Según Juan Oliva, autor principal del estudio, los trastornos mentales influyen en la calidad de vida y suponen elevados costes socioeconómicos: "En España, este grupo, antepuesto por el cáncer y todos los procesos del aparato circulatorio, son los tres grandes pilares a los que el Sistema Nacional de Salud dedica más recursos sanitarios".
Tareas del cuidador
Además de emplear en este trabajo las unidades de valoración habituales (número de muertes prematuras por estos procesos, hospitalizaciones, consultas médicas y bajas laborales), se incorporó otro indicador: los costes no médicos directos, esto es, los asumidos por quienes pertenecen al entorno afectivo de los enfermos.
"A pesar de que actualmente los gobiernos central y autonómico destinen recursos económicos y humanos a la prevención y tratamiento de trastornos mentales, el coste social oculto, ya sea en pérdidas laborales o en costes de cuidados informales, por ejemplo, supone una carga aún mayor", dice Oliva.
En el estudio español, el coste total de las enfermedades mentales se estimó a la baja en 2002 (último año con datos completos) en 7.019 millones de euros, de los que los costes médicos directos representan el 39,6% y suponen al menos un 7,3% del total del gasto sanitario público para ese año.
En cuanto a los costes médicos directos, los gastos más llamativos son las hospitalizaciones (19,1% del coste total estimado) y los medicamentos (15,6%). En conjunto, los costes totales representaron cerca del 1% del producto interior bruto (PIB) de la población española.
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