Este diagnóstico se refleja en el estudio regional 'Trabajo y Familia: hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social' elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y presentado hoy en La Paz.
Según el documento, cerca del 61 por ciento de las mujeres en Bolivia son activas laboralmente, frente al 53 por ciento registrado en América Latina y el Caribe.
Pero más del 50 por ciento de las trabajadoras bolivianas se desempeña en el mercado informal o no percibe remuneración alguna, cuando el promedio de la región es de 36 por ciento.
El reporte agrega que solo el 10 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) femenina en Bolivia tiene acceso a los beneficios y garantías de seguridad social.
La experta en género de la OIT para América Latina, María Elena Valenzuela, explicó que la creciente participación femenina en el mercado de trabajo ha generado tensiones entre el mundo laboral y el familiar, con altos costos sociales y económicos para los países, pero sobre todo para las mujeres.
Agregó que al estar el país por encima del promedio regional, 'uno podría pensar que esta tensión en Bolivia es mayor que en otros países'.
Valenzuela señaló, sin embargo, que mientras menores sean los niveles de educación e ingreso de las familias, mayores son los trabajos que tienen que realizar las mujeres dentro y fuera de casa, por lo que muchas de ellas se ven obligadas a tener empleos informales.
De su lado, la coordinadora de las Naciones Unidas en Bolivia, la japonesa Yoriko Yasukawa, indicó que el informe propone el desarrollo de políticas públicas 'que hagan compatible la vida laboral y la familiar, sobre el entendimiento de que el trabajo de hogar no debe ser responsabilidad solamente de las mujeres'.
'En ese sentido, esperamos que el informe sea un aporte interesante al debate que Bolivia está teniendo sobre cómo convertir este nuevo paradigma del 'vivir bien' (una consigna del Gobierno de Evo Morales) en políticas concretas', agregó.
Yasukawa abogó por que las tareas hogareñas sean compartidas no sólo entre hombres y mujeres, sino que además tengan apoyo estatal.
En ese marco, el estudio destaca entre varios ejemplos de buenas prácticas una iniciativa aplicada por algunos gobiernos municipales de Bolivia que han abierto centros de cuidado infantil para hijos de trabajadoras informales.
El viceministro de Trabajo, Adalberto Rojas, consideró que la atención a la economía informal es 'una asignatura pendiente' a nivel regional.
Explicó que el Gobierno realiza un proyecto para 'monetizar' el trabajo de las mujeres en sus hogares, como un reconocimiento a esa labor no remunerada, y ratificó el compromiso del Ejecutivo para acabar con todas las formas de discriminación.
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