domingo, 14 de junio de 2009

Los quieren fuera

Es un segmento que movería al mes unos 360 millones de pesos, y que dice no ser competencia desleal para sus “colegas” formales. El municipio quiere ordenarlos por medio de una ordenanza que no satisface a la Cámara de Comercio.

texto: Edgar Brizuela Z • fotos: Juan Abarzúa N. Terminar con el comercio ambulante de Chillán, es una utopía difícil de cumplir por lo menos en el corto plazo, pues las personas que ejercen tal actividad se han insertado de tal manera en el engranaje social y económico, que erradicarlos sólo acentuaría otros fl agelos que afectan a la comuna, el mayor de los cuales es el desempleo. Hoy, muchos de ellos tienen particulares y profundas razones para permanecer en las veredas y no serán las autoridades municipales, por mucho peso que tenga el comercio establecido, quienes van a terminar de un día para otro con una verdadera institución local. De hecho, la municipalidad propendería el desalojo de ellos desde las principales calles del centro de la ciudad y su reacomodo en otras, a lo que se agregaría su reconversión en comerciantes formales. Pero de ninguna manera desaparecerían, sino que solamente cambiarían de lugar. Esto, ha generado ruidos dentro de la Cámara de Comercio, la cual no se muestra del todo satisfecha con los primeros aprontes de la iniciativa que fi jará el marco para el desarrollo de la actividad. Los vendedores ambulantes, llegaron a estratégicas esquinas con el fi n de satisfacer las necesidades de los miles de clientes que llegan a la ciudad a través del terminal rural. Lo cierto es que los llamados ambulantes no son un grupo homogéneo y si bien hay, efectivamente, quienes no tienen más alternativa que permanecer en la calle, existen otros que teniendo locales establecidos reconocieron que en la vereda se pueden obtener grandes ganancias. Pero separar a unos y otros, dejando sólo a aquellos que realmente merecen un tratamiento especial por parte de las autoridades es un tema que no está resuelto, pero que debiera ser encarado por la actual administración. La anterior no fue capaz o no quiso erradicar a los ambulantes, pues en los cálculos políticos los permisos se consideraban como una suerte de moneda de cambio. En este sentido, mientras se planteaba la necesidad de ordenar el sistema, las credenciales pasaban de 160 a 300 o quizás más, según cálculos de la Cámara de Comercio. ORDENANZA MUNICIPAL Actualmente, la municipalidad analiza una nueva ordenanza, cuyo objetivo es ordenar al comercio ambulante. El texto aún no es redactado para su análisis posterior, pero es un paso ineludible que piensa dar el alcalde Sergio Zarzar, quien manifestó que de ninguna manera los ambulantes serán erradicados, pues antes se priorizará su ordenamiento. Además, se cree que la munici- » palidad debería efectuar un análisis caso a caso de los locatarios de tal manera que puedan seguir usando las cartas de autorización sólo aquellos que estén en ciertos tramos socialmente vulnerables. La presidenta de la Cámara de Comercio, María Inés Füller, indicó que lo ideal es que los informales desaparezcan, pero observa que en el corto plazo ello es impracticable dado el desempleo y por ello espera como compensación que se dicten normas claras de cohabitación. “Acá hay dignidades en juego. Una, es la del comercio establecido, que merece que se respete. Otra dignidad, la del comercio puesto en las calles, que no es una forma de trabajo. Por lo demás también están los peatones, que tienen un derecho a transitar libremente y hay calles donde no pueden andar y calles donde la gente se siente insegura”. El vicepresidente de la entidad gremial, Alejandro Lama más taxativo, apunta que “nosotros nos oponemos a todo permiso que permita que se ejerza el comercio en la vía pública. El comercio debe ser ejercido en un local comercial con ciertas características, que deba tributar, el resto es una competencia desleal. Valoramos el ordenamiento, pero nuestra aspiración es que no exista comercio en la vía publica, no estamos contentos con esa solución alternativa. Para nosotros la solución es la erradicación del comercio en la vía pública”. La Cámara, había esperado que el problema hubiera quedado superado en la administración de Aldo Bernucci, pues había existido el compromiso de congelar las autorizaciones, pero “eran 160 y ahora, no hay un catastro, pero deben haber más de 300”, agrega Füller. El alcalde Sergio Zarzar, aclara que en su administración “el concepto preciso es reubicar, pero no se trata de reubicar y ponerlos a tres kilómetros de los lugares. Nadie los quiere tirar a cualquier parte. Las soluciones se hacen en conjunto”. » ES UN PROBLEMA ESTRUCTURAL Lo cierto es que el comercio informal está muy estrechamente ligado con el establecido y según diversos estudios las ventas de quienes se desenvuelven en la calle constituyen entre el 30 y 40% del formal. Si bien no hay cifras defi nitivas, la Cámara de Comercio estima que los aproximadamente 300 comerciantes informales de la ciudad venderían mensualmente algo así como 360 millones de pesos. O sea, cada día, cada una de las personas que pone un puesto en la calle lograría vender unos 40 mil pesos hasta totalizar más de 1,2 millones de pesos al mes, cifra nada despreciable si se considera que no pagarían arriendo y según algunos, tampoco IVA. Ello explicaría el buen nivel que exhiben algunos comerciantes, alguno de los cuales tendrían hasta tres puestos controlados por familiares cercanos. Lo cierto es que a pesar de las críticas, el segmento ha sido muy estudiado y quiéraselo o no forma parte de la trama económica local y nacional. Froilán Quezada Quezada, magíster en Ingeniería Industrial señala que