La Anses invertirá en los próximos dos años y medio 1.500 millones de dólares para financiar, a través del Banco Hipotecario -propiedad del Grupo IRSA y del Estado-, aproximadamente cuarenta mil créditos hipotecarios destinados a la clase media. El titular de la administradora explica que el objetivo de este plan es instalar nuevamente en el país el crédito a largo plazo y en pesos.
A continuación, una entrevista publicada por la revista Debate al titular de la ANSeS, Amado Boudou:
¿Quiénes accederán al plan de vivienda única lanzado por el Hipotecario y la Anses?
Es sabido que el tema de las viviendas está muy presente en el Gobierno, no sólo desde el punto de vista económico sino por la relevancia cultural que implica contar con una casa propia. Hubo una primera etapa con el Plan Federal de Viviendas, orientado a las personas de menores recursos, que ya lleva construida más de trescientas mil viviendas. Ahora, encaramos una segunda etapa que tiene como destinataria a la clase media. En realidad, son tres líneas de créditos hipotecarios. Una, es para la construcción y refacción, donde se necesita contar con el terreno propio. Se financia el ciento por ciento de la construcción, con un plazo que llega a los veinte años y un costo financiero total del 13,95 por ciento. Otra, es la línea para la compra de vivienda nueva, cuyo costo financiero total es del 17,95 por ciento, a quince años, y cubre el setenta por ciento del valor del inmueble. Y la tercera es para la compra de una vivienda usada, a quince años, con el setenta por ciento de financiación y un 19,95 por ciento de costo.
En el país hay un déficit habitacional importante. ¿Alcanzarán los cuarenta mil créditos que esperan colocar con este plan para resolver esta situación?
El déficit habitacional está segmentado. El número que elaboramos conjuntamente con la Presidenta nos parecía adecuado para iniciar el plan. De todas maneras, podrá haber correcciones sobre la marcha.
Las tasas de interés para la construcción de nuevas viviendas son más atractivas que para comprar una nueva. ¿Por qué?
Este plan, como todas las iniciativas que llevamos adelante desde que tomamos el control de los fondos de las ex AFJP, tiende a sostener la economía real desde la demanda, ya que son créditos para que los consumidores puedan comprar una vivienda. Pero también queremos poner énfasis en la oferta, es decir la construcción de nuevos inmuebles. Por eso las tasas de interés para la construcción son sustancialmente menores a las de las viviendas ya construidas.
No es lo mismo construir una casa en la Ciudad de Buenos Aires que en el interior del país. Con las condiciones de los nuevos créditos, y teniendo en cuenta la realidad del mercado inmobiliario, ¿qué se podrá construir y dónde?
Este tipo de créditos es para aquellos que necesiten acceder a su primera vivienda, no es para las personas que tengan más de una casa. Efectivamente, la posibilidad de contar con un terreno propio se dará más en el interior del país, mientras que en la Ciudad habrá más compradores de vivienda nueva o usada. Nuestros objetivo es que las parejas jóvenes, los chicos que se incorporan al mercado laboral, o quien lo necesitare pueda acceder a su casa propia.
Actualmente, la tasa promedio para los créditos hipotecarios rondaba el 25 por ciento. A partir de este plan, ¿cree que los bancos privados extenderán los plazos de los préstamos y mejorarán las condiciones?
Que en el país se puedan recrear las condiciones del crédito a largo plazo y en tasas fijas es un objetivo deseable. Esperamos que la vuelta de las cédulas hipotecarias (ndr: Instrumentos de financiación que serán colocados por el Hipotecario y la Anses a tasas del dos por ciento en dólares) y la existencia de estos créditos animen al resto del sistema financiero a buscar mecanismos para fortalecer el nivel de crédito a largo plazo. Lo ideal sería funcionar como una entidad testigo que impulse al resto del sistema financiero hacia el crédito de largo plazo.
Durante la última reunión de la Comisión Bicameral de Control de los Fondos de la Seguridad Social, un diputado del PRO le señaló que la Anses invertía a tasas negativas porque no tenía en cuenta la inflación real. ¿Cómo mide usted la rentabilidad del nuevo plan hipotecario?
