Ingresamos en la época electoral; ahora, los partidos y frentes políticos procurarán seducir a los votantes con sus ofertas electorales. Todo indica que el tema de empleo será uno de los caballitos de batalla. Por ello realizaremos algunas puntualizaciones.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Población Económicamente Activa (PEA) es de aproximadamente tres millones ochocientos mil personas y tiene una tasa de crecimiento de 3,62% anualmente, es decir cada año ingresan en el mercado de trabajo en búsqueda de un puesto más o menos 135.000 personas, las que tienen que competir por una ubicación con el 7% de desocupados, es decir contra 260.000 desempleados. En promedio, en los recientes años la economía creó alrededor de 112.000 puestos de trabajo; suponiendo que no hubiera variado esa situación, significa que aproximadamente 23.000 personas quedan sin empleo cada año. De continuar esta situación, al finalizar el próximo gobierno se tendría a 115.000 personas que no pudieron hallar un puesto de trabajo.
Pero esa situación numérica oculta otra: la calidad del empleo. Ya no es un secreto que el 60% de los empleos que se crean en el país pertenece al denominado Sector Informal. Traduciendo esa cifra encontramos que 2.280.000 personas están ubicadas en este sector en el que se tienen muestras apreciables de que la calidad del empleo no tiene comparación con la que se espera en el sector moderno o estructurado de la economía.
Por consiguiente, los candidatos no sólo tienen que pensar en la creación de nuevos puestos de trabajo, sino también en mejorar los ya existentes. Eso significa que se tiene que realizar mínimamente una propuesta de seguro médico y de largo plazo. Por otro lado, los puestos de trabajo creados en los últimos años han sido en aquellos sectores que tienen baja incorporación tecnológica. ¿Qué quiere decir esto?, pues que la demanda de mano de obra la realizaron para cubrir actividades en los rubros de la construcción, servicios básicamente ubicados en el sector de alimentos (bares, restaurantes, etcétera) y no así en los sectores industriales, que son aquellos que buscan trabajadores calificados.
Esto nos lleva a pensar en un segundo grupo de propuestas vinculadas con los procesos de industrialización del país, pues dependerá de la dinámica que tenga la inversión en los rubros industriales para también mejorar la calidad del empleo, esta vez a partir de la capacitación y formación de la mano de obra.
Ahora bien, los que estarán pendientes de este tipo de oferta serán los jóvenes, pues son ellos los que ingresan por primera vez, con sus capacidades, sus conocimientos, etcétera, en el mercado de trabajo. A este segmento poblacional no le interesa mucho los programas de salud o de jubilación. La oferta electoral en estos campos será dirigida hacia los mayores de 40 años y que actualmente están vinculados con el sector informal.
De todas maneras esperemos que las ofertas sean atractivas y creíbles. Pues en las recientes elecciones asistimos a un torneo de ofertas electorales. A la oferta de 250.000 nuevos empleos se respondía con 500.000 y así sucesivamente. Esperemos que ese tipo de campañas engañosas no se vuelvan a repetir por la salud de la economía y porque en la etapa electoral se tiene que debatir el país que queremos tener.
Rodolfo Eróstegui T Economista laboralista
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