lunes, 5 de julio de 2010

Por qué el salario mínimo es injusto | IDEAS Y DEBATES | latercera.com

Por qué el salario mínimo es injusto | IDEAS Y DEBATES | latercera.com

El nivel del salario mínimo aprobado en días pasados es ineficiente e injusto. Chile ya tenía un salario mínimo alto en relación con su nivel medio de remuneraciones. Tal indicador supera largo el 40% y está entre los más elevados del mundo. Ello ha estado repercutiendo en menores niveles medios de productividad y, como veremos, en una mayor desigualdad de nuestra distribución de ingresos.

Grosso modo, el nivel de remuneraciones determinado en el mercado laboral corresponde al valor de lo producido por los trabajadores para la sociedad. Si se fija -por una mera disposición legal voluntarista- un nivel de remuneraciones mínimo mayor, se generará, en primera instancia, desempleo, dado que las empresas se verán forzadas a despedir a los trabajadores menos productivos. Sin embargo, existe además del mercado laboral formal, uno informal, en que no se respeta el salario mínimo y en que las remuneraciones, incluyendo el costo de los beneficios sociales, son inferiores. Pues bien, es a este mercado informal al que ingresa la mayoría de los trabajadores que quedan desempleados cuando se fijan remuneraciones mínimas demasiado elevadas.

En otras palabras, una fijación de salario mínimo como la realizada esta semana, dadas las expectativas inflacionarias, reducirá las remuneraciones reales y aumentará la precariedad en el empleo de un grupo significativo de los trabajadores de menores ingresos, probablemente, los más pobres entre ellos. ¿Injusto? Evidentemente, es una redistribución entre personas de bajos ingresos inducida por la ley, que perjudica a los más pobres entre ellos.

Usted se preguntará cómo es posible que se legisle en detrimento de los trabajadores más pobres. Muy sencillo: hay unos siete millones de personas ocupadas, la gran mayoría en el mercado formal, una buena proporción con derecho a voto. Algunos de estos trabajadores -los de menores ingresos- se verán en el corto plazo directamente favorecidos con un salario mínimo real más elevado y una alta proporción de las demás esperará, probablemente, en forma errada, que sus remuneraciones sean también reajustadas en función del salario mínimo. En cambio, los desocupados -que se beneficiarían con un salario mínimo real menor, dado que les permitiría reingresar al mercado formal que es mejor compensado- "sólo" son unas 600 mil personas (y votos).

¿Contribuye el salario mínimo a un ingreso digno? No lo hace, puesto que mejora el ingreso de algunos afortunados -los que no son despedidos- a cambio de empobrecer a otros. La solución obvia al problema implícito es desacoplar los salarios del ingreso digno. Se permitiría así que los salarios reflejen fidedignamente la productividad de los trabajadores y luego, aquellos trabajadores que reciban salarios inferiores a lo que se considera un ingreso digno percibirían un subsidio compensatorio. Es la única manera de compatibilizar eficiencia y equidad. Entre otras, la propuesta del salario ético va en esa dirección.

En resumen, las condiciones de nuestro mercado laboral son tales que -por motivos de eficiencia y justicia- se debiera, si en algo, haber elevado el salario mínimo en forma más moderada. El costo de esta decisión errada lo pagarán los trabajadores de bajos ingresos que no tendrán cabida en el mercado formal del trabajo y se verán forzados a trabajar en condiciones precarias. Para compatibilizar eficiencia y equidad en esta materia es urgente desacoplar los salarios del ingreso familiar, complementando los primeros con un subsidio que permita alcanzar el último.

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