Los cuestionamientos nos permiten poner sobre la mesa un debate de ideas que, muchas veces, es lo que está faltando del otro lado. Las AFJP invertían básicamente en el mercado financiero. Por la ley que puso en funcionamiento el régimen de capitalización, las administradoras privadas podían invertir hasta el cuarenta por ciento del monto acumulado en créditos hipotecarios. Después de 14 años, sólo invirtieron el 0,4 por ciento. Con este plan, en dos años y medio alcanzaremos el cinco por ciento de las inversiones en este rubro. Es decir, estaban las posibilidades de invertir pero no tuvieron el interés para fortalecer este tipo de instrumento. Las AFJP tenían más de dos mil millones de pesos invertidos en el exterior en acciones y papeles que perdieron casi la mitad de su valor en dos años. Nosotros estamos invirtiendo en el mercado interno y en ladrillos. Esta es la mejor garantía que puede tener un trabajador y un jubilado sobre sus aportes, más allá de que nos interesa saber cuál puede ser la rentabilidad nominal de una inversión. Sin embargo, para la Anses es importante la segunda rentabilidad de las inversiones, que tiene que ver con el sostenimiento del nivel de empleo. El verdadero ingreso genuino de un sistema previsional es el aporte de los trabajadores formales, sumada a las contribuciones patronales.
¿Cuántos puestos de trabajo se crearon o preservaron desde que la Anses comenzó a invertir en la economía real?
Los dos conceptos son importantes, tanto la creación como la preservación del empleo, sobre todo cuando uno ve que en Estados Unidos, Europa o, incluso, en Brasil se destruyen millones de empleos. En la década del noventa, si bien es cierto que hubo crecimiento, fue a costa de la expulsión de los trabajadores, con una tasa de desocupación del 25 por ciento. En 2003 había tres millones de jubilados y hoy hay más de 5,5 millones de jubilados.
Para ser concretos, en este momento ¿la Anses pretende que la desocupación se mantenga en el 8,4 por ciento que marca el Indec?
Que decrezca, como viene ocurriendo desde 2003 hasta la fecha. Es muy importante que el país no vuelva a tener altas tasas de desocupación ni empleo informal, que, en definitiva, repercutirá en los niveles de jubilados y en la sustentabilidad del sistema previsional.
¿Por qué la oposición cuestiona el uso que se le está dando a los fondos de la Anses?
Muchas veces resulta difícil entender esas críticas, sobre todo cuando vienen de sectores que congelaron las jubilaciones durante veinte años y que, incluso, le bajaron un trece por ciento a los jubilados. Decían que la ley que terminó con las AFJP se había votado muy rápido y sin debate, pero lo que ocurrió fue que existió la voluntad política del Ejecutivo y el Legislativo para avanzar en el tema. En otros momentos, cuando se les bajó el trece por ciento a los jubilados, no hubo debate. Simplemente, de la noche a la mañana, se tomó la decisión y listo. Este doble estándar para analizar las cosas no es constructivo.
Hasta hace un año y medio, el Gobierno hablaba de los superávit gemelos como gran pilar de la economía. Hoy, en su lugar, aparece la Anses como único pilar. ¿Es así?
Es muy importante el cuidado del superávit fiscal y comercial. A veces, se escuchan críticas de algunos economistas ortodoxos que apoyaron procesos con fuerte déficit fiscal. Nosotros encaramos un proceso de inclusión social, cuidando las cuentas públicas. El cambio en el sistema jubilatorio forma parte de tener en claro que el ahorro de los trabajadores es capital social. Entonces, en qué se aplica ese ahorro es una decisión estratégica del Estado. Las políticas contracíclicas son las que permiten sostener la actividad en un momento de crisis. ¿Qué hubiera pasado si, en una crisis como esta, hubiésemos tenido un gobierno como la Alianza?
La pregunta es hasta dónde la Anses puede sostener la economía sin complementarse con otras políticas macroeconómicas.
Hay políticas articuladas. Cuando, en una época de crisis como la actual, se sigue sosteniendo el superávit fiscal y comercial (ndr: En el primer cuatrimestre del año hubo un ahorro primario de 5344,3 millones de pesos, un 54,1 por ciento inferior al del año último), es porque hay decisiones políticas que permiten que esto ocurra. Hay inversiones en asistencia social, en obra pública, infraestructura, etcétera, todo articulado con la Anses. En este momento, estamos invirtiendo en Atucha 2, en la finalización de Atucha 1. Es decir que existe una articulación de medidas.
