martes, 9 de marzo de 2010

EVOLUCION DE LOS SALARIOS « Informacion Estrategica

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LA SORPRENDENTE EVOLUCION DE LOS SALARIOS SEGÚN EL INDEC
Publicado el 05/03/2010
Por SEL Consultores

2009 fue un año recesivo. En el mercado de trabajo, la caída en el nivel de actividad se expresó –entre el último trimestre de 2008 y el tercero de 2009- en la pérdida de unos 230.000 empleos privados registrados, y probablemente no menos de 120.000 empleos asalariados no registrados (1) .

Parte de esta pérdida se compensó con la expansión del empleo público provincial. En las provincias que transfirieron sus cajas de previsión a la Nación, el empleo público aumentó en 73.000 personas. Esto no incluye varias administraciones provinciales con mucho peso, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, por lo que se puede asumir que el incremento no fue inferior a 100.000 y posiblemente de más de 120.000 puestos (2).

En cualquier caso, es claro que la recesión afectó la capacidad de negociación salarial en el sector privado (así como el incremento del empleo público es responsable de una parte del mayor déficit fiscal en las provincias). El registro de las declaraciones de los empleadores a la AFIP para el pago de las contribuciones de la seguridad social, indica que el crecimiento de los salarios en el sector formal disminuyó desde 31% a/a en el cuarto trimestre de 2008 a 19% en el tercero de 2009. La masa salarial registrada según esta fuente cayó aún más, desde 37% a 15%.

El INDEC publica los datos del registro de la seguridad social provistos por la AFIP en la sección de cuentas nacionales. Pero por otro lado, elabora un Índice de Salarios, que mide la evolución de las remuneraciones de todos los asalariados, incluyendo los privados registrados y no registrados, y el sector público. A diferencia del registro administrativo de la seguridad social, en el que las altas y bajas de empresas y de asalariados pueden modificar en el margen el mix de ocupaciones, el Índice de Salarios mide las variaciones de una canasta fija, con una estructura de ponderaciones por ocupación y ramas de actividad, representativa del universo asalariado (3).

Esta diferencia, a la que debe agregarse que en el Índice de Salarios la retribución se define por la realización de las tareas correspondientes al puesto de trabajo, independiente de las condiciones particulares del trabajador(4), hace esperable disimilitudes en la evolución de los promedios de ambas fuentes.

No obstante, la comparación muestra, con la sola excepción del 3º trimestre de 2009, unas disparidades muy superiores a las que podrían explicarse por razones metodológicas: en 2008, la diferencia promedio es de más de 10 puntos porcentuales, y en el período recesivo es cercana a 7 puntos. Ni los cambios marginales en el mix de ocupaciones, ni las diferencias en la definición de la remuneración, pueden aclarar unas discrepancias de esa magnitud.

La comparación sugiere que, aún con sus restricciones metodológicas, la serie basada en las declaraciones de los empleadores a la AFIP refleja mucho mejor la tendencia del ciclo que el índice salarial elaborado por el INDEC. Para este último, los cambios en el nivel de actividad y el estado del mercado de trabajo no parecen haber afectado la evolución de los salarios privados registrados: la variación en la tasa interanual entre las fases de pleno empleo en el sector formal (incluyendo 2007) y de caída en el nivel de ocupación (último trimestre de 2008 – tercero de 2009) es de apenas un punto porcentual.

Pero lo más sugestivo del Índice de Salarios del INDEC, es la evolución comparada de los salarios privados registrados y no registrados.

Con base en el último trimestre de 2001, que es cuando comenzó a elaborarse, el valor del subíndice de esos últimos continúa aún por debajo del de los primeros; la brecha negativa es ahora de 14%.

Sin embargo, el mismo indicador muestra que luego de la crisis (tomando como base el primer trimestre de 2003) y con funcionamiento pleno de los mecanismos de negociación (es decir, después de los aumentos por decreto para el sector privado) los salarios no registrados habrían aumentado más que los privados registrados. En este caso, la brecha entre unos y otros es ahora de 11% a favor de los informales.

