Repensando Cofopri

El Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri) se crea con la Ley de Promoción de Acceso a la Propiedad Formal en marzo de 1996, reconociendo que el activo más importante que tienen los peruanos pobres es su propiedad, pero como ésta no tiene un título, no garantiza créditos a favor del titular y por ello no sirve en una economía de mercado como impulsora del desarrollo económico de las familias. Reconociendo la teoría de Hernando de Soto, se crea un sistema único de formalización de la propiedad, lo que fue posible porque el Congreso había transferido al Ejecutivo las competencias y procedimientos municipales relacionados con la adjudicación, saneamiento físico-legal, titulación y habilitación urbana para legislar sobre el saneamiento físico-legal de asentamientos humanos en propiedad fiscal, municipal o privada, reformando las competencias constituidas en barreras para obtener títulos de propiedad.

En estos 14 años, Cofopri pasó de ser una de las instituciones con mejor reputación de la administración pública a una seriamente cuestionada por transferencias irregulares de predios en todo el país. La salida planteada por el gobierno ha sido volver a transferir a los gobiernos subnacionales esta competencia.

La respuesta que se ha dado es política, pero hoy necesitamos una evaluación técnica, pues Cofopri puede disponer de propiedades públicas de gran valor y habrá que evaluar si estamos frente a delincuentes (que seguirán delinquiendo desde las regiones o municipios), o si estamos frente a procedimientos que deben ser modificados.

Deben usarse los medios que tenemos para analizar esta denuncia: de un lado, que la Policía investigue los hechos y que la Fiscalía, si compete, denuncie éstos ante el juez. De otro, una revisión exhaustiva de las normas, los procesos y la transparencia de los mismos y, cómo no, la evaluación de la idoneidad técnica de las personas a cargo de Cofopri.

Es momento de mirar Cofopri seriamente y no mezclar la política partidaria aprista con un tema en el que todos estamos involucrados.