se escuda con el derecho al trabajo y monta circos de comidas rápidas ¿que pasara con él?
Finalmente la cultura colombiana se refleja en las calles en los vendedores, en la gente, en el desorden, en la venta de cualquier cosa impuesta por comisiones les pone a vender. Es un problema my profundo que no se acaba con las inertes y pesadas vallas de " Espacio Publico Recuperado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario