jueves, 14 de agosto de 2008

Buhoneros de vuelta al bulevar

Sabana Grande es promocionada como uno de esos espacios de Caracas que ahora está libre para el disfrute de los peatones. El bulevar que estaba ocupado por aproximadamente 2.900 buhoneros, según cifras de la Alcaldía Libertador, fue desocupado con mucho esfuerzo. Sin embargo, esta tranquilidad se ve amenazada por el regreso de los informales a la zona.

Más de un año después de la reubicación de la economía informal en ferias populares, en el bulevar aparecen poco a poco los mantelitos. A partir de las cuatro o cinco de la tarde, comienza el vaivén de la informalidad. "La mayoría de los buhoneros que vemos corriendo vienen del edificio Manaure. De allí salen y colocan la mercancía en pañitos. Algunos corren cuando ven a la policía, pero la mayoría les paga dinero para que no los retiren. Cada buhonero da 30 bolívares fuertes y así la policía los deja trabajar", afirmó Tibisay Salas del consejo comunal de Sabana Grande.

Salas denuncia que el principal problema está en que la policía no ejerce un verdadero control. "¿De qué sirve que denuncie a los buhoneros, si la policía está de su lado?".

Mientras tanto, los dos extremos de Caracas no ocultan el problema de la buhonería. Las calles y aceras de Petare y Catia se han perdido entre mesas de plástico, toldos y mercancía barata. Desde puestos de cosméticos, comida, ropa y hasta espacios para colocar piercings forman parte de los más de cuatro mil informales que hay en los dos municipios.

Según el trabajo de investigación del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales "El comercio en la calles de Caracas", de Vanessa Cartaya, el problema de los informales involucra a uno de cada diez venezolanos. "En Caracas, el problema es la falta de coordinación gubernamental. Abarca múltiples municipios". Además, desde 1998 la barrera de la economía informal aumentó 50%, manteniéndose en esta marca hasta la actualidad.

A Catia y Petare también llegaron algunos desalojados de Sabana Grande y el centro. Como explican los mismos informales, la manera de actuar varía según el municipio. "Los vendedores de Sabana Grande y el centro vienen los miércoles, cuando es nuestro día de parada", explica Henry Rivera, vendedor de Petare. Mientras, en Catia, el mercado se ha formalizado más. "A raíz del desalojo de los buhoneros de Sabana Grande, los de Catia comenzaron a subarrendar sus puestos. Dependiendo de la cuadra y de cuán cerca esté de la estación del metro, un buhonero puede pagar de julio a diciembre entre BsF 5 y 10 mil ", afirma Carolina Espinoza, vendedora.

María Tisoy es una de esas mujeres que antes vendía en el centro. "No tengo para pagar un puesto. Entonces me ubico en un puesto vacío mientras no llega su dueño".

Catia sin proyecto


Más de seis cuadras están ocupadas por buhoneros. Los mismos trabajadores señalan que no han recibido proyectos de la Alcaldía Libertador porque no hay un espacio para reubicarlos. "Estamos claros de que no hay otro lugar para trabajar. Hay un galpón vacío cerca del Periférico de Catia, pero no sabemos si entramos. Supuestamente tenemos permiso para trabajar hasta diciembre", dijo Sonia Villanueva.

Petare con solución a medias


Hace seis meses fue inaugurado por la Alcaldía de Sucre el mercado popular Gloria al Bravo Pueblo. Este centro, que aún no le ha sido entregado a los informales, tiene una capacidad para 714 puestos. El problema, es que en Petare hay más de dos mil. "Esto no soluciona el problema de los buhoneros", afirma Henry Rivera, comerciante informal desde hace 20 años, quien además comentó que tienen permiso de trabajar hasta diciembre.

Sin embargo, Carmen Guatache, otra comerciante informal, afirma que tan sólo tiene dos meses más de permiso. La solución que estos informales proponen es que lo trasladen a un terreno llamado El Fortín, que está a pocas cuadras de la estación del metro de Petare.

PAULIMAR RODRÍGUEZ
EL UNIVERSAL

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