miércoles, 13 de mayo de 2009

Iglesia, condición humana y trabajo

Ante los frecuentes informes tanto locales como internacionales respecto a la situación del desempleo, paro, situación económica de crisis o recesión, y los diversos pronunciamientos oficiales, asi como de las propuestas de cambios en el renglón salarial tanto de los patronos, como del sector sindical, amen de los continuos informes sobre el incremento del trabajo informal y otros aspectos atinentes a área del Derecho del trabajo, nos ha parecido interesante hacer una abstracción , entrando en el marco de lo ético y de lo religioso para de esta manera analizar algunos documentos clericales surgidos en épocas diferentes dentro de la Doctrina social de la Iglesia y el Derecho del Trabajo.

Luego de celebrar el 1ro. De mayo el dia del Trabajo a nivel mundial, es valida la reflexión y toma de conciencia , sobre temas- tal vez olvidados o quizás no escuchados- que tienen que ver con el tema de la condición humana y su conexión con el Derecho del Trabajo.

La iglesia desde siempre ha sido un ente de opinión y de búsqueda de igualdad y equilibrio entre los individuos que integran las sociedades, y su doctrina social católica a través de varias encíclicas, es una muestra de ello.

Prueba de ello, han sido los diversos pronunciamientos clericales, que se han ocupado de remarcar respecto de la condición humana, estableciendo a través de su aval religioso la obligación por parte del estado ( en nuestro país, un Derecho constitucional) de garantizar un empleo a sus ciudadanos, proteger la libre elección de empleo, la seguridad y el mejoramiento de condiciones adecuadas para el retiro por vejez, la protección de la condición de la mujer y de los menores, y algunos otros aspectos, los que por esta ocasión, solo serán enunciados.

Respecto al trabajo, la encíclica “ Mater et Magistra de Juan XXIII, del año 1961, señala que “ el trabajo debe ser tratado no solo como una mercancía sino como una expresión de la persona humana “, con lo cual se afirma el corolario sobre la razón de ser del derecho del trabajo desde el punto de vista del individuo “per se “.

Sin embargo , no deja de asombrar tomando en cuenta esta aseveración papal, en un país con una alta tasa de desempleo, que desborda más del 16 % y los continuos abusos y afanes mercantilistas en los que incurre el patrono de manera reiterada, incrementado en estos tiempos en que el desempleo crece cada dia.

El indicado documento religioso, plantea el hecho de que el hombre y la economía están interconectados, por lo que “e l orden social y su progreso deben siempre girar en torno al bien de las personas, puesto que el orden de las cosas debe estar subordinado al orden de las personas, y no a la inversa”. Este enunciado vuelve y enfoca el lado humano, por lo que es pertinente, frente a la situación del país, en donde los números y la economía han venido arrojando balances “positivos” y “superávits “, parafrasear dicho pronunciamiento eclesiástico y preguntarnos si la economía esta al servicio de las personas o viceversa?

Siguiendo con el lado humano de los pronunciamientos de la Iglesia en materia de trabajo, el mismo Papa Juan XXIII, en su encíclica “Parcen in Terris “señalaba que “Todo hombre tiene derecho al trabajo y a la iniciativa en el área económica. A esos derechos está ligado indisolublemente el derecho y la condiciones de trabajo que no comprometen ni la salud, ni la moralidad y que no entorpecen el desarrollo moral de la juventud, y para el caso de las mujeres, el derecho y las condiciones de trabajo en armonía con las exigencias de su sexo y sus deberes de esposa y madre “.

En este pronunciamiento se reafirma la necesidad de que el derecho del Trabajo sirva al hombre y a su estabilidad dentro del tren de la producción, sin olvidar su salud, moralidad, protección por sexo, edad, etc, proclamando un principio de Derecho internacional respecto a la igualdad laboral y a la protección del trabajo de los menores, asi como la protección legal de la mujer como ente base de la familia y de las bases de la sociedad, lo cual se incrementa en sociedades como la dominicana en donde hay un matriarcado y en donde los hogares con las mujeres como cabeza de familia constituyen un segmento importante.

Haciendo un análisis de estas palabras, nos damos cuenta que el problema del derecho del trabajo ha sido analizado con vehemencia por los representantes católicos desde hace varios lustros, pues ya en 1971 el Papa Paulo VI, señalaba que : “ Con el crecimiento demográfico, sobretodo marcado en las jóvenes naciones, el numero de aquellos que no llegan a encontrar un trabajo y están constreñidos a la miseria o al parasitismo irá creciendo a menos que un sobresalto de la conciencia humana lleve a un movimiento general de solidaridad por una política eficaz de inversiones, organización de la producción y de comercialización, así como de la formación “.