¿Por qué se decidió rescatar a la Papelera Massuh?
El proyecto de sostener la producción de la planta de Massuh nos parece una iniciativa interesante. Teníamos delante de nosotros una fábrica que estaba concursada y que había dejado de producir por decisión de sus dueños. Entonces, no es que estatizamos o tomamos alguna medida para beneficiar la situación del concurso, armamos un fideicomiso para alquilarle los activos físicos a Massuh y, por otro lado, contratar a plazo (hasta noviembre de 2011) a los trabajadores de la planta. Además, este fideicomiso aportará el capital de trabajo para el giro comercial. Lo que hacemos es sostener la actividad y sostener los puestos de trabajo. El alquiler que se paga al concurso por los activos físicos es el treinta por ciento de los beneficios totales de la actividad productiva.
¿Tienen en carpeta el rescate de otras compañías?
Las grandes crisis nos dan la oportunidad de poner en práctica nuevas ideas y ser creativos para sostener la economía de un país. Massuh es un primer ejemplo de una nueva forma de vincular el trabajo y la producción, con las políticas activas de un Gobierno.
Las críticas de los últimos días de todas las cámaras empresarias, con un fuerte impulso desde la UIA y algunos medios, en relación a las estatizaciones en Venezuela, ¿forman parte también de un cuestionamiento hacia la decisión del Ejecutivo de intervenir fuertemente en la economía local?
El Gobierno ha recreado en el país las condiciones políticas para que muchas empresas se recuperaran y muchos sectores hicieran muy buenos negocios. Muchas empresas recuperaron el valor de sus campos, empresas, fábricas. Han recuperado los ingresos en flujo de capitales. Este proyecto de gobierno tiene muy en claro la importancia del mercado, pero también el papel que debe jugar el Estado. Estamos convencidos de que el Estado tiene un rol fundamental para jugar en la economía. Nosotros pensamos la economía en estos términos, en un Estado fuerte, que ayude al crecimiento inclusivo y donde las empresas funcionen correctamente, con creación de empleo formal.
A continuación, una entrevista publicada por la revista Debate al titular de la ANSeS, Amado Boudou:
¿Quiénes accederán al plan de vivienda única lanzado por el Hipotecario y la Anses?
Es sabido que el tema de las viviendas está muy presente en el Gobierno, no sólo desde el punto de vista económico sino por la relevancia cultural que implica contar con una casa propia. Hubo una primera etapa con el Plan Federal de Viviendas, orientado a las personas de menores recursos, que ya lleva construida más de trescientas mil viviendas. Ahora, encaramos una segunda etapa que tiene como destinataria a la clase media. En realidad, son tres líneas de créditos hipotecarios. Una, es para la construcción y refacción, donde se necesita contar con el terreno propio. Se financia el ciento por ciento de la construcción, con un plazo que llega a los veinte años y un costo financiero total del 13,95 por ciento. Otra, es la línea para la compra de vivienda nueva, cuyo costo financiero total es del 17,95 por ciento, a quince años, y cubre el setenta por ciento del valor del inmueble. Y la tercera es para la compra de una vivienda usada, a quince años, con el setenta por ciento de financiación y un 19,95 por ciento de costo.
En el país hay un déficit habitacional importante. ¿Alcanzarán los cuarenta mil créditos que esperan colocar con este plan para resolver esta situación?
El déficit habitacional está segmentado. El número que elaboramos conjuntamente con la Presidenta nos parecía adecuado para iniciar el plan. De todas maneras, podrá haber correcciones sobre la marcha.
Las tasas de interés para la construcción de nuevas viviendas son más atractivas que para comprar una nueva. ¿Por qué?
Este plan, como todas las iniciativas que llevamos adelante desde que tomamos el control de los fondos de las ex AFJP, tiende a sostener la economía real desde la demanda, ya que son créditos para que los consumidores puedan comprar una vivienda. Pero también queremos poner énfasis en la oferta, es decir la construcción de nuevos inmuebles. Por eso las tasas de interés para la construcción son sustancialmente menores a las de las viviendas ya construidas.
