lunes, 23 de agosto de 2010

No es por aguar la fiesta pero..., Articulo Impreso

No es por aguar la fiesta pero..., Articulo Impreso

La semana pasada, el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, anunció que no aumentará el monto del presupuesto del 2011 que le dejó su antecesor, Óscar Iván Zuluaga, fijado en 147,3 billones de pesos.

La noticia llamó la atención porque este es un presupuesto muy austero y recortado para un gobierno que comienza y que debe poner en marcha sus promesas de campaña, lo cual cuesta plata, mucha plata. Este presupuesto solo crece 2,5 por ciento nominal frente a 2010 y en muchas áreas hay caída en los montos de inversión. Por ejemplo, el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, afirmó que los recursos asignados son insuficientes para que el sector agropecuario actúe como una locomotora. La inversión para este sector disminuyó 22 por ciento frente a 2010. Por su parte, el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, se quejó del recorte del 32 por ciento en el presupuesto para la justicia previsto para 2011.
En una señal de austeridad, Echeverry les dijo a las comisiones económicas de Senado y Cámara, que tienen a su cargo el estudio del presupuesto, que habrá que hacer magia-magia para, con esos recursos, comenzar a desarrollar lo prometido en campaña y poner a marchar las cinco locomotoras del crecimiento (minas, agro, infraestructura, vivienda e innovación, ciencia y tecnología).

¿Cómo lo hará? La magia consiste en jugar con los diferentes rubros del presupuesto. Sacará dos billones de pesos de lo que se tenía previsto para amortización de deuda el próximo año y pasará este monto a gasto, concretamente a los sectores líderes definidos por el gobierno.

Según Echeverry, estos dos billones adicionales serán el combustible inicial para que las locomotoras arranquen y comenzar a plasmar en el terreno las promesas.

Aunque en la reunión de Anapoima con todo el gobierno, previa a la posesión del presidente Santos, los ministros habían pasado una lista de sus necesidades, que superaban los dos billones de pesos, por ahora tendrán que hacer maromas con estos recursos para cumplir sus metas.

Por ejemplo, el agro se comprometió a duplicar en estos cuatro años de gobierno sus exportaciones. La idea es pasar de 6.000 millones de dólares a 12.000 millones. El ministerio de vivienda se fijó la meta de construir un millón de viviendas en el cuatrienio; en infraestructura, el compromiso es realizar las dobles calzadas para la competitividad y mantener la red terciaria; y en innovación, ciencia y tecnología, el propósito es crear un sistema de becas crédito para los estudiantes de universidades públicas. Por fortuna, la locomotora de la minería antes que requerir plata deberá poner, gracias a la bonanza que se espera. En este sector están cifradas las mayores expectativas de crecimiento.

Pues bien, la maniobra del ministro Echeverry, que para muchos es acertada, generó preocupación entre algunos economistas que consideran que el panorama fiscal, que ya venía delicado, se podría complicar.

El gobierno tendrá que endeudarse más el próximo año y eso, en otras palabras, significa que con plata prestada se financiará el mayor gasto.

Al aumentar el endeudamiento se alterarán las metas fiscales que buscan bajar el déficit del Gobierno Central (GNC) de 4,4 por ciento del PIB en 2010 a 3,9 por ciento del PIB en 2011. El impacto de los dos billones que se trasladan a gasto equivale a 0,4 por ciento del PIB. Es decir, el déficit volvería a subir a 4,3 por ciento.

El Ministro de Hacienda cree que en el largo plazo, con el mayor crecimiento de la economía y con los ahorros que se propondrán a través del fondo de regalías, se compensará este movimiento. Esta misma opinión la comparte el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, quien afirma que una vez se entre en la senda de un mayor crecimiento se podrá compensar el mayor déficit.

Pero otros no son tan optimistas. El director de Anif, Sergio Clavijo, dice que tras un primer seguimiento a las discusiones presupuestales, el panorama no luce nada claro: se dice que se gastarán al menos dos billones de pesos adicionales y se ven faltantes en materia de inversión y de operación de los nuevos ministerios. "La administración Santos está enfrentando serias presiones de gasto, pero aún no ha aclarado cómo se van a financiar y ha cerrado las puertas a las privatizaciones. Es el peor de los mundos: más gastos y más deuda. Todo apunta hacia un déficit superior al 4,4 por ciento del PIB que se había trazado el gobierno anterior, y esa no sería una buena forma de iniciar un gobierno que dice querer transmitir tranquilidad fiscal".

El gobierno anterior había dejado las puertas abiertas para recurrir a dineros de la privatización de Isagén y venta de acciones de Ecopetrol. Por el contrario, el actual dice que no venderá la nevera para comprar mercado.

El ex ministro de Hacienda Guillermo Perry señala que el gobierno arrancó con mayor gasto y esto implicará elevar el déficit fiscal más allá de lo estipulado en la Regla Fiscal que dejó presentada el anterior gobierno. Para Perry, aun teniendo en cuenta los mayores ingresos petroleros esperados y un aumento del recaudo debido a la recuperación del crecimiento económico, el gobierno tendrá que hacer, tarde que temprano, un ajuste y será muy difícil hacerlo únicamente mediante recortes a otros gastos. Es decir, se necesitará una reforma tributaria para aumentar recaudos, algo que el gobierno de Santos no ha contemplado por ahora.

Salomón Kalmanovitz, decano de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y ex codirector del Banco de la República, considera que la reforma tributaria será inevitable para este gobierno.

El economista Mauricio Cárdenas Santamaría comparte la misma preocupación. Para él, si bien recomponer el Presupuesto no afecta el monto total, sí aumenta el déficit. "En este momento creo que sería mejor jugar a sacar el grado de inversión pronto y no meterle palos a la rueda con un mayor déficit (y deuda). Una vez tengamos el grado de inversión habrá más espacio para todo". En su concepto hubiera sido mejor acomodar las locomotoras con reducciones de gasto en otras áreas.

La Contraloría también mostró su preocupación. Según el organismo de control, si el gobierno realmente está interesado en obtener grado de inversión de parte de las agencias calificadoras de riesgo, es supremamente importante que reduzca el déficit fiscal que se está presentando en el presupuesto.

Mientras algunos tienen dudas, el capitán del barco parece confiado. Hacía ocho años que Echeverry no iba al Congreso en calidad de funcionario y aprovechó la ocasión para transmitirles un mensaje de optimismo en la economía. Es consciente de que algunos de sus colegas lo ven un poco soñador. Su visión del país es tan esperanzadora que piensa que Colombia tendrá la mejor década de los últimos 50 años en materia económica.

Ahora, Echeverry arrancó con suerte, y de eso también se necesita en economía. Sin pedirlo, los grandes empresarios ofrecieron aceptar el desmonte de las exenciones que el gobierno anterior estableció y que agravaron la situación fiscal. Al eliminar el descuento tributario por reinversión de utilidades, quedan disponibles 3,5 billones de pesos que el nuevo gobierno podrá utilizar para sus planes de estímulos encaminados a generar empleo. El gobierno acaba de presentar el proyecto de ley de formalización y primer empleo que busca crear por lo menos 2,5 millones de nuevos puestos de trabajo y formalizar medio millón de empleos que hoy son informales. Con planes tan ambiciosos, según algunos aguafiestas, la verdad es que el Ministro necesitaría mucho más que suerte y magia para cumplir tantas promesas.

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