Del bolsillo de los informales salieron BsF 500 mil para levantar 230 locales
Los nuevos propietarios se convertirán en contribuyentes formales pues tendrán número de RIF y pagarán patente de comercion (Venancio Alcázares)
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* Proyecto a imitar
Después de 32 años trabajando como buhonero debajo del puente Las Flores, en Petare, Luis Acuña, está a tres meses de convertirse en propietario, tener su número de RIF y pagar la patente de comercio de su local en el mercado Mamá Margarita, una obra inédita cuyos fondos salieron del bolsillo de unos 230 informales de Petare.
No hubo montos fijos para el pago de las cuotas, ni fechas rígidas para los depósitos en las tres cuentas bancarias que se abrieron para reunir los fondos.
El primer aporte de Alfredo Guevara, que consta en los libros contables que llevan los seis coordinadores del proyecto, fue de BsF 100 y se depositó el 13 de octubre de 2008. A partir de allí, los montos fueron variando de acuerdo con las posibilidades de cada trabajador.
Dora Matamoros, una de las líderes de este proyecto piloto, muestra los vouchers como evidencia de que las cuentas están claras. Hay depósitos de BsF 300, 500, 600 1.000, 2.000.
"Todo lo que se ha hecho aquí hasta la fecha ha sido con el dinero de la economía informal", cuenta Gladys López, otra de las coordinadoras y buhonera desde hace 15 años.
Las tres cuentas bancarias se abrieron con BsF 500 cada una. A partir de allí, los organizadores de la iniciativa calculan que los informales han invertido en la estructura, de dos pisos, BsF 500 mil, monto con el que se pagó el material de construcción, a la compañía de albañilería y a los herreros. "Los 230 locales los hicimos en tres meses, ahora falta la estructura metálica, la parte eléctrica y sanitaria", precisa Luis González, encargado de la obra, y agrega que estas etapas esperan por el aporte de la Alcaldía de Sucre.
"Se trata de una obra en conjunto entre la economía informal y la Alcaldía. El alcalde Carlos Ocariz nos asignó un arquitecto que modernizó los planos que ya existían y va a aportar parte de los recursos que faltan. En tres meses la obra debería estar lista", explica González.
La estructura era un albergue de niños que cerraron y tenía 7 años abandonada. "Cuando el ex alcalde Rangel Ávalos nos cedió el espacio, nos aclaró que no había dinero. Nosotros asumimos el reto, pero al principio muchos buhoneros no creyeron en el proyecto", cuenta Matamoros.
Los que decidieron invertir ahora sienten que aseguraron su futuro. Muchos están tan emocionados que quieren asumir en un 100% el costo de la obra, en caso de que la Alcaldía se demore mucho.
"Esta es la mejor forma de reubicarnos, hacer una obra en conjunto para que los buhoneros le tomen cariño. Vea el caso del mercado Gloria al Bravo Pueblo, el Gobierno les puso hasta la santamaría, y la edificación de 700 locales está invadida e inutilizada", reflexiona López.
Delia Meneses
EL UNIVERSAL
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