lunes, 21 de junio de 2010

Quadratin, Michoacán :: Crisis ha modificado patrones de consumo de mexicanos

Quadratin, Michoacán :: Crisis ha modificado patrones de consumo de mexicanos

CIUDAD DE MÉXICO, 11 de junio de 2010.- Ante el deterioro económico registrado en los últimos tres años, las familias mexicanas se han visto obligadas a cambiar patrones de consumo y sustituir los productos de la canasta básica por artículos de menor calidad nutricional.
David Lozano Tovar, del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, advirtió que la pérdida en el poder adquisitivo se traduce en el deterioro de vida de los mexicanos.
Un ejemplo es la tortilla, pues la expendida en las tortillerías contiene almidones que complementan la alimentación, pero su costo es de entre nueve y 14 pesos por kilo; en cambio, este producto se ofrece en supermercados, elaborado con almidones saturados, pero con un costo 66 por ciento menor.
Otro fenómeno preocupante es el de las frutas y verduras, pues éstas se llegan a ofertar a precios sumamente bajos, pero sólo porque están al borde de la putrefacción.
Además, en los alimentos no sólo se sacrifica la calidad, sino la cantidad. Los mexicanos ya no compran un kilogramo de carne o pollo, sino tres cuartos o 500 gramos; además, la carne está siendo sustituida por la sopa de pasta, que ha incrementado sus ventas en 30 por ciento tan sólo en el último año.
Y si la merma económica se resiente en el bolsillo de los adultos, también en la loncheras de los niños, pues más del 60 por ciento de los estudiantes de educación básica desayunan productos baratos y sin proteína, como salchichas y jamón, alimentos altamente procesados con efectos nocivos en el organismo.
También las compras en el sector farmacéutico se han incrementando en 80 por ciento en lo que respecta a medicamentos genéricos.
Para finalizar, el especialista indicó que el ingreso de dos personas ya no alcanza para mantener una casa. “Por ejemplo, hoy, en las familias de cinco individuos, cuatro deben laborar para satisfacer las necesidades del hogar”.
En este sentido, la economía informal integra ya a más de 25 millones de personas, incluyendo ancianos, niños y jóvenes profesionistas.

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