Trabajo informal y la economía de sobrevivencia · ElNuevoDiario.com.ni
Personajes de las caricaturas, de películas, superhéroes, bloques de construcción, carros…De todo y a cualquier precio se encuentra en los canastos de juguetes y peluches del Mercado Oriental.
Aquí vender juguetes en realidad no es un juego, sino un medio de vida poco tradicional en un diversificado ejército del trabajo informal del que viven cerca de 1 millón 377 mil nicaragüenses. Así, los productos que pueden ser un entretenimiento para elevar la imaginación de niños y niñas, son para mujeres como Marta Mojica, uno de sus medios de sobrevivencia familiar.
Nacida en el barrio Santa Rosa, de Managua, a sus 35 años, nos cuenta lo difícil que ha sido la vida junto a sus tres hijos. Ella a los 16 años creyó haber encontrado el amor, sin embargo, quien sería su compañero de vida se convirtió en una pesadilla de 20 años, con violencia intrafamiliar y falta de atención a sus responsabilidades como pareja, algo que ya dejó atrás recurriendo al trabajo informal y saliendo adelante por sí misma.
Sin la preparación para desempañar una profesión formal, tuvo que recurrir a lavar y planchar, para luego entrar a la venta ambulante. “Lo más difícil fue venir a este mercado sin saber nada, ‘al sol y al viento’, empezando a trabajar vendiendo bolsitas de agua helada. Desde las 7:00 de la mañana pasaba dejando a los niños a la escuela y hasta las 5:00 de la tarde dejaba mis labores”, nos explica, recordando que sus ingresos eran pocos, apenas para comprar “los frijolitos de la casa”.
Su primer saco de juguetes le costó 600 córdobas, y obtuvo su lugar provisional cerca de la tienda Casa de los Encajes. Después consiguió un tramo que apenas tenía dos metros cuadrados, en las cercanías del antiguo Cine México, que antes era el límite del Oriental, pero la zona en ese entonces estaba vacía y abundaban los huelepegas.
“Cuando llegué por tres días no vendí ni un sólo juguete. La pasé mal, entonces comencé a sacar la venta, cerraba aquí y salía a vender de forma ambulante para llevar el sustento de la casa”, asegura Mojica, cuyo espacio ahora está invadido de comerciantes y clientela.
Actualmente ella ha diversificado sus productos comprando, además de juguetes, otros productos, como fajas; peluches, pailas, carteras, mochilas, cubiertos y también maletas. Con su superación, también encontró a su nueva “media naranja”, quien la apoya en sus labores diarias y ha demostrado que la quiere.
Economía de sobrevivencia
Otra persona que labora en el sector informal es Nubia González Flores. Viviendo de ese comercio tiene casi treinta años. Comenzó vendiendo ropa, luego chinelas y chapas. Después fueron los juguetes, porque, según la temporada, producen buenas ganancias, y no se deja de vender durante todo el año.
Junto a su marido, ella también lucha por obtener el sustento del día en una economía de sobrevivencia a la par de las aproximadamente 9 mil personas que tienen sus espacios de venta en este centro de compras.
A varias cuadras está una familia completa que vive de las ventas de juguetes. Son los Roa. Sus puestos están frente a la tienda Prolar, en el Oriental, donde unos gemelos, su hermana, su papá y sus tíos, tienen sus espacios.
José Roa, de 55 años, comenta que tiene ocho años en el lugar. Antes trabajaba como albañil, pero se dio cuenta de que en el tramo fijo le va mejor.
“No todos los días las ventas son buenas. Los quince, fines de mes o dependiendo de la temporada, como diciembre, es que las ventas son buenas o muy buenas. Ahorita el inverno nos ha fregado, nos quita clientes, además el tipo de juguete no está saliendo muy bueno, porque una parte viene quebrado y la gente no los compra así. Es entre ganar y perder”, señala don José, quien desde las 6:30 de la mañana llega a su tramo para instalar la venta.
Una de sus familiares es la joven Tania Roa, soltera por el momento. Su vida gira alrededor de la labor independiente, a la par de sus hermanos.
“Tengo cuatro años aquí, pero antes era vendedora ambulante. Esto da un poquito más de ganancia, pago mi comida, lo que se ocupa en la casa y los abonos de los créditos. La ganancia depende de lo que se obtiene y al menos debemos sacar 300 córdobas diarios para pagar a los prestamistas, si no ellos (los prestamistas) tienen que comprender. Al día siguiente se tiene que dar lo faltante”, comenta Tania, quien en el futuro espera salir adelante en otro tipo de negocio.
Un amplio sector sin apoyo
Para Marvin Marenco, miembro del Ejecutivo Nacional de la Confederación de Trabajadores por Cuenta Propia, estos testimonios sólo son fragmentos de todas las historias que viven quienes forman parte del sector de la economía informal.
Señala que los vendedores llamados “informales” son un sector de la economía muy variado, donde están los micronegocios de los mercados, los vendedores ambulantes, comiderías y cambistas que son los más visibilizados, pero existe un centenar de oficios como los talleres mecánicos, taxistas, los relojeros, zapaterías, pulperías y sastrerías, entre otros, que son parte de los contribuyentes de la alcaldía, pero no cotizantes del Seguro Social.
