El empleo informal se ha duplicado en los últimos cinco años
Por comodidad, porque no han conseguido otro empleo, por las buenas ganancias, “por mientras”, porque llegaron de otra ciudad, o porque no hay otra opción, el trabajo informal en los cruceros de la ciudad se ha duplicado en los últimos cinco años ante la indiferencia de autoridades de los diferentes niveles de gobierno.Sin embargo, muy lejano a lo que puede brindar un trabajo formal, en los cruceros las ganancias varían entre 100 y 400 pesos por día, no hay un horario y cada quien se manda solo.Mujeres, payasos, limpiaparabrisas, tragafuegos, mimos, niños, limosneros, vendedores de helados y de tarjetas se han apoderado de una veintena de cruceros en toda la ciudad y dicen que ahí seguirán mientras puedan trabajar.La idea de que es gente que llegó de otros estados o ciudades es falsa, la mayoría son morelianos y morelianas pobres, sin acceso a la educación y a los servicios básicos.De 20 personas a las que se les preguntó su procedencia, sólo una respondió y dijo que era del Estado de México.Hace cinco años el DIF de Morelia señalaba que había unas 100 personas en cruceros, entre adultos y niños, hoy el número supera las 200 en dichos sitios.No sólo incrementó el número de limpiaparabrisas, limosneros y comerciantes, sino que algunos cruceros en los que antes no había, ahora ya están ocupados por más trabajadores informales.Cada uno marca su territorio y lucha para poder ser aceptado cuando recién llega a una esquina o el cruce de diversas avenidas. No es fácil enfrentarse a los limpiaparabrisas, a los mimos o a los tragafuegos, que son los más celosos de su territorio.“Creen que les vamos a ganar clientes o espacio, que si somos muchos en un crucero disminuyen las ganancias, están locos, hay para todos, yo vendo Bon Ice y nunca limpiaría parabrisas”, dice Amelia, quien para ganarse un peso necesita vender tres o cuatro helados.Los que trabajan u operan en un área no pueden ir de crucero en crucero; si se fijan en una zona, ahí deberán quedarse, debido a que casi todos se conocen y de lo contrario tendrán que sufrir rechazos, aventones y hasta golpes si quiere iniciar en otro cruce.Un ejemplo del incremento del trabajo informal en cruceros es el siguiente: en la Calzada la Huerta, a partir de Wal Mart y hasta el entronque de El Pípila, en esa sola ruta trabajan 47 personas, diez en el crucero del Centro Comercial La Huerta, ocho sobre la misma avenida a la altura de Los Pinos, diez más en el cruce con Avenida Francisco J. Múgica, cuatro a la altura del Palacio de Justicia, siete en el cruce de Héroes de Nocupétaro con Michoacán y ocho en El Pípila.Varios de ellos, un tanto difíciles de entrevistar, aseguran que trabajan en los cruceros porque no hay empleo, y los pocos que a veces salen no son acordes con sus perfiles.Para todos los trabajos se requiere mínimo secundaria o preparatoria, estudios con los que la mayoría de ellos no cuentan. Además de que el sueldo que ofrecen es “raquítico”, dice Miguel Ángel Montes, limpiaparabrisas en el crucero de la salida a Quiroga.“Con cuatro o cinco horas que venga aquí me llevo hasta 300 varos y hay veces que hasta más, depende si es quincena o fin de semana”.
Humberto Castillo
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