Periódico a.m. - Aumenta el empleo informal
En los últimos cinco años la población subocupada o con un empleo informal se disparó en Guanajuato, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que realiza este organismo reveló que al cierre del segundo trimestre de 2010 en el estado hay actualmente 283 mil 813 personas subocupadas, mientras que en el mismo periodo de 2005 eran 165 mil 423.
Lo anterior refiere que hay 118 mil 390 empleados informales más en la entidad, lo cual representa un incremento del 70%.
Aunque en la mayoría de los casos los guanajuatenses trabajan jornadas de más de 10 horas diarias, no cuentan con las prestaciones básicas como seguridad social e Infonavit.
La subocupación es una condición laboral generada ante la imposibilidad de encontrar un empleo formal, con prestaciones básicas, un horario fijo y un sueldo que permita pagar las necesidades básicas de una familia como son vivienda, servicios (agua, luz y gas), educación, salud y alimentación.
En los últimos meses el empleo formal también aumentó en Guanajuato, sin embargo la población en edad y con necesidades de encontrar un trabajo también crece a un ritmo acelerado y las vacantes en las empresas resultan insuficientes para satisfacer la demanda laboral.
Hasta junio de 2005 la Población Económicamente Activa (PEA) estaba conformada por cuatro millones 936 mil guanajuatenses, mientras que para junio de 2010 este grupo creció a cinco millones 64 mil personas.
Para el INEGI la subocupación también se define como “la necesidad de trabajar más tiempo, lo que se traduce en la búsqueda de una ocupación complementaria o de un nuevo trabajo con mayor horario”.
De los 283 mil subocupados que había hasta junio de 2010, según el INEGI, al menos 25 mil están en busca de un trabajo adicional; éstos se suman a los 122 mil que hasta ese mes estaban desempleados.
Además, alrededor de 39 mil cuentan con estudios de preparatoria o licenciatura.
Sin embargo, a pesar de contar con estudios suficientes, algunos factores como la edad o la falta de experiencia impiden que algunas personas puedan encontrar un empleo formal.
Para las mujeres también incide otro factor que es el cuidado de los hijos, por eso la subocupación en muchos casos resulta ser la mejor opción.
Batalla por hijos y edad
Todos los días Aurora Azpeitia trabaja alrededor de 10 horas diarias como resultado de sus dos autoempleos: por la mañana prepara cajeta de membrillo en su casa y por la tarde la distribuye y al mismo tiempo vende zapatos por catálogo.
Para Aurora, factores como su edad y el tener que cuidar a sus hijos la orillaron a tomar un empleo en el que no tuviera un horario fijo.
Ella trabajó como gerente de una fábrica de hules, pero cuando se casó dejó el trabajo para cuidar a sus hijos pequeños; con el tiempo fue más difícil encontrar quién la empleara.
Hoy tiene 53 años de edad y su esposo trabaja en el área de Recursos Humanos de una empresa; sin embargo, los gastos de su familia son muchos, en especial ahora que sus tres hijos van a la universidad.
“Si no trabajamos los dos no alcanza, con un solo sueldo es más difícil”, comentó Aurora, quien desde hace más de 30 años vende de todo, desde zapatos hasta dulces.
Prefieren comercio
Liliana Govea y Víctor Hernández forman un matrimonio joven y hace siete meses se convirtieron en papás primerizos, sin embargo ambos pertenecen también a la población subocupada, de lunes a viernes venden donas de chocolate y azúcar en las calles.
Liliana tiene apenas 18 años de edad y hasta hace dos años trabajó en una fábrica de cajas de cartón en la que ganaba alrededor de 700 pesos a la semana.
“En esto (venta de donas) sí ganas más, pero no hay seguro ni nada, eso es lo malo”, comentó.
De los poco más de 283 mil trabajadores subocupados en el estado de Guanajuato, como Liliana y su esposo, alrededor de 99 mil trabajan por cuenta propia sin el beneficio de las prestaciones básicas, como Seguro Social e Infonavit, que tiene un asalariado.
‘Dobletea’ para ajustar
La falta de un empleo bien remunerado obligó a Catalina Venegas a buscar una ocupación complementaria que le permita salir adelante con los gastos en el hogar.
Cata es mamá soltera y su sueldo de 900 pesos semanales le resulta insuficiente para mantener a su hija y aportar dinero a la casa de sus papás.
De nueve de la mañana a tres de la tarde Catalina es empleada en una tienda ubicada en la Zona Centro y por las tardes vende zapatos por catálogo, lo que le permite un ingreso extra de por lo menos 400 pesos a la semana.
“A veces no ajusta y cuando mi hija entre a la escuela ya me hice a la idea de que voy a tener que vender más”, señaló.
“La situación está muy difícil, cada día se complica más la cosa, pues todo sube y casi no hay trabajo; y los que hay, pagan muy poco”, agregó.
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