viernes, 13 de noviembre de 2009

COMERCIO INFORMAL ANTE LA RECESIÓN

ANÁLISIS A FONDO: COMERCIO INFORMAL ANTE LA RECESIÓN
Francisco Gómez Maza
2.4 millones, desempleados; 12.2 millones, fuera de la economía

Comerciantes callejeros no declaran ingresos ni pagan impuestos


No sé por qué, los voceros del establecimiento insisten en que ya estamos saliendo de la recesión. Una golondrina no hace verano. Como acertadamente lo afirma Arturo Herrera en su espléndido análisis de El País, edición del domingo 8 de noviembre, ninguna de las metodologías aceptadas internacionalmente fecha el final de las crisis a partir de un solo dato de crecimiento trimestral; ¿cómo puede el presidente Felipe Calderón afirmar con tanta certeza que el Producto Interno Bruto (la economía, pues) creció 2.7 en el tercer trimestre, cuando el calendario oficial del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que este dato no se dará a conocer sino hasta las dos de la tarde del próximo 20 de noviembre? Este último punto es problemático porque o bien el INEGI filtró al presidente el dato del PIB, o algún diligente asesor armó al presidente con un dato muy preliminar y lo impulsó a hacer una declaración muy aventurada. No. No es posible. El presidente utiliza un artilugio para crear confianza entre la gente, pero sus argumentos son falsos.
La economía este año, conservadoramente, caerá 7 por ciento por debajo del cero de la curva de Gini. Y el desempleo está por los cielos. Al mes de septiembre de 2009, de los casi 46 millones de mexicanos que forman parte de la Población Económicamente Activa (58.1% de la población mayor de 14 años) – la que está disponible y capacitada para trabajar -, aproximadamente 2.4 millones se encuentran desempleados, y 12.2 millones laboran en el sector informal de la economía, lo que representa el 28.1% de la población total ocupada. Todas estas personas que desarrollan sus actividades fuera de la formalidad generalmente no declaran impuestos. Estos datos contrastan con las afirmaciones oficiales. Como lo hemos dicho, una economía que no sólo no crea empleos (y la economía mexicana debería de crear, por lo menos, un millón de empleos al año y sólo venía dándole trabajo a unos 300 mil mexicanos antes de la recesión), sino que deja a muchos en la calle y sin calzones, es una economía en bancarrota.
De acuerdo con los criterios de la ciencia económica, el comercio informal – el que vemos en las calles, los tianguis, los vendedores de las plazas populares, y en donde la mayoría de la gente de la clase media para abajo prefiere comprar sus productos de primera necesidad porque resultan más baratos que en los grandes almacenes establecidos legalmente - es aquel que no se rige por las normativas y leyes relativas a las transacciones de bienes y/o servicios en la sociedad (esto es lo que le da la "formalidad" al comercio). Con el fin de contar con mayores elementos para el estudio de un fenómeno social en el que todos somos corresponsables en menor o mayor medida, en esta ocasión Consulta Mitofsky le preguntamos a 1,000 mexicanos en su Tracking Poll Roy Campos del mes de Septiembre de 2009 sobre sus hábitos de consumo en el comercio informal, que si bien representa una válvula de escape importante para las presiones de empleo, no es de ninguna manera el escenario ideal tanto para la economía del país como para la calidad de empleos a la que debemos aspirar.
La encuesta la publicó Mitofsky el domingo 8 de noviembre, en su página web. Con opiniones muy divididas, el 36% de la población declara poner más atención en el precio a la hora de elegir los productos de consumo, y el 35% declara estar más atento a la calidad. Evidentemente existe una fuerte correlación entre el nivel socioeconómico al que se pertenece y la orientación a privilegiar la calidad de los productos que se consumen. La mitad de la población piensa que los productos que se venden en los establecimientos informales son de menor calidad que los que se pueden adquirir en los comercios formales; en cambio solamente el 9% consideran que tienen una calidad superior. Esta percepción es compartida por los diferentes segmentos de la población.

Un mercado tan grande de oferentes informales no podría existir sin una demanda muy amplia; en este sentido, casi dos tercios de la población declaran haber comprado algún producto en el comercio informal en los últimos tres meses Esta proporción es ligeramente superior entre los jóvenes, las zonas urbanas y en el centro del país. Los que consumen artículos expedidos en el comercio informal suman el 86% de la población nacional, ya sea que lo hagan de manera frecuente o de forma esporádica. Concentrando las motivaciones para mantener este habito en las ventajas comparativas que se encuentran en los precios de estos establecimientos (60% mencionó esta razón), a lo que se suma el contexto negativo que se vive actualmente en la economía. Los que consumen artículos expedidos en el comercio informal suman el 86% de la población nacional, ya sea que lo hagan de manera frecuente o de forma esporádica. Concentrando las motivaciones para mantener este habito en las ventajas comparativas que se encuentran en los precios de estos establecimientos (60% mencionó esta razón), a lo que se suma el contexto negativo que se vive actualmente en la economía.
Los productos que se prefieren consumir en los establecimientos formales son en primer lugar la ropa con el 34% de las menciones, seguido por los artículos que componen la canasta básica (23%), los zapatos (16%), artículos de electrónica (10%) y comida preparada (6%). En el caso de los comercios ambulantes el articulo más adquirido también es la ropa, aunque en este caso con el 25% de las menciones; el segundo lugar es ocupado por los discos de música (23%), un poco más atrás se ubican las frutas y verduras (15%), los zapatos (10%) y las películas (9%), que junto con los discos representan una gran merma a los ingresos de la industria de entretenimiento. Ante la disyuntiva de adquirir productos originales contra piratas, la mitad de la población nacional prefiere productos de imitación, a cambio de pagar menos, mientras que el 40% declara optar por la marca reconocida, aunque deba pagar más por él. El aprecio por lo original se incrementa entre los hombres, los jóvenes y sobre todo, entre los estratos económicos altos. Cómo lo ve. ¿Estamos saliendo de la recesión?
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