miércoles, 23 de julio de 2008

Economía informal ha aumentado 100% en los últimos cinco años

La economía informal representaría una solución para más del 50 por ciento de la fuerza laboral de la región y según el Banco Central, de cada 10 hombres y mujeres que componen la fuerza de trabajo del país, cinco a seis provienen de este sector Desde un minuto a cualquier operadora, pasando por la película de moda, hasta el repuesto de la lavadora... cualquier cosa se puede conseguir en las aceras y calles de la ciudad, con el vendedor que se aposta en una esquina o el buhonero que sortea los carros para ofrecerle su producto.

En este rinconcito de Venezuela llamado Táchira, como en gran parte de los países del mundo, la economía informal -definida como toda aquella actividad comercial que se realice fuera de los parámetros normales de mercadeo- cada vez toma más auge. Y ya no sólo se vende mercancía, tampoco faltan los ilusionistas y malabaristas que te distraen del estrés de la ciudad entre las luces de cada semáforo a cambio de unas cuantas monedas. Según Edixon Belandria, presidente de la Asociación Civil In-for (de informales a formales), que agrupa a más de 500 personas de la economía informal en el municipio San Cristóbal, la economía informal ha aumentado 100% en el estado durante los últimos cinco años. "En el estado hay no menos de 20 mil personas dedicadas a la economía informal.

Aquí en San Cristóbal más de quinientas trabajan todo el año, pero estas cifras se triplican siempre en el último trimestre del año, llegando a unas dos mil personas en el casco central de la ciudad. Este fenómeno ocurre todos los años porque los empleados de la empresa pública y privada reciben los aguinaldos, y en vista de que a mucho de ellos no les alcanzan estos beneficios para cubrir los gastos decembrinos deciden invertir en mercancía para salir a la calle a aumentar su capital y poder cubrir los gastos de fin de año", señala. ¿Solucionable? Es evidente que no se pueden eliminar de la noche a la mañana estas actividades que representan la única posibilidad de ingresos para aquellas personas excluidas del sistema formal. Por ello, la estrategia debe estar dirigida a imaginar cómo este sector de la economía, sin control de ninguna especie, puede contribuir a sanear el golpeado sistema económico nacional, que muestra los desajustes de una producción insuficiente para abastecer el mercado y una creciente inflación. ---No hay políticas coherentes a nivel nacional ni en los gobiernos regionales ni municipales para insertar en la economía informal dentro del aparato productivo, a pesar de que el sector tiene grandes potencialidades de crecimiento no sólo como parte del sustento familiar sino para el Estado, no sólo por la cantidad de ingresos fiscales que generaríamos si pagáramos impuestos, sino por la cantidad de empleos directos e indirectos que generamos--, destaca este representante gremial, para quien sólo ha faltado voluntad política para dar soluciones concretas al buhonerismo. Razones En este sentido, Belandria destaca que a fin de dar verdaderas respuestas a esta problemática -que cada día se hace más relevante-, es necesario escudriñar las razones que han motivado el crecimiento de la economía informal, no sólo en la región sino a escala nacional. --No se debe ver como un problema social sino como una consecuencia derivada de malas políticas económicas, la deserción escolar y otros factores como el estancamiento del aparato productivo en la región y la falta de empleo, ya que la administración pública no alcanza a cubrir la demanda de empleo y mucho menos la empresa privada. Esto sucede especialmente en una región donde las zonas industriales están paralizadas, en un estado que no es petrolero ni minero, y donde la producción depende de un cada vez más difícil intercambio comercial con Colombia--, argumenta. Belandria comenta que la economía informal es una solución para más del 50 por ciento de la fuerza laboral de la región y que según el Banco Central y especialistas en la materia de cada 10 hombres y mujeres que componen la fuerza de trabajo del país, cinco a seis provienen de la economía informal. "En síntesis esto no es un fenómeno municipal o regional, es una situación de Estado y como tal debe tratarse", acota. Capacitación e infraestructura Para el presidente de In-for la inserción de los vendedores ambulantes en la economía formal se resume en dos palabras inseparables: capacitación e infraestructura Destacó que las entidades gubernamentales hasta ahora no les han dado soluciones concretas y lo único que les han ofrecido son "galpones sin las mínimas condiciones de salubridad y seguridad industrial, y que viéndolo desde el punto de vista comercial no nos resultan rentables por la ubicación geográfica. En el mejor de los casos ofrecen puestos en los mercados cuyo aspecto es deprimente, donde reina el hacinamiento. Si ni siquiera son rentables para el municipio, ¿cómo podemos crecer allí?". --No hay proyectos para trabajar en condiciones de comodidad y confort, porque somos venezolanos de primera, no de segunda. Queremos un lugar donde tengamos la capacidad de atender a nuestros clientes, porqué no, con aire acondicionado, escaleras eléctricas, ascensores. Y no lo pedimos regalado, queremos pagarlo en convenio con la banca y el Estado, con créditos accesibles--, indicó. Resaltó que si se establecieran convenios con la banca multilateral, podríamos hacerse realidad complejos como Niquitao 21 -en el centro de la ciudad- o Terraza Central, que hasta hace dos años ascendía su costo a unos 50 millardos y tendrían capacidad para insertar más de 500 vendedores de la economía informal de San Cristóbal. --La asociación civil en los últimos años ha buscado soluciones pero no ha habido voluntad política para buscar los recursos y darle a la ciudad, más que a los buhoneros, una infraestructura de acuerdo con nuestras expectativas. Lamentablemente la inoperancia y falta de interés de la sociedad han llevado al fracaso de estos proyectos y aparece la solución más fácil y sencilla: arremeter contra nosotros por vía de la fuerza--, aseguró.

