En el saldo del desempleo, 35 mil jefas de familia perdieron su trabajo durante el segundo semestre de 2008, revela la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)
Hasta medidados del año pasado y como parte de las mujeres que pertenecen a la población ocupada, existían 3 millones 528 mil 926 jefas de familia, de acuerdo con la citada encuesta que elabora trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pero seis meses después, al concluir 2008, el número había descendido a 3 millones 493 mil 294 jefas de familia. Si se considera que un total de 293 mil mujeres perdieron su empleo en el periodo mencionado, entonces 12 por ciento correspondió a las jefas de familia, es decir, la población feminina sobre la que recae mayoritaria o totalmente la responsabilidad económica de mantener el hogar.
Así que se trata en su mayoría de madres solteras ya que las cifras de la ENOE demuestran que el desempleo se disparó entre aquellas que tienen seis hijos o más, pues mientras el primer semestre del año existían 509.2 mil trabajadoras en estas condiciones, al concluir el año ya sólo eran 468.8 mil, lo que implica que 40 mil 385 dejaron de trabajar.
Enseguida se ubicaron las jefas que tienen entre uno y dos hijos, ya que 24 mil 233 dejaron de trabajar, pero dado que otras mujeres en iguales condiciones pero de otras edades consiguieron un empleo, entonces el saldo neto se ubicó en la mencionada cifra de 35 mil 632 jefas que ingresaron al desempleo en un lapso de seis meses.
No obstante, debido al aumento en la tasa global de desempleo en el país, las jefas de familia mantuvieron su posición entre la población ocupada ya que tanto a mediados como finales del año pasado concentraron 8 por ciento de los más de 43 millones de trabajadores con empleo formal o informal así como subocupados, mientras que representaron 21 por ciento respecto de las mujeres que trabajan.
La mayoría de las jefas de familia que ingresaron a las filas de desocupación laboraban en la industria, ya que únicamente 3 mil 428 pertenecían a los sectores comercial y de servicios, mientras que en las actividades agropecuarias hubo un incremento en el empleo.
La mayoría de esas mujeres ganaba únicamente entre uno y dos salarios mínimos; el segundo grupo de importancia correspondió a quienes percibían hasta dos minisalarios y el tercero a quienes apenas ganaban uno. En cambio, aumentó en 12 mil casos el número de jefas de familia que ganaban de tres a cinco salarios mínimos.
La mayoría de las nuevas desempleadas cumplieron más de cuarenta años –33.3 mil–; el segundo grupo más afectado correspondió a las veinteañeras con 12 mil y con 6.6 mil jefas de familia de más de 60 años, en contraste con el aumento en el empleo que registraron treintañeras e incluso mujeres de más de 50 años.
Susanda González, La Jornada
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