La participación de las mujeres como empleadoras en México, es decir, como propietarias de negocios o empresas, es reducida, dado que representan actualmente apenas el 18.6 por ciento de este grupo. Este porcentaje es equivalente a 402 mil 739 mujeres, contra un millón 766 mil 330 hombres. De acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2008 (ENOE), del total de la población ocupada (43 millones 866 mil 696), la categoría de empleadores(as) representa sólo 4.9 por ciento (2 millones 169 mil 69 personas). En dicha encuesta se da a conocer que la población ocupada suma 43 millones 866 mil 696, de los cuales el 37.5 por ciento esta representado por población femenina (16 millones 465 mil 17 mujeres). Del total de varones ocupados, los empleadores constituyen el 6.4 por ciento (un millón 766 mil 330 hombres), mientras que en la población femenina ocupada el porcentaje de empleadoras se reduce a 2.4 por ciento (402 mil 739 mujeres). Si bien es el sector minoritario de la fuerza de trabajo, se trata de una posición privilegiada en términos ocupacionales, pues las y los empleadores, como propietarios de sus negocios o empresas, gozan de los beneficios que esto implica. Durante el periodo 2005-2008, el porcentaje de empleadores ha aumentado muy poco: de 2.0 a 2.4 por ciento del total de la fuerza de trabajo femenina. El 80 por ciento de las empleadoras que capta la ENOE tiene entre 30 y 59 años de edad; diez por ciento se ubica en el grupo de edad de hasta 29 años y otro diez por ciento tiene 60 y más años. La distribución por edad de los empleadores es muy parecida, en este caso los porcentajes correspondientes para cada grupo de edad son 77.1, 9.2 y 13.7 por ciento, respectivamente. La mayoría de las empleadoras se concentra en el sector terciario (comercio y servicios) de la actividad económica (85.7%), más de diez por ciento en el secundario (industria manufacturera, extractiva, electricidad y construcción) y sólo el 2.9 por ciento en el primario (agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza). En el caso de los empleadores, poco más de la mitad está en el sector terciario (52.9%), 32.7 por ciento en el secundario y 14 por ciento en el primario. Más del 56 por ciento de las unidades económicas, tanto de mujeres como de hombres, son negocios que no están constituidos en sociedad y más del 35 por ciento operan en el sector informal. Aunque es pequeño el porcentaje, llama la atención que algunas empleadoras, a diferencia de los empleadores, tienen empresas privadas (3.6% de ellas frente a 0.2% de ellos). Con respecto al tamaño de la unidad económica, casi todas las empleadoras tienen micronegocios (88.8%) y 10.2 por ciento son propietarias de pequeños establecimientos. La distribución de empleadores varones por tamaño del establecimiento es muy parecida: 86.1 y 12.2 por ciento, respectivamente. El nivel de ingresos es el principal indicador de las condiciones de trabajo. El ingreso promedio de las y los empleadores es más elevado que el ingreso promedio de la población total con una diferencia importante. Si se compara en la población femenina se ve que el ingreso promedio de las empleadoras (63.23 pesos por hora) duplica el ingreso promedio de la población femenina ocupada (28.11 pesos por hora). En la categoría de empleadores(as), la diferencia del ingreso promedio por sexo es importante y muestra ventaja para las mujeres, pero debe entenderse que este resultado está afectado por el tamaño de muestra de cada grupo y por el valor de los extremos en la distribución del ingreso: mientras el grupo de empleadores suma más de 1.7 millones, el de empleadoras apenas suma más de 400 mil. Cabe mencionar que el ingreso promedio por hora de las empleadoras se ubica 11 pesos arriba que el de los empleadores (63.23 de ellas contra 52.17 de ellos). Finalmente, la duración de la jornada de trabajo (a la semana) de las empleadoras es menor que la de empleadores, tal como ocurre en la población total, quizá por el hecho de que las mujeres tienen menos tiempo disponible para el trabajo en el mercado, pues la labor en los hogares consume gran parte de su tiempo y de forma desigual con los hombres. En ese sentido, 74 por ciento de las empleadoras trabaja más de 35 horas a la semana, mientras que entre los empleadores la cifra aumenta a 85.6 por ciento. Sin embargo, la diferencia en la duración de la jornada de trabajo entre empleadoras y empleadores es menor si se compara con la población total, donde 62 por ciento de las mujeres trabajan más de 35 horas a la semana y 79.8 por ciento de los hombres también tiene esta jornada.
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