Desde ayudarlos a administrar su dinero hasta lavarlos y abrocharles los zapatos. Estas son las obligaciones que deben asumir todos los días, de lunes a domingo, los 365 días del año, las mujeres que tienen a cargo el cuidado de personas dependientes.
Según el estudio "Mujer y Trabajo", realizado por Comunidad Mujer, alrededor de 707 mil mujeres que tienen a su cuidado a niños que no son sus hijos, adultos mayores, enfermos crónicos y discapacitados. El 58% de estas mujeres se dedica más de 20 horas a la semana a estas labores, una situación que se convierte en un obstáculo para su incorporación parcial o total al mundo del trabajo.
"Si bien el cuidado de los hijos como una barrera para el ingreso de la mujer al mercado laboral ha tenido un enorme avance, surge ahora esta otra barrera de las personas dependientes que no son hijos, sino sobrinos o abuelos", explica Andrea Bentancor, directora de estudios de Comunidad Mujer.
Los datos son claros: entre las mujeres que no tienen a su cargo a personas dependientes, la tasa de desempleo se encuentra en el 37,1%, mientras que entre aquellas que sí cuidan a otros, el desempleo se dispara hasta el 52,1%.
Es decir, en este último segmento existen 105 mil mujeres desempleadas más que entre aquellas que no desempeñan el rol de cuidadoras, una cifra que revela la magnitud del fenómeno.
TERCERA JORNADA
El problema es que además de ser un gran obstáculo para sumarse al mercado laboral, estas mujeres tampoco están preparadas para asumir solas ese rol de cuidadoras. "Yo creo que los familiares que cuidan adultos mayores les tienen afecto, pero en general, no tienen muchos conocimientos de los cuidados que deben proveer. Por lo tanto, su labor no es la más satisfactoria", explica Rosita Kornfeld, directora del programa del adulto mayor de la U. Católica. Esta falta de conocimiento y la soledad en la que realizan su labor gatilla elevados niveles de tensión en estas personas. Un 22% de ellas tiene sensaciones de estrés y 15% de depresión.
OTRA CARA DE LA POBREZA
El problema está arraigado principalmente en los sectores de menores recursos. En los dos quintiles más pobres en las zonas urbanas del país, una de cada cinco mujeres de entre 18 y 65 años está al cuidado de una persona dependiente.
En los sectores de mayores ingresos esta situación es vivida sólo por una de cada 17 mujeres. Una situación que "arriesga su bienestar futuro, ya que en términos previsionales su situación será más precaria, pues son menores sus posibilidades de trabajar a jornada completa en el mercado formal", dice Esperanza Cueto, presidenta de Comunidad Mujer.
Según el organismo, la definición de una política nacional de cuidado de la tercera edad es fundamental para impedir que éste siga siendo el destino obligado de miles de mujeres en Chile.
Para Rosita Kornfeld, una posible solución sería la instalación de "centros de día", como los existentes en países desarrollados como Estados Unidos. "Es espectacular porque el cuidador puede ir a trabajar y pasar a retirar a su familiar en la tarde.
Así tiene gran parte de la atención del día cubierta", explica. La iniciativa se podría financiar con aportes públicos y privados.
LA AMENAZA
Si no se modifican las condiciones actuales, la realidad mostrada por el estudio de Comunidad Mujer amenaza con agudizarse en los próximos años debido al envejecimiento de la población: hay menos niños y jóvenes y los mayores cada vez viven más años. En la actualidad, uno de cada cuatro adultos mayores requiere ayuda de un tercero para realizar acciones tan cotidianas como almorzar o ducharse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario