-Pormenores de la crisis en México
-El país en peor situación que otros
-Ni EUA tiene tales niveles recesivos
En su tiempo el ex presidente Miguel de la Madrid afirmó que hasta la ineficacia en el poder era una forma de corrupción, no sé si tenga del todo la razón, lo cierto es que alguien en el poder debe asumir la total responsabilidad del desastre actual por el que atraviesa la economía de todos los mexicanos.
Y es que el país que no fue epicentro del colapso financiero global, ni exportador del contagio real a la economía mundial, en la actualidad está en peor situación que el resto de los países considerados punta de lanza de una crisis con consecuencias devastadoras.
México sufre una recesión económica de mayor consecuencia que Estados Unidos o España y muchos otros países miembros de la Unión Europea.
Tenemos un escenario dramático derivado de una crisis de proporciones que no debíamos haber experimentado si los políticos que gobiernan hubiesen tomado las precauciones necesarias.
Desde el verano de 2007 comenzaron los problemas de las hipotecas subprime en Estados Unidos y en México las autoridades no tomaron ninguna prevención asumiendo de forma deliberada que no había forma de contagio en la economía mexicana “se trataba de un situación meramente local”.
Todo 2008 la postura del gobierno del presidente Felipe Calderón en boca del secretario Agustín Carstens sostuvo un buen desempeño para México, como si el propio Carstens, experto en análisis e investigación económica, desconociera que la parálisis del sector construcción estadounidense y la quiebra de diversos sectores financieros ligados con las hipotecas no pudieran tener calado en la dinámica de varios procesos industriales realizados en México y que tienen como mercado de consumo final el estadounidense.
Prácticamente todo el año pasado fue tiempo perdido para aplicar una política de previsión, y sucedió lo que se temía, una reacción tardía justo cuando en la Unión Americana el gigante Lehman & Brothers anunció su quiebra definitiva y el entonces gobierno del presidente George W. Bush aseguró que no intervendría para salvarle, fue cuando la caja de Pandora dejó escapar los mil demonios y México mal reaccionó con un programa anticíclico basado absurdamente en un Presupuesto de Egresos de la Federación y una Ley de Ingresos imposible de cumplir en medio de una vorágine financiera internacional y sobre todo con acelerada especulación, volatilidad, pesimismo y crisis de confianza.
Para México cuyos gobernantes siempre venden como “el país de las mil maravillas” no lo termina siendo cuando revienta en las manos una crisis descomunal.
La economía no estaba una situación tan mala como para haber eclosionado a tales niveles, lo hizo sí porque el gobierno reaccionó tarde y porque lo hizo de forma equivocada.
Desde el año pasado se pidió a Hacienda que hiciera un paréntesis en la recaudación de impuestos absurdos como el IETU aplicado desde el inicio de la administración del presidente Calderón.
Empero, no escucharon a los analistas que insistimos en la necesidad de permitirle un oxígeno financiero a la planta productiva del país. Ahora la Secretaría de Hacienda reconoce un enorme hueco en la recaudación del año pasado. Digamos que ellos mismos se lo buscaron.
Pero hay muchas cosas más de fondo que irritan: por ejemplo que en el primer trimestre del año la economía mexicana esté en peor situación que el resto de otros países industrializados y con muchos mayores motivos para haber sido afectados por la crisis financiera exportada desde Estados Unidos.
Resulta por demás paradójico que México tenga el peor comportamiento mundial en materia económica.
Y es que los resultados en el primer trimestre del año son los siguientes: México el PIB cayó 8.2%; Estados Unidos lo hizo 6.1% con todo y que es el epicentro del problema; Alemania bajó 6.9% de enero a marzo de este año; Italia 5.9%; Reino Unido 4.9%; Francia su PIB decreció 3.2% y España 3 por ciento.
Así, estamos de nuevo peor que todos, sin ser los culpables de la crisis, ni siquiera tener un sistema financiero en riesgo a pesar del alto grado de extranjerización.
Para subrayar las diferencias entre un país desarrollado y otro en vías de desarrollo eso sí muy presuntuoso de ser miembro de la OCDE, México es el único que recurre de forma sorpresiva en marzo a solicitar un crédito histórico con el Fondo Monetario Internacional por 47 mil millones de dólares.
Las autoridades mexicanas resuelven todo adquiriendo más endeudamiento externo endosado al bolsillo de sus ciudadanos y de las futuras generaciones, incapacitadas de buscar otras fórmulas menos dañinas porque su sistema de recaudación fiscal es tan malo que no cuenta como amortiguador ante cualquier contingencia.
Los sueños se han esfumado de nuevo, el sexenio pasado acariciamos la posibilidad de sepultar el peso de la deuda externa del sector público dentro de la generación de la riqueza, dejar atrás los episodios más negros de la historia económica del país.
De pronto la realidad nos toma por sorpresa otra vez la deuda externa del sector público es de 100 mil millones de dólares, nuestros hijos y sus nietos seguirán siendo deudores, cargarán con un lastre que un día como padres soñamos con librarnos.
A COLACIÓN
Semanas atrás cuando realizamos el impacto de la influenza en el PIB hicimos un recuento de otros episodios de magna repercusión económica como el de los sismos de 1985 justo en el sexenio de Miguel de la Madrid.
Tras el impacto de la influenza en la economía y el turismo, señalamos de forma detallada los pormenores del grado de afectación considerando que por el peso de la economía estadounidense en la mexicana y el efecto de la influenza lo que teníamos era un escenario de contracción económica similar al de 1995.
Desafortunadamente la magnitud de afectación revelada por el sector industrial en el país en los primeros meses del año apunta a nuevos ciclos de desempleo.
Es por demás doloroso máxime cuando los mexicanos no acabamos de reponernos del golpe en el bolsillo de la crisis de 1995 cuando otra vez viene un colapso de enormes proporciones.
La economía informal seguirá ensanchándose como ya lo hizo en 1995, porque la gente que se queda sin empleo formal desde luego tiene que sobrevivir y el reducto más inmediato lo encuentran en la informalidad, esa otra economía paralela que cada vez gana más impacto dentro del PIB.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com
-El país en peor situación que otros
-Ni EUA tiene tales niveles recesivos
En su tiempo el ex presidente Miguel de la Madrid afirmó que hasta la ineficacia en el poder era una forma de corrupción, no sé si tenga del todo la razón, lo cierto es que alguien en el poder debe asumir la total responsabilidad del desastre actual por el que atraviesa la economía de todos los mexicanos.
Y es que el país que no fue epicentro del colapso financiero global, ni exportador del contagio real a la economía mundial, en la actualidad está en peor situación que el resto de los países considerados punta de lanza de una crisis con consecuencias devastadoras.
México sufre una recesión económica de mayor consecuencia que Estados Unidos o España y muchos otros países miembros de la Unión Europea.
Tenemos un escenario dramático derivado de una crisis de proporciones que no debíamos haber experimentado si los políticos que gobiernan hubiesen tomado las precauciones necesarias.
Desde el verano de 2007 comenzaron los problemas de las hipotecas subprime en Estados Unidos y en México las autoridades no tomaron ninguna prevención asumiendo de forma deliberada que no había forma de contagio en la economía mexicana “se trataba de un situación meramente local”.
Todo 2008 la postura del gobierno del presidente Felipe Calderón en boca del secretario Agustín Carstens sostuvo un buen desempeño para México, como si el propio Carstens, experto en análisis e investigación económica, desconociera que la parálisis del sector construcción estadounidense y la quiebra de diversos sectores financieros ligados con las hipotecas no pudieran tener calado en la dinámica de varios procesos industriales realizados en México y que tienen como mercado de consumo final el estadounidense.
Prácticamente todo el año pasado fue tiempo perdido para aplicar una política de previsión, y sucedió lo que se temía, una reacción tardía justo cuando en la Unión Americana el gigante Lehman & Brothers anunció su quiebra definitiva y el entonces gobierno del presidente George W. Bush aseguró que no intervendría para salvarle, fue cuando la caja de Pandora dejó escapar los mil demonios y México mal reaccionó con un programa anticíclico basado absurdamente en un Presupuesto de Egresos de la Federación y una Ley de Ingresos imposible de cumplir en medio de una vorágine financiera internacional y sobre todo con acelerada especulación, volatilidad, pesimismo y crisis de confianza.
