lunes, 1 de febrero de 2010

» Los obreros de los ‘fast food’ | Vanguardia

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Miles de jóvenes han encontrado en las cadenas de comida rápida una opción mejor pagada que si ejercieran su profesión

  • Miles de jóvenes han encontrado en las cadenas de comida rápida una opción mejor pagada que si ejercieran su profesión
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Son los obreros calificados del siglo 21. Sonríen enseñando todos los dientes a unos 500 clientes por turno. Saludan, toman la orden, reciben dinero, dan cambio, entregan el ticket y despiden al cliente. Todo en un minuto, dos, quizá tres.

Los empleados de las cadenas de comida rápida son jóvenes, muy jóvenes: la mayoría no rebasa los 23 años. La mitad estudian y trabajan. Para muchos el McDonald’s, el Burguer King o el Starbucks es su primer empleo. Su única opción para entrar al mundo laboral con las prestaciones mínimas de ley.

No es raro encontrar un obrero “fast food” que cuenta con una licenciatura o que está estudiando una carrera, como es el caso de varios jóvenes entrevistados.

Además, miles de estudiantes y desempleados quieren ponerse el mandil. Cada sucursal de Burger King recibe hasta 20 solicitudes diarias. A Starbucks llegan por internet 650 peticiones al mes, pero sólo tienen 3 mil plazas ocupadas en todo el país. Y en las mesas de los reclutadores de McDonald’s descansan cientos de currículas.

Los empleados fast food le ponen carne y hueso a las estadísticas del Instituto Mexicano de la Juventud, que dice que cuatro de cada 10 jóvenes ingresan al mercado laboral a los 15 años. El 30% de ellos lo hace en el comercio informal. La mayoría trabaja sin prestaciones de ley en pequeños negocios y otros tantos logran colocarse en los codiciados negocios de comida rápida o en las grandes cadenas de cine.

Con el rey de las hamburguesas

Burger King tiene a sus órdenes 8 mil 500 jóvenes mexicanos que comparten el mismo perfil: tienen entre 16 y 23 años, 60% de ellos sólo trabaja para la empresa (no combinan el trabajo con los estudios) y sus jornadas son de entre seis y ocho horas al día.

“El pago es por hora y las mínimas que pueden trabajar son 16 a la semana, aunque la gran mayoría pasa entre seis y siete horas diarias en los restaurantes. La permanencia en el empleo va de 9 meses a un año y el número de puestos a los que pueden aspirar dentro de un restaurante de la cadena son seis, todos con diferentes responsabilidades y sueldos”, dice Fernando Villegas, director de Operaciones de Burger King.

Burger King suele ser una de las mejores opciones de trabajo en muchas ciudades del país, asegura el directivo de la empresa. Por eso tienen empleados que llevan 10 años laborando en la misma sucursal. “Como gerentes ganan lo mismo que si trabajaran ejerciendo una profesión”, dice Villegas.

Con Ronald o en el café de moda

McDonald’s emplea a 12 mil 500 jóvenes y ofrece condiciones de trabajo similares. La mayoría de sus trabajadores tiene entre 16 y 20 años. Para 80% de ellos es su primer empleo.
Permanecen mínimo seis meses dentro de los restaurantes y pueden escalar desde empleado general hasta gerente general con sólo tener estudios de secundaria, aunque deben pasar por cinco diferentes puestos intermedios. El sueldo más anhelado dentro de un McDonald’s es de 5 mil 200 pesos al mes. Lo tienen los gerentes, trabajando seis horas diarias. A los 21 años éste no es un sueldo despreciable.

Ambas cadenas dan la oportunidad de empleo con secundaria terminada y ninguna de ellas quiso especificar el pago por hora a sus ayudantes generales, pues argumentan que no podían dar la información por políticas corporativas.

El empleo en Starbucks también está muy peleado. La empresa tiene a 2 mil 900 jóvenes repartidos en 262 tiendas de 41 ciudades. A todos les pide la preparatoria terminada, aunque la mayoría tiene una carrera trunca; y 32% está estudiando alguna. No contrata a menores de edad y un alto porcentaje de sus empleados, que ellos llaman socios, ronda los 23 años. Tienen tres turnos y el sueldo básico es de 5 mil 500 pesos más vales y bonos de productividad al mes.

Una década de labor

Hay jóvenes que entran a trabajar y que nunca han probado una Whooper. A Claudia Hans le consta. Como gerente de la sucursal que está antes de la caseta de la carretera México-Querétaro, le ha tocado dar el primer paquete de hamburguesa, papas y refresco a varios empleados. “Es increíble, pero la necesidad de los jóvenes de la zona es tanta, que nunca sus papás pudieron comprarles un paquete aquí”, dice.

Cuenta que la empresa les da una comida diaria sin costo y que varios empleados le piden permiso para llevarse la comida para sus papás o hermanos. Claudia accede, porque generalmente sus chicos son buenos trabajadores.

