La economía informal se convierte en una vía de subsistencia y en una forma de evadir obligaciones legales, laborales y sociales que tienen un alto costo en la estructura financiera de una compañía.
María Ramírez Cabello
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Foto Raimundo Rubio
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La Alcaldía estima que alrededor de 3 mil ciudadanos trabajan como buhoneros en San Félix
Los ingresos de Argenis Linares son variables. Un fin de semana puede que gane 200 bolívares fuertes, pero después puede venir una semana en la que no obtiene ni un “centavo” por los ajíes dulces y tomates que comercializa en el centro de San Félix.
Él está consciente de su situación. Podría decirse que prefiere trabajar por su cuenta, para evitar regaños de un patrón en una empresa formalmente constituida.
Hace un tiempo trabajó por tres meses como vigilante pero lo culparon por un objeto perdido. Buscó y buscó en otros lados pero no consiguió trabajo y, como muchos otros, pasó a engrosar las filas de la economía informal. “Los trabajos están duros”, asegura el joven de 28 años, estudiante de la Misión Ribas. “A pesar de todo vivo bien”, dice con un gesto de resignación, mientras se revisa los zapatos rotos de punta a punta.
Aunque para él es mejor trabajar independientemente, aspira tener una profesión. “Quiero ser electricista como mi tío, pero todavía no sé nada de eso”, asoma.
Como Linares hay muchos, vendedores de hortalizas, tizanas, frutas, carne, objetos comunes, chichas, tequeños, perros calientes y pare usted de contar.
El departamento de Economía Informal de la Alcaldía Socialista Bolivariana de Caroní (Alsobocaroní) estima que entre San Félix y Puerto Ordaz existen alrededor de 5 mil personas ejerciendo la economía informal, 3 mil en el otrora “Puerto de Tablas” y 2 mil en la joven y moderna urbe.
Hace más de una década, los números eran diferentes. Eugenio Bogarín lo recuerda. “Tengo un poco de años vendiendo ropa” y -haciendo memoria- precisa que son de 12 a 14 años en el oficio de trabajar por su cuenta.
En ese tiempo, rememora, trabajar en la calle rendía sus frutos pues “la mercancía era barata y no habían tantos vendedores”. Ahora, la competencia crece mientras las ganancias se reducen. “Con lo que se vende alcanza para medio vivir... la situación está dura, incluso, para quienes tienen un trabajo fijo”, señala.
Aunque la cifra ya es significativa, el coordinador del área de Promoción Económica, Francisco Bellorín, pronostica que para el 2009 el número ascienda entre 20% y 30%, debido a la crisis de las empresas básicas que deteriora en cadena el desenvolvimiento regional, así como al escape que representa incorporarse en este sector en el que fácilmente se pueden evadir responsabilidades legales, laborales y sociales.
Evadir responsabilidades
El Instituto Nacional de Estadísticas en el estado Bolívar (INE) precisa -según los datos más recientes actualizados hasta el primer semestre de 2008- que en la entidad 568.834 personas tienen empleo, mientras 37.473 están desocupadas de la población activa.
Del total ocupado, 333.820 personas se encuentran empleadas en el sector formal (58,7%), mientras que 235.014 laboran en la informalidad (41,3%), cifra que es importante destacar ha experimentado alzas y bajas en los últimos diez años.
El grupo más afectado por el desempleo es aquel con edades entre 25 y 44 años de edad.
La coordinadora de Economía Informal de Alsobocaroní, Nacalí Rojas, manifestó que el rubro más frecuente en esta actividad es la venta de comidas, seguido por reventa de ropa.
“Aparte de la situación que tenemos con las empresas básicas, hemos descubierto que esta es una forma de evadir responsabilidad social. Eso ha permitido que la gente vea que hay mayor cantidad de ingresos en este sector porque es más difícil cumplir con las obligaciones. Por ejemplo, una venta de perros calientes genera al municipio sólo una unidad tributaria mensual (Bs.F. 55) y mientras tanto se benefician de la luz, el agua y los espacios de dominio público”, dijo.
Esto en lugar de pagar un local, un contador, servicios, personal, declarar y cancelar impuestos, luce más atractivo, sostiene Rojas.
