martes, 8 de mayo de 2012

El Día del Trabajo…, informal



Desde el presidente Zedillo (PRI) se dejó de conmemorar el Día del Trabajo. Posteriormente, los dos gobiernos del PAN, el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón, refrendaron esa decisión. La verdad es que era el único día en que los sindicatos oficialistas e independientes tenían la posibilidad de decirles a los mandatarios mexicanos, mediante mantas o gritos, lo equivocado y antipopular de sus políticas laborales.
Por supuesto, los sindicatos mexicanos, especialmente los oficialistas, se ganaron a pulso este desprecio del gobierno y de la sociedad. Dejaron de ser estructuras de representación y de lucha de la clase trabajadora, para convertirse en burocracias para el enriquecimiento, el autoritarismo y el empoderamiento político de sus dirigentes. La mayoría de los sindicatos son hoy una rémora para los trabajadores y para el país en su conjunto. Es un área que requiere una sacudida a fondo.
Sin embargo, hay otra razón más poderosa para dejar de conmemorar el Día del Trabajo en México: el trabajo remunerador y con seguridad social está dejando de existir en el país. Su lugar lo ocupa hoy el empleo informal y el desempleo mismo. Por eso, lo que debemos celebrar en México es el Día del Trabajo Informal y el No Trabajo.
El crecimiento en el empleo formal es insuficiente para dar cabida al crecimiento en la población en edad de trabajar. La tasa de crecimiento de la población en México se ha reducido, pero la Población Económicamente Activa (PEA) seguirá creciendo a un ritmo cercano a 2 por ciento, alcanzando un total de 60 millones en 2020.
Lo grave es que de mantenerse la estructura actual del mercado laboral, más de la mitad de esta fuerza laboral no tendrá un empleo formal y acceso a prestaciones.
En febrero pasado, el Inegi mostró el otro lado de la moneda laboral: el empleo informal creció dos veces más que el formal. En efecto, reveló que el año pasado un millón 684 mil personas se sumaron a la informalidad, para hacer un total de 14 millones de personas, lo que representa 29.2 por ciento de la PEA: un nivel nunca antes registrado.
En 2010 esa cifra era de 12 millones 400 mil y representaba 28 por ciento de la PEA, lo que resulta preocupante, pues “habla de la magnitud que ha alcanzado el empleo informal en donde los trabajadores no tienen acceso a la seguridad social”, advirtió Alfonso Bouzas, especialista laboral de la UNAM. Lo anterior refleja que hay un deterioro en la calidad del empleo, ya que el empleo informal no otorga prestaciones de seguridad social y tampoco contribuye a la economía nacional.
Según el Inegi, 42 por ciento del millón de empleos generados fue con acceso a instituciones de salud. Sin embargo, esta cifra contrasta con el incremento de 623 mil 379 plazas reportado por el IMSS. Ello implica una pérdida de 196 mil 100 empleos ligados al acceso a instituciones de salud distintas al IMSS.
En dicho periodo, la PEA creció en 2.4 millones de personas, lo que representa un crecimiento del mercado laboral que llega a 50 millones de trabajadores en el país. Así, mientras que 77 de cada 100 hombres en estas edades son económicamente activos, en el caso de las mujeres 43 de cada 100 están en esta situación.
El incremento neto de la ocupación total en el país, según la encuesta trimestral que levanta el Inegi, fue de 2 millones 474 mil. Esto quiere decir que dos de cada tres nuevas ocupaciones en el país se crearon en la informalidad.
Además de este hecho, algo singular pasó en el mercado laboral mexicano el año pasado, advierte el analista económico del diario Reforma, Enrique Quintana (“Coordenadas”, 13/2/12).
Como hemos mencionado en diversas ocasiones, México cuenta con un bono demográfico envidiable, el cual se traduce en una fuerte demanda de trabajo. Sin embargo, datos del Inegi al cierre de 2011 revelan que 40 por ciento de los trabajadores remunerados no tiene acceso a prestaciones de ley.
El hecho de que el sector informal mantenga un peso tan fuerte como fuente de empleo, aun en épocas de crecimiento económico, es evidencia irrefutable de que el problema del subempleo en México tiene un componente estructural muy importante.
De acuerdo con el ranking del WEF, México ocupa el lugar 58 entre 142 países en términos de competitividad global. Este lugar se determina a través de la clasificación de México en 12 categorías que han sido identificadas por el WEF como los pilares básicos de competitividad. Dentro de estos 12 pilares, México ocupa los últimos lugares en eficiencia del mercado laboral (lugar 114).
A través del extenso programa de liberalización y reformas estructurales adoptado por nuestro país en los últimos 25 años –aunque los últimos 15 no ha pasado casi nada–, el mercado laboral ha permanecido relativamente intocable. Existen numerosas restricciones y políticas que distorsionan el funcionamiento del mercado laboral, a pesar que ha habido algunos avances en la modernización de la práctica laboral.
Como consecuencia, nuestro mercado laboral no está en condiciones de atender las demandas de una economía abierta en rápida transformación. El resultado es una creciente brecha entre el empleo formal y empleo informal.
Estudios del Banco Mundial sugieren que un porcentaje superior a 50 por ciento de las empresas en la ciudad de México subcontrata trabajo al sector informal.
En muchos casos esta subcontratación es un tema de reducción de costos, pero en la mayoría de los casos de pequeñas y microempresas es un tema de supervivencia.
El empleo informal es en realidad un desempleo formal. El trabajo precario o vulnerable es causa y efecto de otros desequilibrios económicos. Por ejemplo, acentúa la desigualdad y la pobreza, hunde a la economía en la improductividad, fomenta la ilegalidad y la corrupción, deteriora las finanzas de los gobiernos, fomenta los bajos sueldos de la economía formal, alienta la economía de lo ilícito y termina perjudicando al consumidor, que es el último eslabón de la economía informal.
Sueldos bajos, empleo informal, economía precaria y desigualdad son los ingredientes que han hecho de México lo que es hoy: un país que se ha ido rezagando frente a otras naciones en los indicadores básicos de competitividad, crecimiento y bienestar. Con la mitad del cuerpo social metido en el fango de la pobreza, con dos terceras partes de los trabajadores en la informalidad y con una espiral de violencia e inseguridad en la mitad del territorio, ¿qué tipo de Día del Trabajo podemos festejar?
Ricardo Monreal Ávila

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx

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