Más de un millón de personas tituladas en la educación superior se encuentran en la categoría de subempleados, trabajando en áreas que no se relacionan con sus especializaciones obtenidas, de acuerdo a las proyecciones de la Fundación Sol, a partir de las últimas cifras de desempleo entregadas por el INE.
“En términos totales, la población que se encuentra cursando o ya cuenta con un cartón de educación superior de la Población Económicamente Activa (mayores de 15 años) es de 3,6 millones”, indica el estudio de la entidad.
El análisis de la Fundación confirma que a mayor nivel de estudios se alcanza un mejor nivel de protección laboral: Las personas con estudios universitarios finalizados presentan tasas de ocupación de 80%, mientras que aquellos con estudios inconclusos registran un 40% de ocupación. “Para el caso de quienes estudian en Media Técnica Profesional la diferencia es de 39 puntos porcentuales, desde el 73% al 35%”, se sostiene.
SUBEMPLEO
El estudio menciona que el 29% de las personas con estudios superiores es afectada por el fenómeno del “subempleo profesional”, que se refiere a todas las personas que no encuentran trabajo como profesional o técnico y se encuentran realizando algo distinto a sus competencias.
Alexander Páez, sociólogo e investigador de la entidad afirma que, si bien la fuerza de trabajo aumenta su nivel de calificación, nuestra matriz productiva no da el ancho para entregar trabajos acordes con esa realidad. “Podríamos decir que se está desaprovechando un gran potencial y este fenómeno podría ser aumentando”, asegura.
SECTORES AFECTADOS
De acuerdo al estudio, los casos más graves de subempleo profesional se ubica en el sector económico de Hogares Privados, que afecta a un 88% de los trabajadores, seguido por Comercio (61%), Hoteles y Restaurantes (58%), Pesca (56%), Agricultura y Transporte (50%). En el primer caso, se cuentan personas que desarrollan labores de servicio doméstico pero que tienen título de educación superior.
“Otra variable que podría estar incidiendo en el fenómeno y que ameritaría un estudio mucho más detallado, es que las instituciones de educación superior, totalmente desreguladas en cuanto al servicio que entregan, muchas veces ofrecen carreras que no se conectan con el mundo del trabajo”, indica Páez.
“Este debería ser un tema país, donde se reflexione efectivamente sobre el perfil de nuestra economía, el lugar que les cabe a las universidades e instituciones de educación técnica y también sobre el sistema de acreditación de estas entidades”, concluye.
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