Entonces, ¿en qué trabaja la municipalidad para frenar un poco el auge de este sector? En modificar la ordenanza de Economía Informal con el objeto de solicitar a los informales que lleven libros contables, entre otras propuestas. De esta manera, “el crecimiento de la economía informal va a disminuir y muchas personas se van a ver obligadas a ingresar al sector formal”.
Buhonerismo creciente
Las pocas obligaciones tributarias y administrativas no sólo atraen a los desempleados que de por sí necesitan subsistir, sino también a las compañías formales que, en muchos casos, “sacan su mercancía a la calle”.
En los últimos tres meses, apuntó, el buhonerismo ha crecido entre 15% y 20% debido a la situación de las industrias básicas que ha impactado a las pequeñas y medianas empresas, y a la población toda.
Entretanto, aseguró la funcionaria, buscan la manera de sincerar y organizar a la economía informal y crear conciencia de contribuyente. Para ello, iniciaron el Plan de Ordenamiento de la Economía Informal el pasado 12 de junio, a nivel de las 10 parroquias del municipio Caroní.
Rojas apuntó que el interés de la municipalidad no es cercenar el derecho al trabajo de los vendedores informales. “El hecho de que queramos hacerlo responsable como ciudadano y que contribuya con las cargas públicas para que después pueda exigir mejor calidad de servicio y una ciudad más limpia y seguridad, significa beneficios para todos y mayores ingresos para invertir”, destacó.
Sobre la capacidad de respuesta de la Alcaldía ante el inminente aumento de la economía informal, apuntó que la municipalidad emprenderá planes operativos mancomunados y formará a funcionarios multifuncionales a fin de dar mayor respuesta, pues individualmente no será posible, pues el área de Economía Informal cuenta apenas con seis funcionarios.
Mercado envilecido
La socióloga Isabel Pereira, directora del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice), manifestó que las cifras del nivel de informalidad seguirán incrementándose, debido al deterioro del sector empresarial -evidenciado en las industrias de Guayana- y a la nula generación de empleos en el país.
“Va a crecer el empleo informal, no hay para dónde correr porque no hay ningún centro de generación de actividad económica ni de nuevas empresas”, apuntó.
Representantes empresariales del municipio coinciden en la necesidad de generar incentivos para la instalación de compañías en las zonas de mayor informalidad, a fin de generar empleos formales. Asimismo, sugieren la creación de centros de capacitación con el fin de insertar a la población al sistema productivo.
Informalidad en números
150.652 de las personas que se desempeñan en el sector informal son hombres, según los datos del INE, mientras que 84.362 son mujeres.
De la población ocupada en el sector informal, el grueso se encuentra en el área de comercio, restaurantes y hoteles.
Factores estimulantes
Desempleo
En el estado Bolívar, la tasa de desempleo se ubicaba en el primer semestre de 2008 en 6,2%, de acuerdo con los datos más recientes de los que dispone el Instituto Nacional de Estadísticas. Con la crisis de las empresas el deterioro del empleo ha aumentado y, según cifras de la Alianza Empresarial, en el primer trimestre de 2009, 45 empresas habían cerrado sus puertas acabando con 4 mil puestos de trabajos directos y más de 12 mil plazas indirectas.
Falta de instrucción
Un estudio realizado -en el 2008- por el Centro de Investigación para la Educación, la Productividad y la Vida (Ciepv) de la Universidad Católica Andrés Bello, campus Guayana (UCAB) y la Cámara de Comercio e Industrias del municipio Caroní (Camcaroní), revela que un 54,42% de la población del municipio Caroní pertenece al sector formal de la economía, mientras que casi la mitad de la población, un 45,58%, forma parte de la informalidad.
Migración
Habitantes de otros estados e, incluso, de otros países se encuentran ejerciendo el buhonerismo en el municipio Caroní, tras venir a Guayana en busca de mejores condiciones de vida. La funcionaria de Alsobocaroní, Nacalí Rojas, manifestó que han detectado “personas extranjeras indocumentadas e ilegales ejerciendo la economía informal y la ordenanza señala que esta actividad debe ser ejercida por venezolanos”.
Desaceleración económica
Los motores de la economía venezolana siguen enfriándose, y las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) así lo confirman, pues durante el primer trimestre de 2009 el Producto Interno Bruto (PIB) creció tan solo 0,3%, mientras que en el mismo periodo del 2008 se había expandido 5%. Este comportamiento se traduce en menor auge económico y, por ende, menor posibilidades de los sectores productivos de generar empleo.
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