martes, 24 de agosto de 2010

Obreros en Ecuador alivian desempleo en la calle o en una "lotería laboral"

Obreros en Ecuador alivian desempleo en la calle o en una "lotería laboral"

18 de Agosto de 2010, 05:55pm ET
QUITO, 18 Ago 2010 (AFP) -

Una muestra de grifería y una mochila al hombro son la carta de presentación de fontaneros, albañiles o "todólogos", que se reúnen a diario en una calle de Quito a la espera de clientes o de que el gobierno los sortee para un empleo temporal, a veces a disgusto de ellos.

Con el intenso sol de mediodía a cuestas, unos conversan, otros matan el tiempo jugando a las cartas y los demás aguardan bajo la sombra de un cajero electrónico o del toldo de un almacén.

No tienen horario, pero desde la seis de la mañana el cruce de la avenida Los Granados se llena de hombres con herramientas y anhelos de trabajo.

Vestido con una gorra azul rota, una camisa de índigo y un pantalón salpicado con pintura, Gabriel Minasunta, uno de estos rebuscadores de Los Granados, se instala para ofrecerse como plomero y albañil.

Casi toda su vida, cuenta, ha probado suerte. Originario del centro andino, este obrero de 55 años llegó a Quito cuando tenía 14 en busca de oportunidades.

Pero nada ha sido fácil, y hoy, tras muchas batallas, no oculta la molestia: colombianos, peruanos y cubanos vienen "a quitarnos el trabajo".

Su historia se repite entre los desempleados que deambulan por la zona, donde todos se conocen y ahuyentan a los extraños con miradas desafiantes y rechiflas.

A manera de queja, algunos comentan: "Esos son ladrones", y Gabriel reafirma indignado: "Sí, son choros (pillos) y nos hacen quedar mal".

El desempleo en Ecuador se ubicaba en 7,7% en junio pasado, luego de trepar a 9,1% en el primer trimestre de 2010 y cerrar en 7,9% en 2009, según cifras oficiales.

Mientras, el subempleo alcanzaba el 50,4% en junio, en una población económicamente activa de 4,4 millones de personas.

El presidente Rafael Correa también resalta que la pobreza en Ecuador -de 14,2 millones de habitantes- bajó casi cinco puntos a 33% durante sus casi cuatro años de mandato, en los que eliminó la tercerización y endureció las sanciones a las empresas que violen la ley laboral.

Para regularizar la oferta de los trabajadores informales y garantizar sus derechos, el gobierno desarrolla desde diciembre el programa Socio Empleo, en el que actúa como intermediario entre contratistas y obreros escogidos por sorteo.

Hasta agosto unas 6.000 personas se habían inscrito en el plan, que también brinda servicios médicos, capacitación y asesoría legal a los informales.

En Los Granados casi todos se han registrado, pero algunos no han vuelto pues consideran que el trabajo en la calle es más regular y no están a expensas de la rifa.

"Vamos a formar una asociación porque aquí se saca más plata que allá", dice David Suntasig, de 21 años, señalando la vereda aledaña, donde está la sede de Socio Empleo, que el gobierno planea extender a todo el país.

"Hay que tener fe para estar allá adentro y yo ya la perdí", afirma a su vez Néstor Ronquillo, un maestro de construcción de 52 años, quien sostiene ganar hasta 120 dólares semanales por labores pactadas en la calle.

Pero David Farinango asegura que estar en el programa "es mucho mejor", pues en su caso es contratado dos o tres veces por semana como electricista o albañil, con ingresos de 100 a 150 dólares. "Este es el único gobierno que se ha preocupado de los pobres", expresa.

En tanto, a las puertas de la oficina, entre risas e indicaciones, los que no han sido favorecidos se las ingenian para acomodar la antena de un televisor averiado, aunque al interior tengan una pantalla plana, donde ven el noticiero del mediodía con la expectativa de que la suerte los toque.

Más allá de su fe, para Ronquillo no hay una diferencia profunda entre el asfalto y una silla en el recinto: "Siempre hemos vivido de la misericordia del pueblo, y allá o acá, lo que necesitamos es que se cree empleo", dice.

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