Para 2009, se prevé que el empleo no registrado supere el 40% en la Argentina, de acuerdo al último Boletín de Empleo y Desarrollo Social de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Argentina.
En el último trimestre de 2004, la incidencia del empleo informal era de 48,9% y luego fue decreciendo, hasta llegar a 36,3% en el tercer trimestre de 2008. A partir de allí, la creación de empleos se desaceleró a la vez que aumentó la tendencia al deterioro de su calidad.
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En el tercer y el cuarto trimestre de 2008 la cantidad de asalariados no registrados en los grandes aglomerados urbanos donde se realiza la Encuesta Permanente de Hogares aumentó en 176.000 trabajadores.
De acuerdo a esta fuente, las principales causas que impiden el crecimiento del empleo formal son la dificultad y el riesgo que implica contratar a un trabajador en blanco.
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El trabajador informal queda excluido del sistema, sus derechos y beneficios. No cuenta con cobertura de una obra social, asignaciones familiares, aportes jubilatorios ni recibo de sueldo que le permita acceder a un crédito.
Sus sueldos se fijan debajo del mínimo legal y el correspondiente al sector, las jornadas de trabajo se extienden más de lo legislado y es frecuente que no cobren vacaciones ni horas extras.
De acuerdo a los especialistas de la UCA, para que disminuya la informalidad debe aumentar el empleo formal, cuestión compleja en un contexto de escaso o nulo crecimiento de la actividad como el actual.
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