Por Ketaki Gokhale
Ramangaram, India
Se está formando una crisis de crédito en las "microfinanzas", el negocio de otorgar los créditos más pequeños del mundo.
Los micropréstamos ayudan a la gente pobre a financiar pequeños negocios, como puestos de comida, árboles frutales o vacas lecheras, en barrios marginales y lugares donde es difícil obtener un préstamo normal. Pero lo que empezó como un experimento social para ayudar a los más desposeídos ha demostrado que también puede ser rentable.
Esto ha atraído a los fondos de capital privado y otros inversionistas que, en los últimos años, han inyectado miles de millones de dólares en la industria de microfinanzas de todo el mundo.
El resultado es que esta industria global, en gran parte conformada por pequeños prestamistas financiados por fondos de inversión de microfinanzas mayores, ha expandido su concesión de préstamos a un ritmo de 40% a 50% anual durante los últimos cinco años, según el Grupo Consultivo de Ayuda a la Población más Pobre (CGAP, por sus siglas en inglés), un instituto de investigación del Banco Mundial.
"Tememos una burbuja", dice Jacques Grivel, de Finethic, un fondo de inversión de US$100 millones con sede en Luxemburgo que se concentra en Latinoamérica, Europa del Este y Asia. "Hay demasiado dinero en busca de unos pocos buenos candidatos".
El influjo de fondos del mundo occidental a países más pobres también despierta temores sobre el rendimiento de estos préstamos. Según el CGAP, la tasa aceptada de impagos ronda el 2%. En comparación, un impago sobre una hipoteca subprime en Estados Unidos se acerca más al 30%.
Gustavo Morón, gerente de Financiera Edyficar, un pequeño banco peruano especializado en préstamos para propietarios de pequeños negocios, dice que está atrapado entre la feroz competencia y una economía alicaída. En ciudades como Cusco, al pie de los Andes, Morón ha recortado las tasas de interés de 3% a 1% para rescatar los pagos de taxistas, artesanos y guías turísticos que no están recibiendo ningún dinero por culpa de la debilidad del turismo internacional. A medida que disminuyen las ganancias, Morón asume riesgos que antes no habría considerado. "Estamos concediendo préstamos a personas que hace dos años no habríamos aceptado", dijo en una entrevista por teléfono desde Lima.
En India, los microcréditos abiertos crecieron 72% en el año acabado el 31 de marzo de 2008, a un total de US$1.240 millones, según Sa-Dhan, una asociación de la industria en Nueva Delhi.
En Ramanagaram, una ciudad del sur de India donde se produce seda, Zahreen Taj notó el cambio en el sector de las microfinanzas. De pronto, en el barrio donde vive, mucha gente quería prestarle dinero. Tomó prestados US$125 para invertir en el carrito de vegetales de sumarido. Luego tomó más prestado.
"Pedí un crédito a un banco para pagar a otro. Y luego lo volví a hacer", dice Taj, de 46 años. En cuatro años, tomó cinco préstamos de dos microprestamistas en cantidades que fueron aumentando progresivamente: US$126, dos de US$209, US$293 y luego uno de US$356.
En el momento en que estaba más endeudada, compró un televisor. La llegada de la microfinanza "incrementó nuestros deseos de cosas que no teníamos", dice Taj. "Todos tenemos sueños".
Hoy, su casa está vacía exceptuando una alfombrilla y unos cuantos utensilios de cocina. Tras vender su televisor, electrodomésticos y joyas, redujo su deuda a US$94, el equivalente a una cuarta parte de sus ingresos anuales.
En Ramanagaram, el exceso de deuda está fomentando la tensión social. Muchos prestatarios se quejan de que los intereses de sus préstamos, que pueden variar entre 24% y 39%, alimentan un ciclo de constante endeudamiento.
En julio, las autoridades de la ciudad le pidieron al banco central de India que limite esas tasas o revoque las licencias de los prestamistas. "De otro modo, la situación actual podría llevar a un problema de orden público en el distrito", escribió K.G. Jagdeesh, vicecomisionado de la ciudad de Ramanagaram, en una carta al banco central.
Alpana Killawala, portavoz del Banco de Reserva de India dijo que el banco central no tiene costumbre de limitar las tasas para los microprestamistas, pero sí los insta a no cobrar intereses "excesivos".
Pequeñas deudas
"Esto nos preocupa mucho", dice Vijayalakshmi Das de FWWB India, una compañía que enlaza a microprestamistas con financiación de grandes bancos. "La gestión de riesgo no es un punto fuerte para la mayoría" de proveedores locales de microcrédito, añade. "Las microfinanzas tienen que aprender una lección".
La deuda nacional promedio en los hogares de India proveniente de prestamistas de microfinanzas casi se quintuplicó entre 2004 y 2009, de unos US$27 a unos US$135, según un sondeo de Sa-Dhan, un grupo de la industria. Estas cantidades son pequeñas según estándares globales, pero en la India rural, los más pobres subsisten con apenas unos dólares a la semana.
Algunos observadores culpan al cambio fundamental en el negocio de las microfinanzas de empeorar el problema. Tradicionalmente, los microprestamistas eran entidades sin fines de lucro concentradas en el servicio comunitario. En los últimos años, sin embargo, muchas de las firmas más grandes de micropréstamos se han registrado en el banco central de India como compañías de finanzas con fines de lucro. Eso las pone bajo un mayor escrutinio, pero también les da un mayor acceso a financiación.
El cambio les abrió la puerta a más dinero del capital privado. De los 54 acuerdos de capital privado (por un total de US$1.190 millones) cerrados en los últimos 18 meses en el sector de la banca y las finanzas de India, las microfinanzas representaron 16 acuerdos, por al menos US$245 millones, según Venture Intelligence, un servicio de investigación de capital privado.
"Hemos visto una gran transformación en la misión en las microfinanzas, que han pasado de tener un cometido principalmente social", apunta Arnab Mukherji, investigador en el Instituto Indio de Gestión en Bangalore, a convertirse en "una agencia de préstamos que quiere maximizar sus ganancias".
En diciembre, ya había más de 100 fondos de inversión en microfinanzas en todo el mundo, con activos en cartera por US$6.500 millones, según el CGAP.
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