miércoles, 28 de abril de 2010

ICEM: 28 de abril. Día para conmemorar a los muertos y para luchar por los vivos @ Noticias Sindicales

ICEM: 28 de abril. Día para conmemorar a los muertos y para luchar por los vivos @ Noticias Sindicales



Para comprender las estadísticas sobre seguridad:

Cada 28 de abril, el movimiento sindical se detiene para conmemorar a aquéllos que dieron su vida o su salud al tratar de ganarse la vida. Sin embargo, al conmemorar un día como éste, habría que preguntar: ¿Cuál es el alcance de este problema? ¿Cuán peligroso es trabajar?

Las estadísticas sobre seguridad son uno de los peores indicadores de la verdadera seguridad, sin embargo es el indicador que más frecuentemente se usa. La OIT es la principal fuente de estadísticas y estimaciones a nivel internacional sobre seguridad y salud en el lugar de trabajo.

Las estimaciones oficiales son chocantes, pero probablemente la verdad es mucho más grave.

Según estimaciones de la OIT, cada año fallecen unos 2,3 millones de trabajadores a consecuencia de su trabajo. Esta cifra incluye unas 360.000 víctimas fallecidas en accidentes, y aproximadamente 1,95 millones de personas que fallecen por enfermedades laborales, principalmente cáncer. En especial, en el caso de muertes por accidente, la OIT depende de las cifras que proveen los gobiernos nacionales, generalmente en base a sus sistemas de compensación para trabajadores.

Primero, muchos trabajadores no están cubiertos por sistemas de compensación. Es posible que realicen trabajos que se excluyen de estos sistemas, que pueden variar de una jurisdicción a otra, o puede que trabajen en los sectores “informales” desregulados de la economía. Por otra parte, los sistemas de compensación de los trabajadores se hallan en un constante conflicto de intereses al compilar estadísticas de esta naturaleza, debido a que cada vez que reconocen que hubo una víctima fatal, tienen que pagar compensación. Frecuentemente, los gobiernos, que pueden estar enfrentando dificultades económicas, y las empresas, que obtienen beneficios en el caso de que las evaluaciones demuestren un bajo nivel de accidentes, ejercen presión sobre los sistemas de compensación de los trabajadores para que rechacen las reclamaciones de trabajadores lesionados o enfermos. Esto a la vez se transmite a los trabajadores en la forma de incentivos para reducir el registro de accidentes, como, por ejemplo, ofrecer un “premio” o prima al turno o departamento que tenga el menor número de lesiones que han ocasionado ausentismo laboral.

Muchas veces la muerte debido al trabajo no se identifica como tal. Por ejemplo, los médicos suelen tener problemas para reconocer el origen laboral de las enfermedades y fallecimientos. Otro ejemplo: a veces los accidentes de tránsito y actos de violencia en el lugar de trabajo no se registran como fallecimientos cuyo origen está en el trabajo. En un artículo que se publicó en la edición del 15 de octubre de 1994 de la revista médica “Patient Care”, se decía que es posible que alrededor de un “95-97% de fallecimientos cuya causa está relacionada con el trabajo pueden no identificarse como tales, debido a la falta de diagnóstico y registro adecuados”. Aún cuando puede parecer excesivo que se falle en la identificación de un 95 a 97% de los casos, la mayoría de las personas concuerdan que los fallecimientos por causa del trabajo no se registran ni siquiera adecuadamente. Nadie puede determinar exactamente cuántas personas mueren cada año por lesiones y enfermedades de origen laboral.

En general, las muertes que se reconocen suelen ser las que son inmediatas, brutales y evidentes. Es mucho menos común que se reconozcan los fallecimientos cuyo origen es una enfermedad laboral. Por ejemplo, se estima que es del 9 al 10% el porcentaje de las muertes por cáncer que tiene un origen laboral. Ese porcentaje significaría que el número de fallecimientos por causa del cáncer ocupacional superaría con creces lo señalado en las cifras oficiales.

Aunque las estimaciones de la OIT sobre el total de muertes relacionadas con el trabajo incluyen cifras estimadas del número de fallecimientos por cáncer, es todavía una cifra muy moderada.

Y eso es solamente en el caso del cáncer. Existe una multitud de otras enfermedades profesionales que varían desde asbestosis y asma hasta la destrucción del hígado, los riñones, el sistema inmunológico o el sistema nervioso, que son casi imposibles de estimar.

La ICEM calcula que el verdadero número de muertes relacionadas con el trabajo es por lo menos diez veces mayor que las cifras que se registran en forma oficial.

¿Cuántas personas resultan lesionadas?

La OIT calcula que, cada año, se producen unos 270 millones de accidentes en el lugar de trabajo cuya gravedad ocasiona ausencia de tres días o más del trabajo. Nuevamente, ésta es una subestimación, debido a que toma en cuenta principalmente los casos registrados y aceptados por comités de compensación. Al igual que en el caso de las estadísticas sobre fallecimientos, la falta de registro, diagnosis y aceptación son problemas que afectan las estadísticas sobre lesiones de origen laboral.

Unos 160 millones de trabajadores sufren de enfermedades no mortales, o que todavía no son mortales, de origen laboral. En el mismo artículo de Patient Care citado anteriormente, se estima que entre 60 y 90% de todos los nuevos casos de enfermedades relacionadas con el trabajo no se clasifican correctamente como enfermedades profesionales.

Sin embargo, en comparación con los casos de muerte ocasionada por el trabajo, los accidentes y enfermedades no fatales son todavía más susceptibles a la falta de registro, intimidación, ocultación de casos registrados, y fraude propiamente tal. (Es un poco más difícil, aunque no imposible, ocultar un cadáver que ocultar lesiones.)

Las pruebas para detectar el uso de drogas en el lugar de trabajo han resultado ser un “arma nuclear” para el registro de lesiones en el lugar de trabajo. ¿Por qué? Porque en aquellos lugares de trabajo que realizan pruebas para determinar la causa de la conducta del personal o post incidente, actualmente los trabajadores corren riesgo de humillación, disciplina e incluso de despido en el caso de resultados falso-positivos. Un ser humano racional ¿arriesgaría eso, o preferiría ponerse un parche curita en la herida y quedar callado, incluso, si fuera necesario, pidiendo permiso para ausentarse del trabajo, en vez de informar sobre un accidente que se ha producido en el lugar de trabajo?

La ICEM calcula que el verdadero número de lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo es por lo menos diez veces mayor que las cifras que se registran en forma oficial.

Fuente: http://www.icem.org/

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