Ella tiene 15 jóvenes a su cargo, sólo cuatro estudian, el resto viven de sus salarios. Claudia, de 27 años, se cuenta entre los que van a la escuela: es gerente general del restaurante y estudia el quinto semestre de Psicología. Gana 8 mil pesos al mes trabajando 10 horas diarias con dos días de descanso. Sabe que será difícil superar ese salario en otro empleo, así que entre sus planes está saltar al corporativo de la marca.

Lleva 10 años siendo trabajadora fast food. Su primer empleo fue en Pizza Hut, luego en el área de comida del Soriana y los últimos cuatro años en Burger King, donde ha escalado tres puestos. Con su salario ha mantenido a su hija de ocho años.

Claudia gana más que cualquiera de sus amigas, y eso que muchas tienen profesión y trabajo estable. Se hace cargo de los proveedores, de administrar el restaurante y de sus ayudantes generales. Es quien entrevista a los jóvenes y decide a quién darle una oportunidad.

El Burger King donde trabaja da servicio las 24 horas. Sus turnos varían entre día y noche, pero siempre respeta sus horarios de clase. Desde hace 10 años no descansa en fin de semana, pero dice estar acostumbrada. 2011 será por fin el año en el que termine su carrera. Y de no lograr colocarse en un puesto que tenga que ver con manejo de personal dentro de la empresa, no piensa abandonar su gerencia.
“Estoy segura que si me dedico a la sicología, como principiante, ganaría menos de la mitad de lo que ahora percibo”, dice.

De comunicóloga a gerente

Andrea es licenciada en Comunicación, pero no suelta su empleo en McDonald’s. Gana 5 mil 200 pesos al mes por trabajar seis horas al día. En cuatro años ha hecho dos carreras: Comunicación, en la UNAM, y “administración, en McDonald’s”.

Dice que ninguna oferta de trabajo a la que pueda acceder una chica recién egresada de la universidad, y sin experiencia, supera el sueldo que ella gana como gerente del restaurante de la sucursal de Antara, en la colonia Polanco. “Sé que es difícil encontrar empleo como comunicóloga, además es increíble pero real, gano más aquí que si me dedico a mi carrera”.

Confiesa que sus planes de desarrollo están en McDonald’s. Buscará llegar al corporativo de la empresa, pues a nivel nacional, el 85% de los supervisores de operaciones empezaron como empleados generales.

Éste ha sido el único empleo de Andrea. Comenzó a los 19 años ganando 900 pesos al mes. En poco más de un año se convirtió en gerente pasando por cinco puestos intermedios.

Gracias a su trabajo ayuda con los gastos de su casa, se compró una moto, pagó sus estudios, una computadora y hasta se ha ido de vacaciones. “Soy la heroína de la escuela porque muchos de mis compañeros están en busca de empleo y no les ofrecen lo que yo ya gano”, dice.

Andrea tiene a nueve jóvenes a su cargo, todos más chicos que ella. Ocho estudian, la mayoría la preparatoria.
Trabaja de 8 a 2 de la tarde, tiempo en el que atiende a unos 400 clientes.

Para una vida digna

En el Starbucks donde trabaja Álex, unos 20 jóvenes preguntan diario por él para pedir empleo. “Estoy en una zona donde hay tres universidades; la mayoría de los chavos que vienen a pedir trabajo son estudiantes de licenciatura y hasta llega uno que otro de maestría”, dice.
Reconoce que los sueldos de Starbucks son competitivos: pagan a un ayudante general 5 mil 500 pesos más bonos mensuales por siete horas de trabajo diarias y con preparatoria terminada.

Asegura que el éxito del Starbucks es el ambiente. “Todos nos llevamos bien, el ambiente de trabajo es ideal para los chavos. Aquí no tenemos clientes, sino amigos, todos tienen nombre para nosotros y esa familiaridad se traslada atrás de la barra”, comenta. Él tiene 10 jóvenes a su cargo, todos menores que él. Siete estudian y dos son titulados, las carreras que más abundan son sicología, administración y gastronomía, aunque tiene a un historiador.

Álex, además de trabajar en Starbucks de 5:00 a 13:00 horas, estudia Administración de Empresas en la Universidad del Valle y Psicología Organizacional en la Universidad Tec Milenio, esta última en línea, por la que sólo paga la mitad de la colegiatura, pues tiene una beca de Starbucks.
Su carrera en el café inició en el primer Starbucks en México. En tres años logró el puesto de gerente. Hoy gana 6 mil 500 pesos más bonos y otro tipo de prestaciones. Tiene la intención de subir de puesto y aplicar un proyecto sobre Psicología Organizacional en la empresa.

Con su sueldo ayuda a los gastos de la casa, pues sus papás son jubilados. Hace siete años comenzó a ayudar en los gastos de la casa: pagaba el teléfono. Ahora se hace cargo del teléfono, la luz, el agua y hasta el súper.

Con su sueldo se ha comprado un coche y una moto, ha pagado viajes y colegiaturas. No piensa dejar Starbucks. Sería como comenzar de nuevo una carrera.

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