“Lo cierto es que ellos garantizan su auto-sostenimiento y el de sus familias. El sector es amplísimo, pero los más golpeados son los que están en la calle, los vendedores ambulantes expuestos a la total intemperie y bajo mayores niveles de marginación. Ninguno de ellos tiene asistencia técnica, ni cobertura de seguridad social, ni financiamiento por parte del Estado”, señala.
Adrián Martínez, Secretario General de la Confederación de Trabajadores por Cuenta Propia, adscrito al Frente Nacional de los Trabajadores, FNT, expresa que efectivamente las condiciones de trabajo son sumamente precarias.
“El sistema los excluye y los humilla. Primero los mandan a la calle y cuando los empleados por cuenta propia se instalan cerca de los grandes negocios, los desalojan”, denuncia, comentando que ellos son 1 millón 377 mil obreros en trabajos independientes, de una población de 2 millones 168 mil 4.
Eso significa que un buen porcentaje de la población económicamente activa está en la calle, con pocas alternativas para desarrollar labores complejas en cargos fijos. En Managua, sólo en el área urbana, hay 163 mil trabajadores independientes, de ellos sólo un mínimo, 17 mil, están organizados.
Sin seguridad social
Por otra parte, Martínez comenta que a través de esta organización han obtenido capacitaciones y logrado convenios con las municipalidades para regular la labor de los micronegocios, siendo uno de los puntos más positivos, que sus miembros están comprometidos con enviar a sus hijos a estudiar diariamente.
“Nos hemos organizado y capacitado. Buscamos, además, fuentes propias de financiamiento para hacerle frente a las necesidades, pues no tenemos acceso a la banca privada nacional. Alguien que quiere comenzar vendiendo agua helada no es sujeto de crédito”, señala Martínez.
Explica que el problema es que los banqueros no ven la dimensión de este sector, cuando socialmente es una alternativa de vida que ha creado un nuevo mercado, con productos más baratos. “Esto hay que desarrollarlo, promoverlo para mejorar el comercio y el nivel de vida de un sector mayoritario de la población económicamente activa”, destaca el sindicalista.
Martínez señala que una de las grandes preocupaciones es incorporar esta masa trabajadora a la seguridad social, pues ese millón 300 mil trabajadores por cuenta propia no tienen un seguro que les brinde atención en la clínicas médicas previsionales y menos una jubilación cuando lleguen a la vejez.
Entre las afectaciones a la salud que más sufren los vendedores ambulantes se cuentan el cáncer en la piel, los accidentes que son muy comunes, las enfermedades respiratorias por la inhalación de humo de vehículos, además de problemas audiovisuales. “Las repercusiones no son inmediatas, sino posteriores”, advierte Martínez.
Negociando con el INSS
Los representantes del sector actualmente discuten con la Junta Directiva del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, INSS, una propuesta que posteriormente será formulada como anteproyecto de ley en la Asamblea Nacional, para regular y garantizar la seguridad social a este sector.
Martínez mencionó que otra de las cosas importantes es la conformación de los Núcleos Sociales de Trabajadores y la promoción de los emprendedores sociales, para crear espacios de superación.
Aseguran que en 2007 apoyaron en sus estudios a jóvenes de los cuales 17 sacaron su bachillerato en el Instituto de Formación y Capacitación de los Trabajadores, Infocap, al siguiente año fueron 32 y recientemente 63.
Igualmente, a través de su organización se logró que aproximadamente 90 bachilleres fueran becados por el Consejo Nacional de Universidades en carreras como Medicina, Derecho y Periodismo, otros han sido becados en Cuba. Actualmente 133 están recibiendo diferentes capacitaciones técnicas.
Según Marenco, la superación de estos jóvenes trabajadores por cuenta propia, no sólo depende del apoyo de la organización, sino también de la voluntad de cada uno de ellos para aprovechar la oportunidad.
La necesidad de una política de empleo
Para Miguel Ruiz, Secretario General de la Confederación Sindical de Trabajadores “José Benito Escobar”, conseguir un empleo en Nicaragua es un tema bastante serio porque está el gran problema de no haber opciones laborales.
Indicó que este año, visitó Costa Rica, en la zona de Upala, donde se encontró a 30 mil nicaragüenses trabajando 25 mil hectáreas de piñas, pero en lugares que no reúnen las condiciones elementales que plantean las normas internacionales en materia de derecho laboral, sin embargo, lo tienen que soportar porque en su país no tienen empleo e incluso, aunque lo hubiera, la paga es mejor allá.
“Hay una oficina de empleo en el Ministerio del Trabajo, Mitrab, y normalmente esa oficina está llena, pero no hay respuesta para todos los que buscan empleo”, dijo Ruiz.
Según el Mitrab, en el año 2009 lograron colocar a nivel nacional a 3 mil 993 personas en puestos de trabajo, de los cuales, el 80 por ciento fue en instituciones privadas. Estas colocaciones representan poco más del 1 por ciento de los 186 mil 200 que estaban en desempleo abierto en ese mismo año, según cifras del Banco Central.
“Creo que es necesario que el Consejo Nacional del Trabajo, reunido de forma tripartita con empresarios, sindicatos y gobierno, definan una estrategia, ubicar donde producir más, dónde estará el crecimiento, cuales son los sectores productivas con tendencias positivas en turismo, mano de obra, servicio y comercio, para establecer una oferta que reduzca la falta de trabajo en Nicaragua, evitando que nuestra fuerza laboral se fugue a otros países”, expresó Ruiz.
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