su existencia es prácticamente inevitable. “Su emergencia responde a que la economía formal y el aparato productivo de bienes y servicios han sido incapaces de proporcionar empleo estable y bien remunerado a los trabajadores en general y a los jóvenes y mujeres que se incorporan cada año al mercado del trabajo, lo cual se agudiza por los programas de reajuste económico, las migraciones internas y externas, sobre todo a la gran ciudad, provenientes del campo o de las ciudades pequeñas y marginales, así como por la aplicación indiscriminada de las nuevas tecnologías del aparato productivo”. Así, la economía informal que se inició por las propias insufi ciencias del desarrollo industrial, se ha convertido en una situación permanente, como consecuencia de las crisis de las políticas neoliberales. Para los informales, esta actividad ha sido la vía para satisfacer sus necesidades elementales. Pero, más aún, los ingresos que perciben son superiores al salario mínimo establecido que se pagan en el país. Además, mediante esta forma de trabajo pueden independizarse y salir del círculo de inestabilidad que constituye el trabajo asalariado. Pero, el comercio ambulante generaría una serie de problemas como obstruir aceras, ser un potencial foco de delincuencia o no garantizar la calidad de los productos. El académico de la Universidad del Bío-Bío, Alvaro Acuña, indica que en la medida que el comerciante ambulante soluciona su problema de satisfacción de sus necesidades, le genera un problema de insatisfacción al legalmente establecido, ya que se transforma en una competencia, que muchas veces se torna atractiva para el cliente. Ante esta problemática social, que a primera vista no se soluciona por sí sola, se debería pedir la intervención política esto es del municipio, el cual debe velar por generar una solución objetiva para ambas partes. Esta solución, agrega, debe ser anticipada por un estudio donde se establezcan diversos escenarios y sus impactos sociales y económicos para la comunidad. “¿La municipalidad tiene esos estudios?, ¿Cuál es el rol social detrás de la propuesta municipal?, ¿La propuesta benefi cia a ambas partes o a la más vulnerable?, ¿Con las 119 líneas de fi nanciamiento (Fosis, Sercotec, Innova, Prodemu, entre otras) que tiene el Estado para emprender negocios nuevos o antiguos, no se podrá formalizar y legalizar el comercio ambulante? Aparentemente, hay por el momento más preguntas que respuestas para solucionar un problema donde ni siquiera se tiene claridad acerca de la cantidad efectiva de ambulantes o la cantidad de dinero que producen. Para la Cámara, los informales incurrirían en una serie de prácticas desleales que les causan serios perjuicios. Además se ha sostenido insistentemente que aquellos obtendrían sus mercaderías de manera irregular a la vez que eludían impuestos al no entregar boleta. De hecho, se ha efectuado un rastreo acerca del origen de las mercaderías y se ha concluido que las obtienen de importadoras locales y en menos medida que antes, de Santiago u otras zonas del país. AMBULANTES Luis Alfredo Rodríguez, presidente del Sindicato Independiente, Ambulante y Estacionado, no se ha cansado de desestimar en los últimos años todas las acusaciones que caen sobre los comerciantes: Evación de impuestos, competencia desleal, hasta que amparan la delincuencia o sacan provecho de su eventual precariedad económica, la cual no es tal. “En esta pega te sacrifi cas, pasas frío, no hay descanso, debes comer en el mismo lugar, no puedes dejar la mercadería abandonada. Trabajas para ganarte el sustento, para tener una casa y si te compras un vehículo es para transportar mercadería, ni un lujo. Todo eso son logros, obtenidos con esfuerzo. No tienes por qué estar viviendo en una ruca de tabla o andar con carretón; no, ya no existe eso”, agrega el dirigente. Reconoce en todo caso que dentro de los ambulantes, existen personas que tienen locales en el comercio formal y por ello está dispuesto a trabajar con la municipalidad con la fi nalidad de establecer quiénes están en todo » el derecho de permanecer en las aceras y quiénes no. Rodríguez alega además que siempre se los considera como los grandes enemigos del comercio establecido, pero a su juicio los formales deben mirar hacia otro lugar en búsqueda de los responsables de su decadencia. “El cierre de negocios no es culpa nuestra. Los socios de la Cámara de Comercio deben preocuparse de las grandes cadenas, porque éstas se comieron a los más chicos, pero nosotros nunca vamos a ser una competencia”. La posibilidad de llegar a ser “emprendedores” a independizarse y lograr frutos económicos de su trabajo es uno de los elementos que destaca Ana Muñoz quien lleva más de doce años en las veredas, luego de dejar atrás su trabajo como asesora del hogar. “Con este trabajo me he proyectado. Soy separada y me hice cargo de mis dos hijos. Uno de ellos estudia en primer año de Ingeniería Civil en Concepción. Tengo casa e incluso he podido acceder como microempresaria a un crédito del Banco”, sostiene con orgullo. Para Ana Muñoz, como muchos, esta actividad es la única que son capaces de realizar y por ello observan con temor los pasos que daría la municipalidad en el futuro. “Si nos sacan de la calle nos cortan las alas”, alega la microempresaria.

«Nosotros nos oponemos a todo permiso que permita que se ejerza el comercio en la vía pública. El comercio debe ser ejercido en un local comercial con ciertas características». Alejandro Lama.

«Los socios de la Cámara de Comercio deben preocuparse de las grandes cadenas, porque éstas se comieron a los más chicos». Luis Rodríguez, presidente de los ambulantes..

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