Para México cuyos gobernantes siempre venden como “el país de las mil maravillas” no lo termina siendo cuando revienta en las manos una crisis descomunal.
La economía no estaba una situación tan mala como para haber eclosionado a tales niveles, lo hizo sí porque el gobierno reaccionó tarde y porque lo hizo de forma equivocada.
Desde el año pasado se pidió a Hacienda que hiciera un paréntesis en la recaudación de impuestos absurdos como el IETU aplicado desde el inicio de la administración del presidente Calderón.
Empero, no escucharon a los analistas que insistimos en la necesidad de permitirle un oxígeno financiero a la planta productiva del país. Ahora la Secretaría de Hacienda reconoce un enorme hueco en la recaudación del año pasado. Digamos que ellos mismos se lo buscaron.
Pero hay muchas cosas más de fondo que irritan: por ejemplo que en el primer trimestre del año la economía mexicana esté en peor situación que el resto de otros países industrializados y con muchos mayores motivos para haber sido afectados por la crisis financiera exportada desde Estados Unidos.
Resulta por demás paradójico que México tenga el peor comportamiento mundial en materia económica.
Y es que los resultados en el primer trimestre del año son los siguientes: México el PIB cayó 8.2%; Estados Unidos lo hizo 6.1% con todo y que es el epicentro del problema; Alemania bajó 6.9% de enero a marzo de este año; Italia 5.9%; Reino Unido 4.9%; Francia su PIB decreció 3.2% y España 3 por ciento.
Así, estamos de nuevo peor que todos, sin ser los culpables de la crisis, ni siquiera tener un sistema financiero en riesgo a pesar del alto grado de extranjerización.
Para subrayar las diferencias entre un país desarrollado y otro en vías de desarrollo eso sí muy presuntuoso de ser miembro de la OCDE, México es el único que recurre de forma sorpresiva en marzo a solicitar un crédito histórico con el Fondo Monetario Internacional por 47 mil millones de dólares.
Las autoridades mexicanas resuelven todo adquiriendo más endeudamiento externo endosado al bolsillo de sus ciudadanos y de las futuras generaciones, incapacitadas de buscar otras fórmulas menos dañinas porque su sistema de recaudación fiscal es tan malo que no cuenta como amortiguador ante cualquier contingencia.
Los sueños se han esfumado de nuevo, el sexenio pasado acariciamos la posibilidad de sepultar el peso de la deuda externa del sector público dentro de la generación de la riqueza, dejar atrás los episodios más negros de la historia económica del país.
De pronto la realidad nos toma por sorpresa otra vez la deuda externa del sector público es de 100 mil millones de dólares, nuestros hijos y sus nietos seguirán siendo deudores, cargarán con un lastre que un día como padres soñamos con librarnos.
A COLACIÓN
Semanas atrás cuando realizamos el impacto de la influenza en el PIB hicimos un recuento de otros episodios de magna repercusión económica como el de los sismos de 1985 justo en el sexenio de Miguel de la Madrid.
Tras el impacto de la influenza en la economía y el turismo, señalamos de forma detallada los pormenores del grado de afectación considerando que por el peso de la economía estadounidense en la mexicana y el efecto de la influenza lo que teníamos era un escenario de contracción económica similar al de 1995.
Desafortunadamente la magnitud de afectación revelada por el sector industrial en el país en los primeros meses del año apunta a nuevos ciclos de desempleo.
Es por demás doloroso máxime cuando los mexicanos no acabamos de reponernos del golpe en el bolsillo de la crisis de 1995 cuando otra vez viene un colapso de enormes proporciones.
La economía informal seguirá ensanchándose como ya lo hizo en 1995, porque la gente que se queda sin empleo formal desde luego tiene que sobrevivir y el reducto más inmediato lo encuentran en la informalidad, esa otra economía paralela que cada vez gana más impacto dentro del PIB.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com
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