La Jornada: México SA
Carlos Fernández-Vega
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Un hombre cuida a su hijo mientras vende botellas de agua en un cruceroFoto Luis Humberto González
Q
ue la "única" guerra que no ha ganado es la de las "percepciones", dice el modesto cuan equilibrado inquilino de Los Pinos. Cierto: ésa, más la del empleo, del crecimiento económico, del desarrollo social, de la legalidad, del estado de derecho, de la concentración del ingreso, de la pobreza, etcétera, etcétera, sin olvidar la del narcotráfico. Por lo demás, su accionar ha sido victorioso, tanto que todavía no se cae.
Para ejemplificar tanta victoria está el asunto del empleo –uno de sus ejes de campaña y de su (autodenominado) gobierno–, donde ha ganado la guerra: a estas alturas México reporta la mayor tasa de desempleo de la última década y el mayor número de informales en su historia. Por ello, vale el análisis que el Centro de Investigación en Economía y Negocios (El empleo en México, el fin de las cuentas alegres) del ITESM, campus estado de México, hizo llegar a este espacio, del que se toman los siguientes pasajes.
La tasa de desocupación de 5.3 por ciento reportada por el Inegi para el primer trimestre de 2010 refleja una realidad del mercado laboral que dista de las cifras dadas a conocer por las autoridades económicas y laborales del país, en el sentido de que la incipiente recuperación ha llegado a las familias de México. Dicho indicador es el más alto de los últimos diez años para un periodo igual y similar al del cuarto trimestre de 2009, por lo que se puede concluir que los problemas laborales persisten en la economía. Sin embargo, no solamente debe repararse en que la tasa de desocupación citada es superior a la contabilizada en el mismo periodo de 2009 (5.1 por ciento); también es menester observar que la mayor parte de los indicadores permiten afirmar que el empleo existente enfrenta condiciones más precarias que antes de la crisis. (...)
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