viernes, 13 de noviembre de 2009

Los cartoneros, un sector de la economía informal que necesita una demanda más organizada

El circuito de los cartoneros es un engranaje del aparato productivo. Hasta ahora primó la oferta, pero los expertos creen que la demanda de Estado y privados debe jerarquizar el espectro no sólo con normas, sino con estrategias.

Cartoneros cumplen un rol escencial en la clasificación de residuos
Por Luis Autalan

Una de las miradas posibles sobre el fenómeno de la recolección de materiales en los residuos y la vía pública, que alguna vez fue considerada delito, posee aristas sociales por excelencia. El progreso, la valoración económica y la relevancia en el aparato productivo, a criterio de los expertos, tienen a Brasil como espejo a mirar, y esos analistas destacan que su liderazgo y jerarquización mundial también han estado decididas como estrategias de Estado. "Lula ha definido un plan estratégico para lo que ellos denominan como actividad de los ‘catadores’ de residuos" aseguran. Colombia va también en ese sentido, con organizaciones civiles que trabajan en lo que se constituye como etapa previa al reciclaje de basura.
Sin realizar ningún hallazgo creativo, se podría referir entonces a las palabras de la Presidenta, cuando horas atrás señaló -palabras más, palabras menos- "que los pobres no son noticia cuando trabajan y se organizan". Porque a consideración de varios observadores calificados, hoy las organizaciones de cartoneros superan a las esferas oficiales, que todavía no han definido una estrategia de clasificación para los residuos domiciliarios.
También vale acotar que el fenómeno de los "cartoneros" no tiene que ver exclusivamente con la pobreza. "Muchos países tienen pobreza pero no poseen niveles de desarrollo que permitan la demanda industrial de ese material que surge de la recolección de residuos" le comentaba a este medio Pablo Schamber, experto en desarrollo social, agregando que “en otras naciones la gente que trabaja como recolectores dejó de ser pobre por su esfuerzo y tesón en esa labor”.
La historia reciente de la Argentina, durante el período de la devaluación 2001 a 2004 -con el desempleo como resultante- ofició de incentivo para los cartoneros. También la caída de la importación desde otros países incrementó la necesidad de esos materiales, como el retorno de la fabricación de envases de vidrio, para abaratar costos evitando el plástico, por citar sólo un ejemplo. Esa situación se fue nivelando desde el 2005 a la fecha.
Hace algunos años, en la Capital Federal las viejas ordenanzas consideraban al cirujeo como un delito y fueron derogadas, a partir de la ley 992, claro antecedente de la ley de basura cero, que por el contrario señala que son actores que deben ser incorporados a la gestión. Aunque Schamber considera que la "demonización" de un sector de la sociedad no sólo hace foco en ellos: "está el caso de los acopiadores, que no son más que intermediarios de un proceso productivo y cumplen un papel importante y necesario" refirió el experto con relación a que parte de la sociedad vincula a los cartoneros con situaciones de delito, violencia y manejos turbios.
El sentido común aconseja pensar en cómo deben ser incorporados quienes se desempeñan en esta actividad, por ejemplo como gestores de plantas o centros de clasificación en el tratamiento de materiales. También como partícipes para el armado de microemprendimientos de recolección selectiva. "Si el objetivo es dar trabajo, o mejorar las actuales condiciones laborales, para una gran actividad, la alternativa es que se requiere mayor empleo en la recolección que se hace en la vía pública" sostuvo otra fuente del sector consultada por este diario.
Schamber sostuvo que a la hora de considerar el valor de este oficio "es inobjetable evaluar que un porcentaje elevadísimo de los materiales que se recolectan son tomados por industrias de primera línea como materia prima”. Desde ese ángulo, el trabajo del Estado surge imperativo en cuanto a la necesidad de promover el mayor caudal de información a los trabajadores de la recolección, acelerar la definición de la selección de los residuos por su posibilidad de reciclaje o riesgo de contaminación y, paralelo a ello, la incorporación de dichos contenidos a todos los niveles de educación pública y privada.
Los ejemplos están cercanos, y sumaron en esfuerzo desde la misma crisis de 2001, donde las cooperativas crecieron por necesidad y urgencia. Y ese es otro capítulo digno de ser informado para referir a una cuestión relevante.

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