Si los créditos externos sirven para crear fuentes de empleos dignificando el trabajo de centenares de bolivianos, bienvenidos, si además no están en línea del asistencialismo o el paternalismo que denigran la voluntad de quienes quieren convertirse en productores independientes poniendo toda su capacidad y esfuerzo con un apropiado financiamiento que les permita cumplir su objetivo.
Se ha mencionado recientemente la creación de un centro piloto textilero en la ciudad de Oruro que inicialmente acogerá a 400 confeccionistas para iniciar en el tiempo más breve posible la producción de pantalones tipo americano (jeans) poleras, sábanas, edredones, camisas para varones y blusas para damas, otras prendas de vestir y toallas, casi en su totalidad para exportación al mercado de Venezuela donde existe una alta demanda de las prendas de vestir que han sido requeridas y ropa de cama que también se comprará en grandes cantidades, asegurando de tal modo la comercialización de la producción que se realice en el centro textilero de Oruro, según dicen.
Se resalta la voluntad de micro empresarios para concretar un proyecto que les permitirá alcanzar su independencia y fortalecer su empresa societaria con su “propio trabajo”, multiplicando el efecto laboral y económico de varios socios que comienzan un experimento productivo, esperanzados en que desde el Poder Ejecutivo se otorguen mayores facilidades a los micro productores y se amplíen las facilidades para multiplicar las fuentes de empleo, con dignidad y en defensa de la producción nacional.
Un criterio práctico de los textileros tiene relación con la voluntad colectiva de luchar contra la pobreza, precisamente reuniendo a los pobres y dotándoles de instrumentos necesarios para que se conviertan en productores sin patrones pero al mismo tiempo asumiendo la responsabilidad de fortalecer la economía regional en una lucha abierta contra el contrabando y la prendería usada.
En el tiempo actual las restricciones de empleo obligan a muchos ciudadanos a convertirse en contrabandistas y comerciantes informales por la necesidad de ganar lo estrictamente necesario para la subsistencia familiar. Existe un grupo de “capitalistas” que fomentan el comercio ilícito, que ahora tendrá una franca y abierta competencia, totalmente legal y digna, permitiendo producción nacional que cubra la demanda local y que tenga excedentes para la exportación, de manera inicial al mercado comprometido en Venezuela.
Este tipo de emprendimientos colectivos podrían darse más a menudo, si de veras se disponen financiamientos de bajos intereses y además se garantizan oportunidades de producción y comercialización, mínimamente asegurada para sostener centenares de empleos y diversificar los mismos, con una paulatina ampliación del ritmo laboral que crecerá en la medida en que se cumplan los primeros compromisos de provisión de artículos requeridos a través de convenios que debe garantizar el Gobierno, para impulsar a los micro empresarios nacionales. El centro piloto textilero en Oruro, representa un impulso para mayores y más sólidos emprendimientos productivos.
Se ha mencionado recientemente la creación de un centro piloto textilero en la ciudad de Oruro que inicialmente acogerá a 400 confeccionistas para iniciar en el tiempo más breve posible la producción de pantalones tipo americano (jeans) poleras, sábanas, edredones, camisas para varones y blusas para damas, otras prendas de vestir y toallas, casi en su totalidad para exportación al mercado de Venezuela donde existe una alta demanda de las prendas de vestir que han sido requeridas y ropa de cama que también se comprará en grandes cantidades, asegurando de tal modo la comercialización de la producción que se realice en el centro textilero de Oruro, según dicen.
Se resalta la voluntad de micro empresarios para concretar un proyecto que les permitirá alcanzar su independencia y fortalecer su empresa societaria con su “propio trabajo”, multiplicando el efecto laboral y económico de varios socios que comienzan un experimento productivo, esperanzados en que desde el Poder Ejecutivo se otorguen mayores facilidades a los micro productores y se amplíen las facilidades para multiplicar las fuentes de empleo, con dignidad y en defensa de la producción nacional.
Un criterio práctico de los textileros tiene relación con la voluntad colectiva de luchar contra la pobreza, precisamente reuniendo a los pobres y dotándoles de instrumentos necesarios para que se conviertan en productores sin patrones pero al mismo tiempo asumiendo la responsabilidad de fortalecer la economía regional en una lucha abierta contra el contrabando y la prendería usada.
En el tiempo actual las restricciones de empleo obligan a muchos ciudadanos a convertirse en contrabandistas y comerciantes informales por la necesidad de ganar lo estrictamente necesario para la subsistencia familiar. Existe un grupo de “capitalistas” que fomentan el comercio ilícito, que ahora tendrá una franca y abierta competencia, totalmente legal y digna, permitiendo producción nacional que cubra la demanda local y que tenga excedentes para la exportación, de manera inicial al mercado comprometido en Venezuela.
Este tipo de emprendimientos colectivos podrían darse más a menudo, si de veras se disponen financiamientos de bajos intereses y además se garantizan oportunidades de producción y comercialización, mínimamente asegurada para sostener centenares de empleos y diversificar los mismos, con una paulatina ampliación del ritmo laboral que crecerá en la medida en que se cumplan los primeros compromisos de provisión de artículos requeridos a través de convenios que debe garantizar el Gobierno, para impulsar a los micro empresarios nacionales. El centro piloto textilero en Oruro, representa un impulso para mayores y más sólidos emprendimientos productivos.
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