No es lo mismo construir una casa en la Ciudad de Buenos Aires que en el interior del país. Con las condiciones de los nuevos créditos, y teniendo en cuenta la realidad del mercado inmobiliario, ¿qué se podrá construir y dónde?
Este tipo de créditos es para aquellos que necesiten acceder a su primera vivienda, no es para las personas que tengan más de una casa. Efectivamente, la posibilidad de contar con un terreno propio se dará más en el interior del país, mientras que en la Ciudad habrá más compradores de vivienda nueva o usada. Nuestros objetivo es que las parejas jóvenes, los chicos que se incorporan al mercado laboral, o quien lo necesitare pueda acceder a su casa propia.
Actualmente, la tasa promedio para los créditos hipotecarios rondaba el 25 por ciento. A partir de este plan, ¿cree que los bancos privados extenderán los plazos de los préstamos y mejorarán las condiciones?
Que en el país se puedan recrear las condiciones del crédito a largo plazo y en tasas fijas es un objetivo deseable. Esperamos que la vuelta de las cédulas hipotecarias (ndr: Instrumentos de financiación que serán colocados por el Hipotecario y la Anses a tasas del dos por ciento en dólares) y la existencia de estos créditos animen al resto del sistema financiero a buscar mecanismos para fortalecer el nivel de crédito a largo plazo. Lo ideal sería funcionar como una entidad testigo que impulse al resto del sistema financiero hacia el crédito de largo plazo.
Durante la última reunión de la Comisión Bicameral de Control de los Fondos de la Seguridad Social, un diputado del PRO le señaló que la Anses invertía a tasas negativas porque no tenía en cuenta la inflación real. ¿Cómo mide usted la rentabilidad del nuevo plan hipotecario?
Los cuestionamientos nos permiten poner sobre la mesa un debate de ideas que, muchas veces, es lo que está faltando del otro lado. Las AFJP invertían básicamente en el mercado financiero. Por la ley que puso en funcionamiento el régimen de capitalización, las administradoras privadas podían invertir hasta el cuarenta por ciento del monto acumulado en créditos hipotecarios. Después de 14 años, sólo invirtieron el 0,4 por ciento. Con este plan, en dos años y medio alcanzaremos el cinco por ciento de las inversiones en este rubro. Es decir, estaban las posibilidades de invertir pero no tuvieron el interés para fortalecer este tipo de instrumento. Las AFJP tenían más de dos mil millones de pesos invertidos en el exterior en acciones y papeles que perdieron casi la mitad de su valor en dos años. Nosotros estamos invirtiendo en el mercado interno y en ladrillos. Esta es la mejor garantía que puede tener un trabajador y un jubilado sobre sus aportes, más allá de que nos interesa saber cuál puede ser la rentabilidad nominal de una inversión. Sin embargo, para la Anses es importante la segunda rentabilidad de las inversiones, que tiene que ver con el sostenimiento del nivel de empleo. El verdadero ingreso genuino de un sistema previsional es el aporte de los trabajadores formales, sumada a las contribuciones patronales.
¿Cuántos puestos de trabajo se crearon o preservaron desde que la Anses comenzó a invertir en la economía real?
Los dos conceptos son importantes, tanto la creación como la preservación del empleo, sobre todo cuando uno ve que en Estados Unidos, Europa o, incluso, en Brasil se destruyen millones de empleos. En la década del noventa, si bien es cierto que hubo crecimiento, fue a costa de la expulsión de los trabajadores, con una tasa de desocupación del 25 por ciento. En 2003 había tres millones de jubilados y hoy hay más de 5,5 millones de jubilados.
Para ser concretos, en este momento ¿la Anses pretende que la desocupación se mantenga en el 8,4 por ciento que marca el Indec?
Que decrezca, como viene ocurriendo desde 2003 hasta la fecha. Es muy importante que el país no vuelva a tener altas tasas de desocupación ni empleo informal, que, en definitiva, repercutirá en los niveles de jubilados y en la sustentabilidad del sistema previsional.
¿Por qué la oposición cuestiona el uso que se le está dando a los fondos de la Anses?
