Avanzar hacia la universalización de los seguros sociales sin ligarlos exclusivamente al empleo formal es la mejor manera de revertir la pobreza y la exclusión social en la región, expresó François Bourguignon, director de la Escuela de Economía de París, durante una conferencia ofrecida en la Cepal.
Bourguignon distinguió entre dos instrumentos de protección social: los seguros sociales (como el de desempleo y pensiones, que dependen de la contribución individual a lo largo del tiempo), y la asistencia social (beneficios, subsidios o transferencias monetarias o en especies que no se respaldan en contribuciones previas).
En América Latina existe un déficit estructural en los seguros sociales , cuyo financiamiento a menudo descansa en la recaudación tributaria.
Los seguros están vinculados únicamente al empleo formal, dejando fuera a una gran parte de la población que vive de trabajos precarios o informales, dijo Bourguignon.
Ticos con alta protección
Según los datos ofrecidos por Bourguignon, en países como Nicaragua, El Salvador y Honduras, los seguros sociales son casi inexistentes y la protección social se concentra en instrumentos de asistencia.
En contraparte, en Costa Rica un 66,4% de los costarricenses cotiza para el seguro de salud y un 60% pertenece al régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, una de las tasas más altas de América Latina .
Luis Guillermo López, director actuarial de la Caja, explicó que el porcentaje faltante para alcanzar el 100% tiene que ver con la población económicamente activa que se desempeña en el sector informal de la economía.
En cuanto a la protección para los no cotizantes, según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social, el Estado asegura a 273.000 personas bajo diferentes regímenes y existen cerca de 80.000 trabajadores afiliados por convenios.
Por ejemplo, el país cuenta con 86.000 pensionados por el régimen no contributivo de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), quienes reciben un promedio de ¢70. 125 por mes.
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