lunes, 5 de julio de 2010

La gran tentación de falsificar bienes - lanacion.com

La gran tentación de falsificar bienes - lanacion.com

No sólo se falsifica dinero, sino también vestimentas, relojes, pinturas, etcétera, y por extensión podría calificarse como falsificación la producción de medicamentos sin pagar regalías o el fotocopiado de una obra sin abonar derechos de autor.

Para entender el fenómeno, me puse en contacto con el argentino Adrián Claudio Guissarri (1939-2007), profesor en la UCA y en la Ucema, especialista en economía institucional, quien en 1989 publicó La economía informal , una valiosa estimación del tamaño de la economía "negra" en nuestro país; y con el norteamericano Jacob Schmookler (1918-1967), especialista en el rol que el cambio tecnológico juega en el desarrollo económico de un país y experto en patentes.

-La falsificación es una actividad ilegal. ¿Por qué se corren los riesgos de falsificar?

Guissarri: Porque es tan rentable que algunos están dispuestos a correr los riesgos. Si "fabricar" un billete de $ 100 cuesta $ 5, cada unidad genera $ 95 de ganancia; pocas actividades son tan rentables como ésta. Los billetes de mayor denominación son más difíciles de falsificar, pero el hecho de que circulen billetes falsos de $ 100, y no de $ 5, prueba que la diferencia de ingresos más que compensa el mayor costo.

-¿Qué quiere decir falsificar? Pregunto porque nadie que no sea el Banco Central puede contratar a la Casa de la Moneda para imprimir billetes, pero uno puede contratar a un confeccionista para que replique, utilizando los mismos materiales, ropa "de marca".

Guissarri: -Buen punto. Todo producto que se pretenda vender por encima de los costos (incluyendo la ganancia normal, aquella que no induce la entrada o la salida de oferentes) está sujeto a la amenaza de falsificación. Ejemplo: una corbata cuyo costo de producción es de $ 50 se transforma en un producto que cuesta $ 300, porque tiene una etiqueta por la que el oferente pretende cobrar $ 250. Pero resulta que el costo de producción de esa etiqueta es de apenas $ 5. La diferencia entre los pretendidos $ 300 y los $ 55 de costo total constituye el atractivo de la falsificación.

-¿Por qué se pagan precios tan diferentes por un mismo producto?

Guissarri: -Porque físicamente se trata del mismo producto, pero hay personas que demandan "marcas" para señalar diferencias en los niveles de ingreso, generar envidia, etcétera. Se puede cenar aproximadamente igual por $ 30 y por $ 300 por persona, pero el caballero que quiere impresionar a una dama tiene que gastar $ 300. En este caso, 10% del gasto son alimentos, 90% es "impresión". La demanda de falsificación surge de la pretensión de consumir la "marca" sin pagar el costo.

-Las marcas, así como la propiedad intelectual, generaron los sistemas de patentes y de derechos de autor. ¿Cuál es el sentido de restringir la producción de un medicamento una vez que fue inventado o de fotocopiar un libro una vez que fue escrito?

Schmookler: -Si el mundo terminara dentro de un par de horas, muchas cosas que consideramos valiosas perderían sentido (por ejemplo, pintar mi casa). Pero nadie toma decisiones sobre la base de esta hipótesis; por el contrario, las tomamos sobre la base de que la vida va a continuar. Pero si es así, tiene que tener sentido seguir investigando para poder curar futuras enfermedades, así como seguir escribiendo libros. Si quien investiga no puede recuperar los costos de la investigación (no sólo de las exitosas, sino también de las fracasadas) no habrá nuevos remedios, y sobre la base del mismo principio algún día podríamos llegar a tener fantásticas fotocopiadoras, pero ningún original para fotocopiar.

-¿Hay que ir al otro extremo, es decir, impedir que algunos accedan a descubrimientos y a obras existentes?

Schmookler: -En los papeles, el Estado podría hacerse cargo de los costos de investigación y realización de las obras, financiando los costos "hundidos". Pero, en la práctica, yo sería mucho más cauteloso, no sea cosa que el remedio sea peor que la enfermedad.

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