Muchas veces resulta difícil entender esas críticas, sobre todo cuando vienen de sectores que congelaron las jubilaciones durante veinte años y que, incluso, le bajaron un trece por ciento a los jubilados. Decían que la ley que terminó con las AFJP se había votado muy rápido y sin debate, pero lo que ocurrió fue que existió la voluntad política del Ejecutivo y el Legislativo para avanzar en el tema. En otros momentos, cuando se les bajó el trece por ciento a los jubilados, no hubo debate. Simplemente, de la noche a la mañana, se tomó la decisión y listo. Este doble estándar para analizar las cosas no es constructivo.
Hasta hace un año y medio, el Gobierno hablaba de los superávit gemelos como gran pilar de la economía. Hoy, en su lugar, aparece la Anses como único pilar. ¿Es así?
Es muy importante el cuidado del superávit fiscal y comercial. A veces, se escuchan críticas de algunos economistas ortodoxos que apoyaron procesos con fuerte déficit fiscal. Nosotros encaramos un proceso de inclusión social, cuidando las cuentas públicas. El cambio en el sistema jubilatorio forma parte de tener en claro que el ahorro de los trabajadores es capital social. Entonces, en qué se aplica ese ahorro es una decisión estratégica del Estado. Las políticas contracíclicas son las que permiten sostener la actividad en un momento de crisis. ¿Qué hubiera pasado si, en una crisis como esta, hubiésemos tenido un gobierno como la Alianza?
La pregunta es hasta dónde la Anses puede sostener la economía sin complementarse con otras políticas macroeconómicas.
Hay políticas articuladas. Cuando, en una época de crisis como la actual, se sigue sosteniendo el superávit fiscal y comercial (ndr: En el primer cuatrimestre del año hubo un ahorro primario de 5344,3 millones de pesos, un 54,1 por ciento inferior al del año último), es porque hay decisiones políticas que permiten que esto ocurra. Hay inversiones en asistencia social, en obra pública, infraestructura, etcétera, todo articulado con la Anses. En este momento, estamos invirtiendo en Atucha 2, en la finalización de Atucha 1. Es decir que existe una articulación de medidas.
¿Por qué se decidió rescatar a la Papelera Massuh?
El proyecto de sostener la producción de la planta de Massuh nos parece una iniciativa interesante. Teníamos delante de nosotros una fábrica que estaba concursada y que había dejado de producir por decisión de sus dueños. Entonces, no es que estatizamos o tomamos alguna medida para beneficiar la situación del concurso, armamos un fideicomiso para alquilarle los activos físicos a Massuh y, por otro lado, contratar a plazo (hasta noviembre de 2011) a los trabajadores de la planta. Además, este fideicomiso aportará el capital de trabajo para el giro comercial. Lo que hacemos es sostener la actividad y sostener los puestos de trabajo. El alquiler que se paga al concurso por los activos físicos es el treinta por ciento de los beneficios totales de la actividad productiva.
¿Tienen en carpeta el rescate de otras compañías?
Las grandes crisis nos dan la oportunidad de poner en práctica nuevas ideas y ser creativos para sostener la economía de un país. Massuh es un primer ejemplo de una nueva forma de vincular el trabajo y la producción, con las políticas activas de un Gobierno.
Las críticas de los últimos días de todas las cámaras empresarias, con un fuerte impulso desde la UIA y algunos medios, en relación a las estatizaciones en Venezuela, ¿forman parte también de un cuestionamiento hacia la decisión del Ejecutivo de intervenir fuertemente en la economía local?
El Gobierno ha recreado en el país las condiciones políticas para que muchas empresas se recuperaran y muchos sectores hicieran muy buenos negocios. Muchas empresas recuperaron el valor de sus campos, empresas, fábricas. Han recuperado los ingresos en flujo de capitales. Este proyecto de gobierno tiene muy en claro la importancia del mercado, pero también el papel que debe jugar el Estado. Estamos convencidos de que el Estado tiene un rol fundamental para jugar en la economía. Nosotros pensamos la economía en estos términos, en un Estado fuerte, que ayude al crecimiento inclusivo y donde las empresas funcionen correctamente, con creación de empleo formal.
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