Que actual nos parece esta opinión papal! Aun cuando fue hecha hace 36 anos, este problema sigue siendo de actualidad. Tal situación nos atañe como nación nueva, pues las posibilidades para un joven de encontrar empleo adecuado, incluso si es recién graduado universitario, se reducen día a día y se le condena a la miseria, a vivir con los padres, o postergar los matrimonios o la llegada de hijos, o a sencillamente pulular en la miseria.

No es casualidad el incremento de los juegos de azar en un país que no ofrece perspectivas de crecimiento humano a sus jóvenes y a los no tan jóvenes!

Mucho antes, el Papa Pio X hablaba sobre la condición de derecho natural del derecho del trabajo al afirmar que : “ El derecho del Trabajo viene impuesto y acordado al individuo por la misma naturaleza y no por la sociedad, como si el hombre no fuera más que un simple servidor o funcionario de la comunidad”.

Huelga decir que según la opinión papal, parte del derecho del individuo es acceder a condiciones laborales ventajosas, en donde el estado es solo un instrumento para la consumación de tales fines.

El trabajo está ligado a la condición humana y a su dignidad como individuo y esto vendrá dado en la medida en que la persona humana participe de actividades que lo sostengan y complementen. Obligar a alguien a permanecer inactivo, le hace indigno frente a sí mismo y frente a la sociedad, por lo que podríamos afirmar que el trabajo de los hombres es una de las manifestaciones de la dignidad del individuo, y parte de sus derechos individuales consagrados en la Declaración de los derechos del hombre y en la Constitución Dominicana.

Otro ejemplo de nuestras aseveraciones lo vemos en los pronunciamientos del Papa Juan Pablo II, en 1981. En su encíclica “Laborem exercem “ ratificaba la condición humanista que debe primar en el derecho del trabajo y en las manera de ejercer dichas relaciones, enfatizando la naturaleza del trabajo y la dignidad del trabajador( aquí coincide con Juan XXIII), y también en la idea de que “ a través del trabajo, los seres humanos, participan en la propia acción del Creador del universo” (sic).

Dentro de los temas enfocados en este documento (“ Laborem excerem”) el Papa también defiende los principales pilares del derecho del trabajo tales como , el derecho al empleo, el salario justo, los beneficios adecuados, y el derecho de asociación, entre los que se incluye el Derecho a la huelga.

Agrega dicho documento que los sindicatos , anteriormente movimientos de solidaridad (hoy no esta tan claro su rol) debían ser una lucha continua del trabajador no solo por mejoría económica, sino que mas alla, debía considerarse también, una parte humana que le da dimensión espiritual al trabajo.

A lo anterior agregamos que la lucha no solo debe ser respecto a aspectos materiales, sino también al respeto del trabajador como persona, lo que frecuentemente es olvidado por los empleadores.

Tambien, en 1991, la encíclica “Centesimus annus “de Juan Pablo II señalaba: “…. Los adelantos de la industria y de las profesiones, que caminan por nuevos derroteros; el cambio operado en las relaciones mutuas entre patronos y obreros; la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza de la inmensa mayoría; la mayor confianza de los obreros en sí mismos y la más estrecha cohesión entre ellos, juntamente con la relajación de la moral, han determinado el planteamiento del conflicto”.

Esta postura papal se refiere a las desigualdades capital de trabajo/obrero, haciendo duras criticas al desmedido afán de lucro, al exceso de riquezas de unos frente a la gran pobreza de otros, lo que ciertamente le colocaba como un pastor de ovejas que en uso de los poderes recibidos y de su influencia en los creyentes cristianos, trataba de hacer propuestas y reflexiones a fin de mejorar la condición humana.

Para concluir, entendemos que el crecimiento económico de un país debe servir para el crecimiento de quienes lo habitan y esto debe ser un factor de desarrollo y no a la inversa. La iglesia continuamente se pronuncia sobre el tema, por lo que apoyando los pronunciamientos papales referidos , mal podríamos terminar estas notas sin afirmar que ese crecimiento económico y social del cual se vanaglorian algunos, debe reflejarse en los individuos. Quizás estemos entrando en el plano de la ética y de la justicia social, pero adecuar el desarrollo económico con la condición humana debe ser una tarea a perseguir por todos.

Por Sagrario Feliz de Cochón
El autor es periodista

Mayo, 09

No hay comentarios:

Publicar un comentario