Martes 25 de Mayo de 2010 |
José María Carmona
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El problema estructural de la economía mexicana en materia de crecimiento se manifiesta por su bajo dinamismo, lo que conduce a su incapacidad de generar el suficiente número de empleos formales que se requieren, esto es consecuencia no sólo del modelo económico impulsado durante los últimos 25 años, sino también por el bajo ahorro interno que después es convertido en inversión productiva, que sólo alcanza en promedio el nueve por ciento del PIB y por eso es necesario el ahorro externo que se calcula en el dos por ciento del PIB. Como es conocido, la economía mexicana a partir de los años 80 entró en un proceso de apertura comercial y ajuste estructural, sin olvidar el proceso de privatización del 25 por ciento de la economía nacional, todo lo anterior culminó con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994, convirtiendo al sector exportador como el motor del crecimiento económico, sin embargo el sector exportador está altamente concentrado y especializado; concentrado porque el mercado de destino de las exportaciones mexicanas en un 80 por ciento es el mercado estadounidense y su especialización de las exportaciones son electrodomésticos, automotriz y autopartes, a esto hay que agregar que el 50 por ciento de las exportaciones son de origen maquilador con poco valor agregado, esto significa que todas las partes de los productos son importadas y únicamente son armadas las manufacturas en el país para después volverlas a exportar. A estas características estructurales de la economía mexicana hay que agregar que el ciclo económico de México esta íntimamente ligado al de los Estados Unidos, esto significa que si cae la demanda externa de los Estados Unidos prácticamente en “automático” la economía mexicana se cae como sucedió el año pasado. A lo anterior hay que añadir la debilidad del mercado interno por la pérdida del poder adquisitivo, tanto de los salarios como de los ingresos, así como la reducción del gasto público particularmente del capital de inversión, lo que ha conducido al bajo crecimiento económico del país. Otro factor que se debe tomar en cuenta en el análisis estructural de la economía mexicana es la política económica que se ha concretado a mantener la estabilidad de las variables financieras poniendo énfasis en el control de la inflación y propiciar un clima adecuado al capital financiero especulativo; la política monetaria es el instrumento privilegiado para mantener la estabilidad financiera del país, pero sin que sea la garantía para el crecimiento económico. En este marco el casi nulo crecimiento económico ha conducido al crecimiento de la economía informal que según algunos cálculos ya genera el 30 por ciento del Producto Interno Bruto y ocupa el 28 por ciento de los trabajadores del país que representan 12.5 millones de personas registrando una tasa de crecimiento seis veces mayor a la población total ocupada. De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Empleo levantada por el Inegi, en los últimos cinco trimestres los que laboran en la economía informal creció a una tasa promedio de 3.7 por ciento, supera a la población que trabaja en la economía formal que sólo lo hizo en 0.6 por ciento durante el periodo mencionado. Sólo en el primer trimestre del 2010 la población desocupada en el país llegó a 2.5 millones de personas que equivale al 5.3 por ciento de la Población Económicamente Activa. La población ocupada en el mismo periodo ascendió a 43.6 millones de personas, de los cuales 27.2 millones son hombres y 16.4 millones son mujeres, pero hay que señalar que en el último trimestre de 2009 hubo un decremento de 902 mil personas. La población ocupada se distribuye por sector económico de la siguiente manera: el 12.8 por ciento trabaja en el sector primario, 24.3 en el secundario o industrial y el 62.2 por ciento está situado en el sector terciario o de los servicios. Por su posición en la ocupación el 66.4 son trabajadores subordinados y remunerados, el 27 por ciento trabaja por su propia cuenta sin emplear personal pagado; 6.3 son trabajadores que no reciben remuneración alguna y 4.6 son propietarios de los bienes de producción con trabajadores a su cuenta. La población subocupada ascendió a 4.1 millones de personas con lo que creció en el último trimestre de 2009 en 352 mil millones de personas, lo que representa el 9.4 de los ocupados en México. De esta manera está la transformación de la economía formal a la economía informal como un problema estructural del país donde no se generan los empleos necesarios que demanda la población. |
miércoles, 9 de junio de 2010
- De la economía formal a la informal- Cambio de Michoacan
- De la economía formal a la informal- Cambio de Michoacan
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