Del Índice de Salarios se deduciría, por consiguiente, que la ventaja que muestran los salarios privados registrados desde el inicio de la serie, se debería, en su mayor parte, a que soportaron mejor la crisis de 2002, y les llegaron más los aumentos de suma fija dispuestos por el Gobierno. Llamativamente, los informales se habrían recuperado, y en definitiva beneficiado más del ciclo de alto crecimiento y de la regularización del mercado de trabajo, que los asalariados privados formales. Las curvas de variación de los subíndices se cruzan a favor de los salarios no registrados a fines de 2006, momento en que, paradójicamente, el sector formal del mercado laboral se aproximaba al pleno empleo, en tanto el segmento informal continuaba con un desempleo de dos dígitos. Según el INDEC, en 2008 los salarios no registrados habrían crecido en promedio 33% y en 2009, –año recesivo- 28%.

Parece difícil que en el período de alto crecimiento de la economía, con un sector formal del mercado de trabajo muy cercano al pleno empleo, la capacidad de negociación de los sindicatos haya sido inferior a la de los trabajadores informales. Pero mucho más difícil aún es que, según muestra el Índice de Salarios del INDEC, durante un período recesivo como el reciente, las remuneraciones de los asalariados no registrados hayan crecido 1,5 veces respecto de los salarios privados registrados, y más que éstos en cualquier momento de la serie desde su inicio en 2001.

Entre el último trimestre de 2008 y el tercero de 2009, en efecto, el índice muestra que los salarios no registrados acumularon un incremento de 26% (y un interanual de 33%) vs. un aumento de los salarios privados registrados de 17%. Mucho más plausible, durante la crisis de 2002 el mismo índice señaló una caída de los salarios no registrados de 6% y un aumento de los salarios registrados de 16%.

Tampoco resulta explicable que en este último período recesivo -donde además se desaceleró la inflación- los salarios no registrados hayan aumentado sensiblemente más que en la etapa de alto crecimiento de la economía.

No parece, por consiguiente, que el Índice de Salarios refleje apropiadamente la evolución de las remuneraciones, ni de los asalariados privados registrados, ni, sobre todo, de los informales. Lo mismo podría concluirse de los salarios del sector público. Como en otros indicadores del INDEC, las dudas sobre este índice aparecen a partir de 2007. Quizás valga la pena recordar que los asalariados informales se concentran en los escalones inferiores de la pirámide distributiva, y que sus remuneraciones influyen significativamente en el cálculo de la pobreza.

1. Asumiendo que la tasa de pérdida (entre el último trimestre de 2008 y el tercero de 2009) de los empleos asalariados no registrados, es semejante a la de los empleos privados registrados: -3,9% Este último dato surge de las declaraciones de los empleadores a la seguridad social, publicada por el INDEC (Evolución de la distribución funcional del ingreso – Remuneración del trabajo asalariado, diciembre de 2009). Debe tenerse presente que los subsidios del Estado para el pago de parte de los salarios permitieron preservar 80.000 empleos privados que, de otro modo, se hubieran perdido. El supuesto de igualación de la caída del empleo no registrado al del empleo registrado, por ende, es de mínima.

2. Es llamativo, sin embargo, que, en las cifras publicadas por el INDEC, el 90% del aumento del empleo público registrado se produjo en el tercer trimestre del año.

3. Véase INDEC, Índice de Salarios y Coeficiente de Variación Salarial, Metodológica Nº 16

4. Esto significa que en el Índice de Salarios, se excluyen pagos y descuentos como descuentos por inasistencias, pagos por horas extras, asignaciones familiares, etc. Para este índice, el salario del puesto de trabajo está compuesto por los pagos remunerativos y no remunerativos que percibe el trabajador, y que no se encuentran afectados por cambios en las cantidades producidas ni en las horas trabajadas.

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