Finalmente, señaló que no sólo se trata de proyectos de infraestructura sino de capacitación para crear en una cultura empresarial y sobre todo poder ser competitivos con el comercio formal. "Además de una infraestructura pedimos formación académica para tener estabilidad en el tiempo y en el espacio", puntualizó. Los más interesados Belandria refiere un secreto a voces: "Somos más de cinco millones de personas en el país que no recibimos beneficios laborales y que trabajamos todos los días para sobrevivir una inflación que cada vez está más alta. Nosotros somos los más interesados en salir de las calles y avenidas. Laboramos hasta 14 horas diarias a la intemperie y bajo el atropello y la matraca de los cuerpos de seguridad. ¿A quién le gusta laborar en ese ambiente de trabajo? Pero lo grave es que no salimos de la economía informal por los intereses mezquinos de altos funcionarios que contribuyen a estimular el crecimiento de la economía informal. Si no, para muestra un botón, en diciembre hay buhoneros sobre las aceras y hasta en las avenidas, porqué se permite esto, simplemente porque venden los puestos". ¿Desde cuándo y por qué trabaja en la economía informal? 17 años "Llevo 17 años trabajando como buhonero. Nunca busqué trabajo en una empresa porque así no tengo jefe que me mande, nadie me está regañando, ni me exigen un horario.

Además los que no hemos estudiado no tenemos muchas oportunidades de trabajo, y lo que gano es suficiente para mantener mi familia". José Brito, vendedor de películas. 14 años "Llevo 14 años trabajando. Fue lo que mi mamá me enseñó a hacer para salir adelante. Trabajo en esto porque es propio, pero tampoco me negaría a trabajar en una empresa haciendo cualquier cosa, así sea empacando harina, porque uno está acostumbrado a trabajar. Es difícil, porque a veces se gana y a veces no". Ana Villamizar, vendedora de morcillas.

Toda la vida "Mi mamá me crió aquí. Así que llevo toda la vida. Trabajo en esto porque se gana bien y así puedo sacar mi bachillerato. Porque en otros trabajos está el problema del horario. Pero preferiría estar en un lugar mejor. A futuro me gustaría trabajar en una empresa, llegar a ser hasta jefe o administradora". Leidy Camarón, vendedora de ropa interior. 26 años "Trabajo desde hace 26 años y a mí ya me toca porque a uno no le dan trabajo porque está viejo. Lo que sí me gustaría es que nos dejen trabajar todo el día. Nos dejan salir a las 5 de la tarde y a las 6 ya hay que ir recoger porque es muy peligroso. Y si nos van a ubicar que sea un buen sitio, no como en la Villa que no va nadie". Alcida Garrido, vendedora de ropa.

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