jueves, 10 de junio de 2010

«La palabra tiene un poder que me da miedo» - Cultura - www.diariodeleon.es

«La palabra tiene un poder que me da miedo» - Cultura - www.diariodeleon.es

Hardy Vallejos se gana la vida vendiendo toda clase de objetos baratos en medio del caos amarillo de los autobuses en Santiago de Chile. Cuando el gobierno anuncia en el 2005 la intención de prohibir esta actividad para transformar la imagen de la ciudad, Hardy y sus colegas organizan el mayor sindicato activo de Santiago.

Esta es la historia que relata el periodista y director Francisco Hervé en El poder de la palabra y que hoy contará en primera persona al público leonés en el Musac. Una historia cargada de humor que le permite hacer un retrato de la sociedad chilena y de sus complejos. Hervé refleja un país que lucha por alcanzar la modernidad y que, a cambio, ha pagado el precio de perder algunas de sus señas de identidad. E l poder de la palabra se proyecta hoy, a partir de las 20.10 horas, dentro del ciclo El documental del mes.

-¿Por qué una historia de vendedores ambulantes?

-Porque me pareció que era una forma de explorar un problema que tenía que ver con la apariencia. Un ministro me dijo que había que cambiar la imagen de Chile en el exterior, porque no ayudaba a los negocios. Esos vendedores se llaman a sí mismos vendedores ambulantes propagandistas. Los elegí porque son una metáfora del país. Van con corbata y una elegancia que no es propia de su realidad. La apariencia es el problema de fondo que aborda el documental.

-En el documental recurre al humor para describir esa situación trágica de la desaparición de los vendedores ambulantes de los autobuses.

-Es la forma en que lo veo. No es tan fácil comunicar un problema desde la tragedia. Quería hacer una crítica cultural.

-¿Qué visión de Chile le interesa mostrar?

-Chile está pasando por un período problemático en el que reina la desesperación por ser moderno y desarrollado. Esa obsesión es criticable, porque nos lleva a despreciarnos a nosotros mismos y a no valorar lo que tenemos. Buscamos ser como otros, imitar, en lugar de mejorar. En Transantiago (sistema de transporte público de Santiago de Chile) se eliminaron muchas referencias culturales. Es una muestra de lo poco que nos queremos.

-Tardó tres años en hacer este documental, ¿compensa tanto esfuerzo?

-Sí. Tardé cinco años; tres estuve en el rodaje y el resto en la preparación posterior. Pero hacía otras cosas. Estoy súper contento. Me siento orgulloso. Además, ha tenido buena repercusión.

-¿Cuál es «El poder de la palabra»?

-Hay un punto de ironía en ese título. Se habla de la importancia de la comunicación para que la gente esté de tu lado. La comunicación se ha transformado en algo calculado. También podría haberse titulado «El poder de la apariencia». La palabra tiene un poder que me da miedo.

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